• Karla Wheelock fue la primera mujer iberoamericana en alcanzar la cima de las siete montañas más altas del mundo, incluyendo el Monte Everest.
  • Además de ser alpinista, la mexicana es emprendedora social, conferencista, autora y consultora. En sus capacitaciones a empresas no puede evitar hacer analogías con la montaña.
  • En entrevista con Business Insider México, Wheelock compartió tres lecciones de liderazgo que aprendió tras escalar la montaña más alta del mundo.
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El amor por el deporte, la naturaleza y los retos guiaron a Karla Wheelock al alpinismo, aunque cuando comenzó a escalar sus primeras montañas, ella no se consideraba como una atleta de alto rendimiento.

Para la nacida en Saltillo, Coahuila, era más como un pasatiempo, ya que continuaba enfocada en terminar la Licenciatura en Derecho. Los estudios eran muy importantes para su familia, que siempre le dijo que tenía que prepararse para la vida.

Tras graduarse, Wheelock trabajó en el sector privado y público, incluyendo la Secretaría de Economía. Eran principios de la década de 1990 y en aquella época comenzó a surgir la estandarización de calidad en las empresas, como el ISO 9000.

Al mismo tiempo, la mexicana aprendió que el alpinismo es un deporte que requiere preparación, conocimiento, técnica y un equipo especializado. Sus ascensos a montañas aumentaron y tuvo que decidir si seguir por el camino tradicional o luchar por su pasión.

“Tuve que tomar una decisión entre seguir trabajando, generando los ingreso que tenía y, como yo siempre digo, haciendo lo que todo el mundo me decía que era el éxito; u optar por lo que realmente amaba y que demandaba mayor atención”, dijo en entrevista con Business Insider México.

“En ese momento empezó mi carrera en el alto rendimiento. Cuando realmente enfoco ocho horas diarias para entrenar, nutrirme, estar en el gimnasio y conseguir los recursos para estar al 100% con mi vida de montaña”, agregó.

Karla Wheelock convirtió el alpinismo en una profesión rentable

Después de renunciar a su trabajo de tiempo completo, Karla Wheelock se dio cuenta de que tenía que encontrar una manera de generar recursos para continuar escalando montañas.

Independientemente, comenzó a hacer auditorías y organizar cursos con empresas. Al pasar la mayor parte de su tiempo entrenando para la montaña, inevitablemente comenzó a encontrar similitudes entre su deporte y el ámbito empresarial.

“Para mí era el proceso de calidad que se implementaba en las empresas haciendo analogías con lo que yo estaba viviendo y experimentando en la montaña”, explicó.

“Como descubría ese trabajo en equipo, la mejora continúa, llevar registros, cuidar las herramienta; yo lo trasladaba de la montaña a las empresas y viceversa”.

Poder conectar ambos mundos permitió que la mexicana consiguiera patrocinadores que se sentían directamente involucrados con sus aventuras.

“En esas capacitaciones con las empresas, a cambio de un financiamiento yo podía aportar algo a los trabajadores que, de alguna manera, les sirviera”, afirmó. “No solo para incentivarlos y motivarlos, sino también para entender la importancia de lo que cada quien estaba haciendo en el día a día”.

Hoy, Karla Wheelock es conocida como porque fue la primera mujer iberoamericana en alcanzar la cima de las siete montañas más altas del mundo, un reto que también se conoce como el Seven Summit o el Explorers Grand Slam.

El Monte Everest —que con una altura de 8,848 metros es la cima más alta del planeta— forma parte de la lista, y la alpinista también la conquistó en múltiples ocasiones. En 1999 incluso fue la primera latinoamericana en escalarla por la vertiente norte.

La montaña es la “gran maestra” de la mexicana, pues le ha enseñado múltiples lecciones en diferentes momentos de su vida. Wheelock compartió tres de ellas relacionadas con el liderazgo y que aprendió tras escalar el Everest.

1.- Hay que actuar de acuerdo con lo que es mejor para el equipo

Al subir al Monte Everest es común que las personas lo hagan en grupos o cordadas, lo que significa que todos los alpinistas van sujetos por la misma cuerda. Esto refuerza la seguridad de todos los integrantes y les permite llevar un ritmo.

Sin embargo, también demanda que todos se preparen con la misma intensidad para evitar errores que pueden resultar fatales.

