Para algunas personas su vida se reduce a ser un acusador crónico. Es decir, alguien que echa la culpa a los demás de sus conflictos con el fin de librar cualquier situación.
Seguramente no estás exento de haber convivido con un perfil de este tipo, o lo que en términos psicólogos se llama “síndrome adámico”, término utilizado para describir a quienes culpan todo el tiempo, y el cual tiene su origen en el Génesis; en el hecho de que de Adán vio en Eva a la impulsora de cometer el ‘pecado original’.
Pero no es lo mismo culpar a otro de que no me vaya bien en la vida, a ser el Presidente de la República y depositar en lo externo la mala situación que se vive en materia laboral.
Me refiero a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su afán de relacionar la pérdida de empleos a la subcontratación, los “malos de malolandia”, entre otros.
El año empieza con pérdidas, ¿quién es culpable?
Diciembre cerró con la pérdida de 277,000 empleos, según cifras que dio a conocer el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). El culpable de esta situación – de acuerdo con AMLO- es el esquema de subcontratación que, por otra parte, genera empleo para más de 4 millones de mexicanos.
Ya es una tradición que el mandatario declare sin argumentos. Lo que no queda claro es cómo el presidente de una nación – y su equipo- desconoce fenómenos laborales que son lo mismo aquí o en China.
Para empezar, ni el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ni el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a través de las encuestas que presentan, permiten atribuir la pérdida de empleos a la subcontratación, sino a un fenómeno cíclico en el mercado de trabajo.
Es decir, el crecimiento y decrecimiento del empleo formal obedece (y desde hace años) al siguiente calendario: en septiembre, octubre y noviembre, las empresas contratan personal para hacer frente a la temporada navideña y -en general- temporada más alta de ventas, sobre todo empresas de servicios, como hoteles, restaurantes, centros comerciales, tiendas de autoservicio, etcétera.
Octubre es el mes que más ha crecido en los últimos 10 años con un promedio de crecimiento mensual de 162,000 empleos, cifra correspondiente a más del doble del promedio mensual.
Resulta que los puestos generados en septiembre, octubre y noviembre se dan de baja al terminar la temporada –última semana de diciembre-. Por eso en los últimos 10 años se ha dado para diciembre una disminución de 290,000 empleos perdidos.
¿Quién es el segundo culpable?
Poco tiene que ver la subcontratación con la pérdida de trabajo. Pero, además, el mandatario remata con otro escenario para asegurar que sus decisiones nada tienen que ver con lo que sucede laboralmente hablando. Señala que el cierre de estas contrataciones está relacionado con no pagar aguinaldos.
De entrada, los ciclos de temporada laboral responden a necesidades específicas de cada empresa, de acuerdo con la demanda que generan los bienes, productos y servicios de cada una de ellas. Lo del aguinaldo es otro asunto que en buena medida tiene o debería tener en medición la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y sus representaciones en los estados.
Veamos en cifras este comportamiento del mercado:
Problemas laborales sin resolver
Lo que sucede con el mercado de trabajo tiene muchas aristas. Si se trata de repartir culpas, pues es claro que no se trata de la subcontratación. La política laboral a dos años de mandato ha tenido más bajas que altas, y no estoy aquí para decir que otro presidente lo hubiera hecho mejor.
Lo que considero, y pongo a su juicio, es el hecho de considerar que la precarización laboral es multifactorial, y en ella influyen aspectos como:
- La reforma de pensiones en 2020: ésta no apuntó a incentivar un ahorro, sino que representa un 25% en la carga social, lo que supone un terreno inseguro para los costos de contrataciones y la generación de empleos formales.
- Registra un incremento al salario mínimo no es problema, sin embargo, la última disposición supone un 15% adicional, el cual representa casi seis veces del crecimiento de la inflación de los últimos tres años, hasta situarlo en 141.7 pesos en todo el país y en 213.39 pesos para la frontera norte; decisión que en un momento tan crítico para la economía podría ser un atentado contra la permanencia de las empresas.
- El país recibe 2021 con un nivel máximo registrado de pobreza laboral desde que inició su medición en 2005, aumentando 8.8 puntos porcentuales, al pasar entre el primer y tercer trimestre del año de 35.7 a 44.5 por ciento, de acuerdo con datos del Coneval.
No hay un culpable, hay factores que impactan los objetivos
Si realmente queremos un crecimiento en lo laboral, hay que empezar por ver otros factores que impactan en este objetivo, como tener un estado de derecho, que haya certidumbre jurídica y crecimiento económico para robustecer la inversión en el país, apoyo para las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MyPymes), que suelen ser las más más afectadas -en lo general- y de manera reciente con la pandemia de salud.
Pero sobre todo, hay que entender que no se puede ser Adán culpando a una sola Eva de todo lo que sucede.
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