México hoy suma más de 2 millones de personas sin empleo, más un acumulado superior a 388,000 plazas perdidas desde 2020, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Esto, por más que se quiera tener el optimismo ‘franciscano’, indica que hablar de una recuperación es otra más de las aspiraciones inalcanzables para este gobierno. Estar en tal escenario no es fortuito: sin un cambio en las políticas relacionadas con generación de de empleo formal, es imposible avanzar y, de entrada, combatir los efectos de la precariedad laboral.
La falta de políticas articuladas del gobierno ha dado como respuesta el incremento de la pobreza laboral, que tocó 39.4%, entre el primer trimestre de 2020 y el mismo lapso de 2021. A esto se suma la eliminación de plataformas que impulsaban la capacitación de reclutadores y de buscadores de trabajo, como el Programa de Apoyo al Empleo (PAE), que quedó fuera de las prioridades de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) desde 2020.
Armando Leñero, director de Retribuye, firma de Administración Operativa Empresarial, cuyo objetivo es brindar apoyo a pequeñas, medianas y grandes empresas en la gestión del talento, señala otro aspecto a destacar: en México, los apoyos gubernamentales a las micro, pequeñas y medianas empresas representaron 0.6% del Producto Interno Bruto (PIB), mientras en países como Estados Unidos y Nueva Zelanda fue del 14.7 y 18.6% respectivamente. Frente a ello, para finales de 2020, más de un millón de micro, pequeñas y medianas empresas cerraron a causa de la crisis financiera en el país.
No hay que confundir. Dar un crédito es un paliativo, no beneficia a largo plazo el mantenimiento de las empresas y, por tanto, conservar o crear más empleos formales.
El apoyo recibido es una práctica débil, en el sentido de que son créditos que posteriormente la empresa debe cubrir, lo cual eleva su nivel de endeudamiento, pero no son estímulos para que permanezcan operando a largo plazo.
Un estímulo de largo plazo es brindar capacitación, mejorar los estándares de entrenamiento a los colaboradores en las empresas. Esto es una herramienta formal para que esta pueda sostenerse económicamente, porque permite identificar el recurso humano necesario para salir adelante, además de asegurar la transición de los empleados de un puesto a otro y con ello mantener su empleo.
La capacitación formal sí que detona trabajo y es una labor en la que deben incurrir las empresas, el empleado, pero también el Gobierno.
Recursos humanos también tiene retos
Un responsable de esta área puede a invertir hasta 75% de su tiempo en procesos manuales de reclutamiento. Además, una gestión incorrecta de la nómina puede generar un sobrecosto, multas y tiempo mal invertido.
Muchas organizaciones no cuentan con ningún tipo de apoyo para delegar estas responsabilidades administrativas, lo cual propicia que la mayor parte del tiempo se destine a tareas que no favorecen la capacitación y la adaptación de los colaboradores a lo que demanda la empresa tras un escenario tan retador.
Encontrar la forma de delegar parte de esas laborales es una alternativa para dedicar el tiempo al core de negocios, otro de los desafíos para tener a colaboradores mejor preparados y adaptables a las necesidades de su empresa o de otro trabajo.
Trabajo infantil…. otro obstáculo
Bajo un contexto en el que 52 millones de personas se encuentran en situación de pobreza, se estima que alrededor de 3.3 millones de niñas y niños son víctimas de la explotación infantil y 600,000 más están en peligro de abandonar sus estudios.
Muchos niños han tenido que regresar o iniciar su vida laboral para apoyar a los papás, porque el ingreso en los hogares es insuficiente para cumplir, al menos, con la compra de una canasta básica. Además de que en los hogares donde la pobreza extrema es una realidad, lo es también la ausencia de prestaciones sociales básicas.
El Banco de México pronosticó que este año se crearían entre 370,000 y 570,000 trabajos, frente a un rango estimado en el informe previo de entre 250,000 y 570,000.
Pero la baja creación de empleos formales registrada en el cuarto mes volvió a alejar la meta del actual Gobierno de recuperar a inicios de 2021 los 647,710 puestos perdidos en el año previo. Esto significa que sigue sin apoyarse la urgencia financiera de las empresas para hacer más fluida su recuperación.
Ante este escenario, y por si estas razones no fuera de suficiente peso, me intriga saber ¿cómo se habla de más y mejor empleo, si no hay estímulos fiscales a las organizaciones que los generan? Seguramente yo vivo en una realidad alterna, ¿qué piensan ustedes?
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