Rosalinda Ballesteros

Rosalinda Ballesteros

La Ciencia de la Felicidad

Una pregunta que nos hacemos los habitantes de Monterrey, particularmente quienes nos ocupamos del bienestar propio y de los demás, es ¿cómo se puede ser feliz en pleno calentamiento global, con temperaturas superiores a los 40 grados centígrados?

Y no falta regio que añada: “y trágate esta, bato: ¡sin agua!”

Está demostrado de muchas maneras que, en las poblaciones donde el calor es extremo, el estado de ánimo se descompone y la gente suele ser más agresiva. Las olas de calor provocan un aumento en las muertes violentas en cualquier país del mundo, los conflictos sociales se agudizan, se genera apatía por ayudar a los demás y disminuyen las ganas de trabajar.

Es un fenómeno que se está viviendo en el mundo entero, en estos meses en el hemisferio norte, no solo en Nuevo León.

Las cifras de muertes por golpes de calor que nos llegan de Europa o de Estados Unidos se agravan en países con menor desarrollo como el nuestro, donde las temperaturas son más elevadas y las condiciones de igualdad son distintas: hay desnutrición, falta de agua potable y de servicios médicos, los golpes de calor se vuelven mortales. 

La grave falta de educación general y emocional, en particular, hace que la canícula nos obnubile e impida que ofrezcamos lo mejor de nosotros mismos.

Las olas de calor afectan los ciclos de sueño, lo que a su vez aumenta nuestra irritabilidad; nos dificultan la concentración y desmotiva; generan estrés, ansiedad y malestar general. Pueden incluso alterar nuestro interés por cuidar de los demás, como tener comportamientos de compasión. 

Pruebas estandarizadas y controladas por científicos, en diversos experimentos, han demostrado que el calor aumenta la fatiga y esto hace que no queramos involucrarnos en los problemas o situaciones de los otros.

Los habitantes de países tropicales tenemos fama de irascibles, y se responsabiliza precisamente al calor de esta situación. Pocos pueden tomar decisiones serenamente a más 40 grados. Lo paradójico es que muchas de las decisiones de políticas públicas que nos han llevado a esta situación se tomaron en habitaciones bien aclimatadas.

Hemos sobrepoblado el planeta y particularmente regiones (Nuevo León es el ejemplo de moda) que requieren recursos naturales, como agua, por encima de los que producen. No hay agua y las temperaturas siempre han sido altas y/o extremosas.

¿Qué podemos hacer para mantenernos en buen estado de ánimo, con calma y hasta aspirar a ser felices con el clima en contra? En primer lugar, ser conscientes que nuestro estado de ánimo puede estar siendo afectado por las altas temperaturas. Hay que serenarnos y atendernos: hidrátate y aliméntate correctamente (lo siento, evita el alcohol, pues produce el efecto contrario), consume frutas, verduras y platos fríos; cuida las horas y horarios de sueño; procura no trabajar ni ejercitarte en las horas de mayor calor.

Analiza lo que sientes y contrólalo, tampoco es tan malo. Los habitantes de países tropicales también solemos ser los más alegres. Regresa a ayudar a los demás y preocuparte por ellos. Recuerda que, las olas de calor son un fenómeno que sucede desde siempre. 

Sin embargo, si quieres ser plenamente feliz, hay que cuidar el planeta. No debemos dejar pasar por alto que estas situaciones sucedían cada 50 años, y ahora se repiten cada década. Eso sí es calentamiento global. 

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Jonás Cortés / Business Insider México

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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