Ivonne Vargas

Ivonne Vargas

Laberinto Laboral

En 2020, Naciones Unidas señaló que las mujeres podrían perder los avances conseguidos en 50 años si los líderes mundiales obviaban sus circunstancias económicas, agudizadas por la crisis del Covid.

Conocer sus necesidades específicas implica tener una perspectiva de aquello que les preocupa en lo laboral, económico y familiar, pero con más de 3 millones de mujeres desempleadas como producto de la pandemia y 5 millones 700,000 que carecen de acceso a las instituciones de salud, queda claro que en México se pueden perder los avances.

No solo tenemos autoridades poco receptivas, también, en lo individual, en las cuatro paredes de una oficina, se pasan por alto actos que parecen obvios, pero que al no hacer atendidos aceleran la caída en el progreso laboral de la mujer.

Lejos de empantanarme en aspectos de la brecha salarial y de oportunidades, que aún existen, me centraré en actos más pequeños.

  • ¿Has tenido en los últimos cinco años una conversación de carrera con mentores y con una red de apoyo para crecer en  el ámbito profesional? Solo una de cada cinco colaboradoras en México mantiene pláticas sobre cómo desarrollarse en un proyecto y, a la par, llevar su vida familia, de acuerdo con datos de Right Management, firma de ManpowerGroup.
  • ¿Tienes claridad sobre cómo tus habilidades contribuyen en la empresa? Únicamente 42% de las mujeres en el país lo sabe.
  • Una de cada tres mujeres pedirá que le reduzcan sus horas de trabajo para cubrir con las responsabilidades del manejo del hogar, señala el informe ‘Mujeres en el lugar de Trabajo’ de McKinsey. Esto a cambio de una percepción salarial menor. ¿Te suena común?

Esta columna no va, ahora, de sacar de la ecuación a los hombres, sino de que aprendamos prácticas para erradicar la violencia laboral y, por consiguiente, económica. Un primer paso es entender qué impulsa esa sensación de querer renunciar.

Más vale renunciar que ser juzgada

A una de cada siete mujeres les preocupa ser juzgadas por cómo han atendido a su familia en periodo de pandemia. Les agobia cómo las mira la sociedad, su entorno, los lugares de trabajo.

Parece una cifra “pequeña”, si colocamos la lupa en cómo ese sentimiento atrapa a mujeres en todo el mundo, tenemos que en ellas aumenta 1.5% las probabilidades de pensar en frenar su carrera laboral o en abandonar la fuerza laboral.

No descubro el hilo negro, se sabe que la mujer se siente imposibilitada para balancear los compromisos laborales y de vida personal.

Sí me resulta alarmante pasar por alto que el incremento en los niveles de ansiedad y la sobrecarga emocional para esta población se está traduciendo en la siguiente elección: renuncio a mí desarrollo, lo pongo en pausa, para hacer lo demás. O bien, prefieren elegir opciones laborales informales para cumplir lo que su rol o las responsabilidades en el hogar demandan.

La violencia laboral no solo es acoso

Me preocupa porque implicaría que aunque la salud mental y el bienestar es prioridad, de manera particular en la crisis de salud, en el mercado laboral se continua operando por etiquetas de género, como que las mujeres deben tener estándares de desempeño diferentes, que son más aptas para estudiar ciertas carreras, que son mejores en ciertas habilidades (como comunicar). Pareciera que están destinadas a aceptar cierto futuro laboral y es agobiante que los estereotipos a estas alturas sigan.

Tenemos que reconocer que la violencia laboral no solo es acoso, es también negar la oportunidad de que una profesional crezca.

De acuerdo con estimaciones internacionales, hasta 2 millones de mujeres están considerando renunciar a su experiencia laboral, en buena medida, por el incremento en tareas domésticas, cuidado de los niños, y el hecho de estar sobre ofertadas en las industrias con mayor impacto por la pandemia, señala el Centro de Estudios para el Empleo Formal.  

Para México, en 2020 se ha tenido la caída más grave de la tasa de participación laboral femenina, con 35.3%, en comparación de 61.1% para los hombres; alcanzando en septiembre 40.2%, a diferencia de 72.7% que se logró recuperar para ellos.

En enero de 2021, se registraron 5.7 millones de mujeres sin empleo y escazas posibilidades para conseguir uno, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Asimismo, para los sectores de servicios, que fueron lo más impactados, se registró 65% de mujeres en riesgo laboral alto, por 44% de la población masculina en esta situación.

El resumen, es que bajo este escenario, la equidad de género en el trabajo que, de por sí ya un desafío, hoy es un tema seriamente dañado y puede ir en detrimento. La pandemia se va a terminar, pero si hoy no prestamos atención a esos escenarios que obligan a la mujer a dejar su empresa por falta de políticas de apoyo, entonces simplemente terminaremos con menos mujeres en el liderazgo, y en camino de no ser ejemplo para otras niñas en el futuro.

Uno de los mayores retos para las empresas es tener una mirada más cercana a los retos que viven las mujeres, entre estos, el tener la oportunidad de contar con un mentor para impulsar sus carreras; recibir ayuda para integrarse a redes de apoyo entre mujeres, y capacitarse en áreas laborales con una mejor salida laboral, lo que representa un aprendizaje que las organizaciones deben impulsar en estos momentos.

A su vez, necesitamos dejar en claro, pero de manera práctica, no teorizando este tema, cómo influyen los estereotipos y esa ausencia de referentes femeninos. Desde pequeños, tanto niñas como niños necesitan modelos de mujeres para entender sus aportaciones, cómo han logrado salir adelante, tener una educación más enfocada a reconocer y también a entender que sin libertad para elegir y armarse un camino propio, las mujeres pueden seguir siendo violentadas con cosas, insisto, que parecen menores pero no lo son.

México tiene sus propios retos: si no implementa los principios básicos de inclusión en su agenda gubernamental, y mantiene su tendencia actual en el mercado laboral para las mujeres, el PIB en 2030 sólo será 5% mayor. Hay que incorporar a 8.2 millones de mujeres a la Población Económicamente Activa (PEA), para alcanzar un PIB 15% por encima de 2020.

Queda claro que el mandatario, Andrés Manuel López, diría que estas cifras atentan contra su campaña. En lo que insisto es en que no es permisible, y sí generan un retroceso, considerar menor que un jefe pretenda hacer creer a una mejor que no sabe lo que haces, mucho menos que debe ganar menos por tener tiempo para organizar tareas en casa, ni tampoco que en capital humano continúen etiquetas como: este puesto sirve o no para una mujer. Son micro agresiones y punto.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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