“Ir encordados te compromete a avanzar no solo por ti, sino porque tú avanzas y permites que el que viene atrás de ti avance”, explicó Karla Wheelock. “El que va adelante va marcando la pauta para que los demás tengan un ritmo y les dé seguridad”.

“Ir encordados te compromete a hacer bien las cosas, porque si tú te equivocas, causas un impacto negativo en los demás”, reiteró. “Decirlo es bien fácil, pero cuando vas amarrado a un desconocido y no sabes si se va a tropezar y te va a llevar, tienes que estar alerta. No solo por ti, sino también por él”.

De acuerdo con la mexicana, escalar montañas permite entender lo que verdaderamente es el trabajo en equipo y que siempre se tiene que hacer lo mejor para sus integrantes.

Por ejemplo, ella se preparó para escalar el Everest sin la necesidad de oxígeno adicional en la “Zona de la Muerte”, que es cuando se supera los 7,500 metros de altura y el ser humano ya no puede aclimatarse.

No obstante, a finales de la década de 1990 no habían muchas mujeres alpinistas, por lo que escalar sin oxígeno solo se veía como una opción para los “hombres fuertes”.

“Sí utilicé oxígeno después de los 8,500 metros por seguridad. Yo lo que quería era intentarlo y lo hice, aunque me preparé para hacerlo sin oxígeno. Tanto en 1998 como en 1999, el guía de la expedición decidió que no quería arriesgar al equipo por mí”, contó.

En la montaña y en el ámbito laboral, aceptar una indicación de este tipo puede resultar doloroso para el orgullo, pero al final se debe recordar que todo el equipo va “encordado” por un mismo objetivo.

2.- Para romper el techo de cristal hay que complementar lo masculino con lo femenino

Aunque ha roto múltiples récords históricos en el alpinismo, Karla Wheelock todavía se ha topado con múltiples comentarios misóginos cuando da capacitaciones a empresas.

“Un equipo de futbol me contrató para dar una plática. El director técnico dijo: ‘Hoy va a estar una alpinista, subió el Everest y es mujer’”, recordó.

“En otra empresa, una de las ejecutivas dijo: ‘Sería increíble algún día vernos como directoras generales de la empresa’; pero el director le contestó: ‘Espero nunca verlo’”, agregó.

La mexicana sabe que los techos de cristales continúan en diversos ámbitos y están muy arraigados, aunque se ha demostrado que los estereotipos que muestran a la mujeres con poca fortaleza física, resistencia o capacidad son falsos.

Para superar esto, Wheelock cree que hay que aceptar que todos tienen una polaridad masculina y femenina, porque la lucha contra uno y otro solo debilita a los equipos. La clave está en integrar ambas partes y aprovechar las fortalezas que cada uno tiene.

“Lo mismo me pasó en la montaña. El día que mis compañeros se dieron cuenta que con mi manera de ser, mis aptitudes y mis habilidades yo aportaba al fortalecimiento del equipo, en ese momento dejaron de verme como la débil del equipo. Yo era una integrante más”, dijo.

“No estoy hablando de que solamente hay hombres así. Hay mujeres que también tienen este techo de cristal y no nos dan la oportunidad de sabernos capaces de cumplir con ciertos roles”, agregó.

3.- No busques romper tus miedos, conviértelos en tu aliado

Cuando se trata de comenzar un emprendimiento, arriesgarse por seguir una pasión o cumplir un sueño, seguramente has escuchado frases como “rompe, vence, conquista o domina tus miedos”.

Karla Wheelock considera que esta creencia es errónea, porque el sentido de supervivencia de los seres humanos los llevan, inevitablemente, a sentir miedo.

“El miedo es una alerta que nos indica que existe la posibilidad de perder lo más valioso: la vida. Si queremos romper esa alerta, nos debilitamos. Al contrario, el animal cuando tiene miedo corre más rápido, escucha mejor, agudiza su vista, etc.”.

De acuerdo con la alpinista, lo que se debe hacer es convertir el miedo en un aliado que nos ayude a fortalecernos. Utilizarlo a nuestro favor.

“Si te da miedo morir, como nos pasa a todos en la montaña, ¿qué es lo que tienes que hacer? ¡Prepárate! Vístete correctamente, entrena, no tomes decisiones absurdas, aprende a leer la meteorología, ve cómo están las nubes, el hielo y las condiciones”.

“A mayor conocimiento, se reduce el miedo. Así es como este se vuelve tu aliado”, finalizó.

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