• Hady Mendez fue responsable de igualdad en una importante empresa tecnológica y ahora habla de lo que ve en la generación Z.
  • Dice que la generación X siempre ha temido exigir mejores oportunidad debido a que piensan que sus carreras pueden fracasar, pero la generación Z está cambiando lo establecido.
  • La generación Z exige lo que necesita y quiere. Crean y difunden notas y peticiones por toda la empresa para implicar a los altos directivos en debates significativos sobre temas que les preocupan.
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Soy de la generación X pero, sinceramente, a veces desearía no serlo. Admiro a la generación Z porque está luchando para levantar su voz en temas de trabajo.

Me encantaba ir creciendo, ser ingeniosa e independiente y escuchando a Madonna y Meatloaf mientras llevaba mis jeans y playeras de Benetton. Es solo que la generación Z tiene mucho más a su favor. Son un grupo de jóvenes que luchan y están haciendo muchas cosas bien.

Como antigua responsable de igualdad en una importante empresa tecnológica, líder de un grupo de recursos para empleados por más de 20 años y gestora de personas que supervisa a varias generaciones de empleados, creo que la generación Z está acertando en muchos niveles, y estoy escribiendo porque lo reconozco.

A la generación Z le importa el compromiso de una empresa con la estrategia DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión), hasta el punto de que están decidiendo dónde trabajar en función de estas oportunidades.

En cambio, mi generación siempre se ha guiado más por otros factores como los títulos, el dinero y la percepción de estabilidad. Esto provocó que muchos de mis antiguos compañeros y yo optamos por puestos que prometían progreso profesional, aumentos salariales significativos y el prestigio de trabajar con empresas de primer nivel. 

Echando la vista atrás, creo que perseguíamos una falsa sensación de seguridad.

Mi generación siempre tiene miedo de hacer enojar a la persona equivocada

El miedo nos silenció cuando deberíamos haber sido más francos sobre las desigualdades en el lugar de trabajo; las prácticas injustas, los comportamientos sesgados y las culturas empresariales tóxicas. La generación Z, en cambio, no tiene miedo de decir lo que hay que decir en compañía de quienquiera que esté escuchando. 

Para ellos, hacer lo correcto es la prioridad.

A modo de ejemplo, en una ocasión un alto cargo me hizo insinuaciones no deseadas y me sentí muy incómoda. Sin embargo, tras consultarlo con un compañero, decidí no elevarlo por miedo a las repercusiones en mi carrera profesional. En aquel momento, estuvimos de acuerdo en que agravar la situación podría dañar mi reputación o el deseo de la gente de trabajar conmigo, así que opté por guardar silencio.

Creo que ahora haría las cosas de otra manera si se diera la misma situación. Ahora que tengo más experiencia y comprendo mejor la dinámica del lugar de trabajo, que constantemente está cambiando; veo que sería un error permitir que este comportamiento no se controlara.

Nuestra prioridad siempre ha sido pasar desapercibidos

Como latina de primera generación y mujer de color en espacios corporativos, intenté llamar la atención lo menos posible sobre el hecho de que procedía de un entorno diferente.

Al principio de mi carrera no parecía que fuera muy ventajoso mencionarlo y, desde luego, no me sentía segura para hacerlo. Llamar la atención sobre ese aspecto de mi identidad me parecía arriesgado, ya que podía influir negativamente en la forma en que me trataban o me percibían mis jefes y compañeros de trabajo.

Hoy en día, cuando me identifico como latina de primera generación, puedo disfrutar de las ventajas de construir una comunidad y atraer aliados que apoyen mi trabajo y mi progreso.

Me siento segura al reconocer abiertamente mi herencia latina, ya que la cultura laboral actual fomenta la autenticidad. Tanto los Milennials como la generación Z merecen un reconocimiento por remodelar los entornos de trabajo porque han sido los que más han defendido que las personas acepten su autonomía en el trabajo y fuera de él.

La generación X no quiere enfrentar las conversaciones difíciles

No les exigimos tanto a nuestros líderes porque siempre ha sido más fácil —y seguro— centrarse en una tarea u objetivo compartido. Esta es una oportunidad perdida. La generación X permitió que las empresas y los directivos se aprovecharan, al no exigirles más responsabilidades.

La generación Z exige lo que necesita y quiere. En mi experiencia, les he visto crear y difundir notas y peticiones por toda la empresa para implicar a los altos directivos en debates significativos sobre temas que les preocupan.

Sacan a relucir valores en el trabajo que algunos podrían considerar que no tienen nada que ver con los objetivos empresariales, pero son trascendentales. Cuando se anuló el caso Roe contra Wade, el litigio judicial que marcó la protección de los derechos reproductivos de las mujeres en Estados Unidos, vi muchos llamamientos para que la empresa defendiera a los empleados y los derechos de las mujeres. 

En principio, esto no tenía nada que ver con nuestro trabajo en esta empresa tecnológica, pero la generación Z y los millennials exigieron que la empresa no permaneciera en silencio. «Debemos defender abiertamente y con valentía los derechos de las mujeres», insistieron.

Lo que calló la Gen X

Cuando el Tribunal Supremo de Estados Unidos anuló la protección del derecho al aborto en junio de 2022, me encontré en una «llamada de emergencia» del grupo de recursos para empleados, escuchando a otras mujeres llorar y compartir su rabia y sus miedos por lo que estaba ocurriendo en nuestro país. 

Nunca olvidaré lo que sentí porque no me tocó estar en un espacio de trabajo tan seguro y enriquecedor cuando empecé a trabajar.

Llegué a apreciar estos cambios en el entorno laboral. La generación Z aprovecha con valentía las redes sociales para dejar testimonio de sus despidos tecnológicos, y poner en hashtags lo que nosotros no pudimos, como las #RenunciasSilenciosas y #ActuarSegúnTuSalario. 

Mi generación no tenía estas plataformas y tampoco nos sentimos cómodos hablando abiertamente sobre estos temas.

Una nueva era para todas las generaciones

Francamente, nos hacían sentir vergüenza y pudor si nos despedían, nos saltaban para un ascenso o nos decían que no trabajábamos lo suficiente. Agradezco a la nueva generación que haya replanteado estos temas. 

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