• Cambiar una dieta poco saludable por una saludable en la mediana edad podría añadir 10 años a la esperanza de vida de una persona.
  • Un estudio encontró que comer muchos cereales integrales, nueces y frutas podría marcar la mayor diferencia.
  • Cuanto mayor sea el cambio en la dieta, mayores serán las ganancias en la esperanza de vida.
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Cambiar de una dieta poco saludable a una nutritiva en la mediana edad puede añadir casi 10 años de esperanza de vida de una persona, sugirió un nuevo estudio.

La investigación, publicada este lunes en Nature Food, se basó en un modelo para estimar cómo los cambios en el estilo de vida podrían afectar la esperanza de vida de una persona.

Utilizó datos de 467,354 participantes del Biobanco del Reino Unido. Esta es una base de datos biomédica a gran escala, además de un recurso de investigación que contiene datos genéticos y de salud sobre medio millón de participantes del Reino Unido.

El modelo encontró que las personas de 40 años que cambiaron su dieta poco saludable por una asociada a la longevidad podrían agregar 10 años a su esperanza de vida. El cambio se asoció con 10.8 años adicionales para las mujeres y 10.4 años para los hombres.

Al mismo tiempo, pasar de una dieta normal (en lugar de una explícitamente poco saludable) a una asociada a la longevidad se relacionó con un aumento de la esperanza de vida de 3.1 años para las mujeres de 40 años; y aumentó ligeramente a 3.4 años para los hombres. 

Hacer los mismos cambios en la dieta a los 70 años se asoció con un aumento de la esperanza de vida de aproximadamente cinco años.

“El aumento de la esperanza de vida es menor cuanto mayor es el retraso en el inicio de las mejoras dietéticas. Sin embargo, incluso para aquellos que inician el cambio en la dieta a los 70 años, el aumento de la esperanza de vida es aproximadamente la mitad de lo logrado por los adultos de 40 años”, escribieron los autores.

No obstante, en general encontraron que cuanto mayores eran los cambios hacia una dieta saludable, mayores eran las ganancias esperadas en la esperanza de vida.

Los cereales integrales, las nueces y las frutas se asociaron con los mayores aumentos en la esperanza de vida

Los investigadores de la Universidad de Bergen, Noruega, y la Universidad de Glasgow, Escocia, descubrieron que los cereales integrales, las nueces y las frutas parecían marcar la mayor diferencia positiva en la esperanza de vida. 

De acuerdo con el estudio, los alimentos que estaban más estrechamente relacionados con la mortalidad fueron las bebidas azucaradas y la carne procesada.

El análisis de los investigadores también explicó que una dieta asociada con la longevidad consistía en una ingesta alta de leche, lácteos, nueces y legumbres.

Asimismo, contempla una ingesta moderada de cereales integrales, frutas, pescado y carne blanca. Los alimentos que deben consumirse poco son huevos, carnes rojas, bebidas azucaradas, cereales refinados y carne procesada.

La dieta mediterránea parece la más nutritiva

La dieta anterior tiene similitudes con mediterránea. Esta es considerada ampliamente como una da las maneras más saludables de comer. Enfatiza los cereales integrales, las proteínas magras, las frutas, verduras y grasas saludables.

Al mismo tiempo, limita los alimentos procesados, así como los azucarados y fritos.

El patrón dietético poco saludable —que estaba más estrechamente asociada con morir antes— contenía cantidades limitadas o nulas de cereales integrales, verduras, frutas, nueces, legumbres, pescado, leche, lácteos y carne blanca.

En contraste, en esta dieta se consumen cantidades sustanciales de carne procesada, huevos, productos refinados, cereales y bebidas azucaradas.

Hay que promover una dieta equilibrada a cualquier edad

Los autores reconocieron que su estudio mostró una correlación, no una causalidad, entre una dieta saludable y una esperanza de vida más larga. 

Sin embargo, ajustaron su modelo para tratar de evitar que factores como el tabaquismo y el nivel socioeconómico sesgaran los resultados. Tampoco consideraron la posibilidad de que los patrones dietéticos fluctuaran con el tiempo.

Una limitación adicional fue que el Biobanco del Reino Unido no mide el consumo de arroz de los participantes. Según el estudio, esto era particularmente importante para muchos grupos de inmigrantes.

El profesor Gunter Kuhnle, científico nutricional de la Universidad de Reading, Inglaterra, que no participó en la investigación, dijo a Business Insider: “Los hallazgos están en consonancia con la evidencia conocida sobre los tipos de dietas que conducen a vidas más largas y saludables en individuos”.

“También cabe señalar que una población modelada es muy diferente de una real. Aunque es técnicamente posible, y también sensato, que una persona de 40 años cambie décadas de dieta poco saludable a una nutrición sensata y equilibrada, puede ser difícil hacerlo”. 

“Este artículo proporciona evidencia adicional de por qué es bueno para nosotros promover una dieta sana y equilibrada en cada etapa de la vida”, añadió.

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