Rosalinda Ballesteros

Rosalinda Ballesteros

La Ciencia de la Felicidad

Cuando las cosas no van bien, lo peor que puede ocurrir es entrar en pánico, enojo, tristeza o abatirnos sin luchar, cuando lo que necesitamos es optimismo, esperanza o confianza en las personas. En otras palabras: resiliencia.

Hablo de la capacidad de sobreponernos a la adversidad, de recuperarnos de situaciones que podemos cambiar.

Los pensamientos y actitudes positivas son la única forma de superar desafíos que parecen superarnos. Cuando dejamos que nos invadan las emociones negativas, será muy difícil salir adelante.

La resiliencia debe ejercitarse

La resiliencia es una capacidad humana que se puede y se debe ejercitar; más vale anticiparnos, antes que la realidad nos obligue a fortalecernos.

Son conocidas miles de historias de personas y organizaciones que han logrado crecer luego de aprender grandes lecciones que nos da la vida sin decir “agua va”.

Desde el hijo del millonario que despilfarra el dinero sin ningún respeto por el trabajo, la salud o el bienestar de su familia, hasta la historia de organizaciones que no supieron hacer un buen plan de negocios, administrar sus gastos o tratar bien a su gente.

Sin embargo, en medio de las dificultades se aprende y corrige, y difícilmente les vuelve a pasar. Eso es la resiliencia aprendida en carne propia, pero también nos podemos entrenar en ella para tratar de evitar que nuestra recuperación tarde demasiado o, peor, que nunca suceda.

Para las personas, un ejemplo clásico es aprender a respirar y guardar la calma cuando nos estamos enojando. 

Todos sabemos que “se dice” que contar hasta 10, pero más que eso hay que reconfigurar los pensamientos. La Universidad de Pennsylvania tiene patentado un método de Resiliencia que su autora Karen Reivich ha publicado ampliamente. Es algo que está comprobado científicamente por los estudios de la psiquiatría y la psicología. Nuestros pensamientos cambian cómo vemos el mundo. 

Cada oportunidad que se nos presenta es relevante. Las pequeñas cosas del día a día son un gimnasio para las grandes dificultades. Si no tenemos ese hábito, nos vamos a paralizar cuando encaremos un verdadero reto; nos vamos a derrotar anticipadamente o cometeremos muchos errores llevados por la ira o el miedo, por no entender nuestras respuestas inmediatas.

En las organizaciones pasa lo mismo. Pueden tenerse diseñadas muchas políticas de buenas prácticas que se rompen con pequeñas acciones que se suponen no causan grandes daños, pero esas violaciones insignificantes generan una rutina que se convierte en una bola de nieve que destruye la cultura de la organización.

4 recomendaciones para ejercitarla resiliencia

Te ofrezco algunas recomendaciones que damos a los profesionales del bienestar que debes tratar de practicar en cualquier oportunidad.

No esperes a que el momento te rebase, considera que te estás anticipando a esa posibilidad.

1. ¿Te sientes cansado o te estás enfermando con facilidad? Necesitas resiliencia física

Mejora tus hábitos para dormir, crea un ritual de relajación para ir a la cama.

En la organización, si los colaboradores muestran signos de cansancio (comenten errores, trabajan muchas horas con poca productividad) es indispensable revisar rutinas, horarios y horas de descanso. Una persona con energía es mucho más productiva.

2. ¿Te cuesta poner atención, captar las señales de tu entorno, del mercado? Necesitas resiliencia cognitiva.

Haz ejercicios de relajación, como la respiración 4/4/4. Tomas aire en cuatro tiempos, lo sostienes en tus pulmones en cuatro tiempos y lo sueltas en cuatro. Repite cuatro veces. 

Es muy útil en situaciones de alto nivel de demanda.

Hay empresas que introducen espacios para realizar este tipo de prácticas.

3. ¿Tiendes a ser catastrófico? Necesitas resiliencia emocional.

Un buen mecanismo para combatir esta actitud tan natural del ser humano es que, ante un acontecimiento difícil, evites sacar conclusiones negativas de lo que va a ocurrir y mejor te concentres en hallar soluciones y ponerlas en acción.

Clásico es que cuando ocurre un accidente donde hay heridos, algún acompañante se paraliza pensando que su amigo “se va a morir”, en lugar de pedir una ambulancia o llevarlo al hospital.

En las organizaciones, suele recortar gastos empezando por el personal, sin analizar qué talento recortan, sin analizar si se le puede asignar una tarea más rentable y productiva o si ese es el gasto que está dañando la operación. Aquí debes introducir preguntas que contradigan tus pensamientos, o la frase “esto no es cierto por…”

4. Un último consejo es ponerte en los zapatos del otro o la otra. 

Cuando enfrentas un problema, analízalo como si fueras alguien que admiras por la forma en que encara estos problemas.

¿Qué haría aquel amigo, aquel jefe o aquel CEO que tanto admiras o, como en mi caso, Nelson Mandela?

Es muy útil observar desde varios ángulos antes de actuar. Esto te permite salirte de tu propio pensamiento y encontrar rutas de acción.

Son ejercicios que te ayudarán a construir resiliencia y el inicio de un nuevo año es buen momento para construir un hábito. Muchas felicidades.

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Para que todo vaya bien, resiliencia

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