Ivonne Vargas

Ivonne Vargas

Laberinto Laboral

Lejos quedó la época de la carrera profesional vista como un hecho lineal y de por vida. La mayoría de las personas tendrá, al menos, 12 trabajos a lo largo de su vida.

Por ejemplo, en 2023, 32% de los profesionistas entre 25 y 44 años se planteó cambiar de tareas profesionales. 29% transformó completamente su campo laboral. Y todo indica que los 39 años es la edad promedio para querer generar un cambio, según enlistó el Buró de Estadísticas Laborales, en Estados Unidos, que entrevistó a más de 3,000 personas entre latinos y anglos durante 2023. 

En México, 34% de los empleados quiere mirar otros horizontes laborales, según la consultora EY. Si bien el motivo de cambio se ha enfocado a mejores remuneraciones salariales, mi práctica profesional cotidiana me dice que no todo es dinero.

Muchos colaboradores se sienten desmotivados, ‘asfixiados’ de hacer una misma actividad o de navegar por un mercado o industria que parece ir muy lejana en términos de garantizar una vida con desafíos profesionales.

“Veo las ofertas de trabajo y ofrecen lo que ya no quiero hacer. Mi vida se ha vuelto tan monótona. No sé si elegí bien la empresa donde estoy, lo que hago, pero sí debo cambiar de actividad, a lo mejor buscar entre mis hobbies”, me cuenta una profesionista en mercadotecnia con 49 años. 

El dilema sucede cuando la persona siente no poder más con lo que hace y el rumbo que toma su vida profesional. Hay que tomar el timón de la situación y no delegar la responsabilidad de decidir a otros. Implicará trabajar —realmente hacerlo—  para encontrar y llegar a ése ikigai que permita sentirse en plenitud profesional.  

Primeros pasos para darle un cambio a tu carrera

El aspecto que destaqué con la mercadóloga, como lo comentaría con quien quiere sacudir su vida profesional, es que nadie está exento de esta inquietud.

Pero hay una diferencia entre ser un buscador de cambio profesional que no avanza por su obsesión de tener una transformación rápida y querer hacerlo con perfección, a ser un buscador curioso que mira alternativas habiendo generado una introspección personal. 

Una evaluación de introspección incluye hacer visible, de entrada, las habilidades transferibles, lo que significa que se pueden utilizar en una amplia gama de industrias y áreas funcionales.

Por ejemplo, la de comunicación se valora en todos los roles, lo que la hace una competencia altamente transferibles. Es importante tomarse el tiempo para identificar esas habilidades y cómo pueden conectarse con otras opciones profesionales.

Ya que hiciste visibles las habilidades o skills, hay que pensar en qué opciones se adaptan a valores, intereses y personalidad (lo que se conoce como esquema VIPS, por sus siglas en inglés). 

Hay dos tipos de cuestionarios que puedes aplicar en este momento: uno enfocado a ubicar la motivación de ese cambio, y otras preguntas para identificar tus VIPS.

En el primero caso, empieza la reflexión con preguntas como:

  1. ¿Por qué pienso que necesito una transformación profesional?
  2. ¿Cómo lo hago?
  3. ¿Cuándo?

Esto implica responder las tres A’s, que en inglés son assess, adjust y advance, y que en español significa: evaluar, ajustar, avanzar.

No hay respuestas mejores o peores, lo importante es clarificar ¿por qué quieres un giro? 80% de las veces la persona desconoce las razones, de peso, que lo vinculan a cierta actividad, y se ha dejado ir por lo que escucha y ve en su entorno.

Para identificar tus VIPS, empezando por los intereses (que van cambiando a lo largo de nuestra trayectoria), sugiero estas preguntas: 

  1. ¿En qué actividades enfocas tu atención? ¿qué te atrae de éstas?
  2. ¿Qué temas o causas son importantes para ti?
  3. ¿Cuándo has sido más feliz en la vida? ¿Qué hacías? 
  4. ¿A quién admiras y por qué?

A ello hay que agregar el componente de personalidad, piensa en las características que influyen en tus pensamientos, comportamientos, decisiones y en cómo te relacionas con el mundo. Un trabajo perfecto para una persona puede resultar totalmente incorrecto para otra.

Para reflexionar sobre tu personalidad, pregúntate aspectos como: 

  • ¿Cuánta interacción con los demás necesitas en tu trabajo?
  • ¿Prefieres imaginar posibilidades y ser inventivo, o te gusta manejar asuntos prácticos, detalles y trabajos medibles?
  • ¿Te importa crear un cambio de consciencia en el entorno o no?

Si agregas el componente valor, piensa en aquellos aspectos que resultan clave para tu satisfacción profesional.

Cuando tengas las respuestas a tus VIPS, e identifiques las habilidades que pueden llevarse a otras industrias, empezarán a surgir ideas nuevas de empleo y de carrera.

Es importante explorarlas, conocer esa nueva industria, identificar dónde están tus puntos débiles y fortalezas para esa nueva oportunidad. Incluso, es importante conversar con personas en esa industria o sector para preparar mejor el giro profesional.

«Además, al conocer tus VIPS, estarás impactando varias áreas del cerebro, incluida la corteza prefrontal y el sistema límbico, que trabajan en conjunto cuando nos enfrentamos a una decisión profesional», explica Sydney Ceruto, fundadora de MindLab, un centro de investigación enfocado en neurociencia.

¿Hay una edad adecuada para cambiar de carrera? 

Particularmente entre los 35 y 45 años comienza una etapa de madurez profesional y una intención de querer hacer un giro. Para ese momento, el ‘idealismo’ con el cual se inició la carrera se transforma en ‘realismo’. Esto significa que has aprendido —por las buenas y por las malas— qué amas o detestas de tu profesión; qué tipo de proyectos te entusiasman o frustran, y qué te vincula a cierta(s) empresa(s).

Pero no es regla que en esas edades surja la inquietud, o deba realizarse el cambio, lo que sí es importante considerar es el ‘principio de realidad’.

No es lo mismo replantear un giro hacía algo similar a lo que has venido desempeñando, a levantarte un día y decir “quiero ser músico en una orquesta”, a los 45 o 50 años, y sin conocimiento ni conexiones en este campo.

De entrada, los primeros siete a 10 años de carrera, un cambio de especialidad o área no tiene graves consecuencias; mientras mayor sea la experiencia, hay que valorar qué conocimientos se tienen más afianzados, y que sirvan de trampolín a la transición anhelada.

Incluso, aunque pudiera pensarse que después de los 50 es imposible, porque el mercado laboral penaliza, la realidad es que es un buen momento para capitalizar los skills transferibles y llevarlos a nuevos proyectos, siendo muy consiente de habilidades nuevas que deban desarrollarse. 

Cuán rápido se ejecute un cambio y hacía qué rumbo depende del perfil y tipo de trayectoria. Las evaluaciones para conocer valores, intereses, personalidad, así como un asesor de carrera, no pueden definir ni decirte qué hacer. En cambio, sugieren áreas para una mayor exploración y te brindan un lugar para comenzar la investigación.

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Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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