Ivonne Vargas

Ivonne Vargas

Laberinto Laboral

Si más de una vez has postergado una tarea de la oficina para, por ejemplo, hablar a un amigo y decir que necesitas trabajo, o preparar una presentación para un posible cliente, serían un tanto injusto describirte como flojo (a). 

Al final, requiere esfuerzo revisar tus contactos, explicar la necesidad del cambio, buscar entrevistas, etcétera. No es mala gestión del tiempo. Es procrastinar.

Si postergar no es malo, ¿por qué se critica? 

Hace algunos días comentaba con una reclutadora que algunos empleados se perciben a sí mismos como dispersos y cansados del teletrabajo. Ella mencionó «si la gente no sabe organizarse en presencial, menos lo hacen en casa”. Procrastinar se asocia a la desidia, a la desorganización y por ello tienen una connotación negativa. Sin embargo, no siempre es así.    

Su punto de vista me hizo revisar un ángulo que hoy exploran algunos asesores y psicólogos laborales, enfocado en que postergar es una reacción que nos alerta sobre una tarea que no debes continuar —casi que— por salud.   

“Esforzarse, a veces al grado de enfermarse por terminar algo, es hacerse daño a uno mismo, y muchas veces ni siquiera ejerces un talento natural”, opina Piers Steel, un profesor de psicología de la Universidad de Calgary, cuya obra exploré a propósito de mi formación en psicología positiva. Es autor de «The Procrastination Equation».

El origen de esta palabra, incluso, se deriva también del griego akrasia, que significa hacer algo en contra de nuestro propio juicio, por lo que es importante identificar ¿porqué se posterga?, ¿existe en esa demora un estado emocional?

¿Hay un área de oportunidad?

La respuesta en corto es sí.

Steel explica en su obra que procrastinar no es un defecto del carácter (evita martirizarte pensando que eres el más flojo). Tampoco es una pésima maldición porque tienes problemas para administrar el tiempo. 

Puede ser —desde la perspectiva psicológica— una manera de sobrellevar o defenderse de un estado de ánimo negativo ante cierta tarea: aburrimiento, inseguridad, ansiedad de pensar que no eres perfecto en lo que haces,  resentimiento, costumbre

Rosalinda Ballesteros, directora del Instituto de Ciencias de la Felicidad, y colega en este espacio, señala sobre el hecho de procastinar: “hay un agotamiento del ego, es decir, se experimenta un cansancio extremo al realizar una tarea”.

Psicólogos refieren sobre este concepto que los seres humanos tienen ciertas dosis de energía para realizar tareas. Aquellas que resultan cansadas por aburridas, que requieren un agotamiento superior, o para los cuales no se tiene herramientas, se irán al ámbito de procrastinar.  

La procrastinación no es un problema de flojera, incluso, ni de gestión de tiempo. “Es un tema de emociones y de no saber qué hacer ante lo que detestamos”, dice Oswaldo Vicenté, coach certificado y especialista en gestión del cambio. 

¿Por qué hablar de este tema en el mes que celebramos a las mamás? Lo considero una buena opción para reflexionar sobre las actividades que nos agobian, nos roban energía y pueden exacerbar la angustia y el estrés, en un momento donde no requerimos eso. En todo caso necesitamos enfocar nuestra energía y trabajo a realinear nuestro trabajo con lo que en verdad nos representa pasión, habilidad, valores, intereses. 

El alivio temporal que sentimos cuando procrastinamos es lo que hace realmente muy vicioso el círculo. Para romper con este esquema y aprovechar a nuestro favor el tiempo postergado, estas son algunas recomendaciones de Oswaldo Vicenté:

  1. Identifica el patrón de conducta que activa tu procrastinación y haz una estrategia en torno a ello. Observa tu rutina, percibe en qué momentos postergas y por qué. Lo importante es identificar las tareas que dan más placer y aquellas que te agobian.
  2. Medita, sí, ya has escuchado de esto, lo repito porque es una actividad que permite centrarte en ti. Si tienes un momento para ganar conciencia sobre lo que es importante, el presente, tu cerebro actúa de manera automática en favor de realizar nuevas tareas. 
  3. Haz una sola cosa a la vez, y ahí que iré en contra del concepto tan avalado de multitareas. Para que haya desarrollo profesional y personal necesitas claridad sobre qué disfrutas realmente y hacer, y por qué. Lo multitask no favorece esta forma de actuar. 

A su vez, no te martirices por procrastinar.  Si ya has postergado muchas veces una tarea, mejor piensa que tras esa resistencia vas a terminar una actividad. Por cierto, espero que no procrastines leer toda la columna.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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