Rosalinda Ballesteros

Rosalinda Ballesteros

La Ciencia de la Felicidad

El duelo es una sensación normal en la vida; sin embargo, la pandemia potenció nuestras pérdidas y las propias sensaciones.

Claro que no hablo de percepciones, son datos reales que se mezclan con nuestra forma de enfrentar nuestras emociones. 

¿Quién no sabe de un familiar muerto por covid o una causa relacionada por la falta de hospitales o medicamentos? Las defunciones se incrementaron en más de 38% con la aparición de esta enfermedad, según las cifras oficiales disponibles a 2020.

También se habla –pues tampoco hay datos recientes, aparecerán hasta septiembre– de un disparo de los divorcios en este periodo, que ya eran muy numerosos en 2019, cuando se registraron 106 mil separaciones oficiales, el doble que en 2010. Es decir que, un año antes de encerrarnos en confinamiento, por cada 100 nuevos matrimonios, 32 se disolvían.

No se pueden dejar de mencionar los millones de empleos perdidos, 648 mil de ellos formales, sólo en 2020.

Entonces, si sufrimos esa sensación de pérdida, podemos decir que es “normal”, es algo que siempre sucede cuando las cosas no van bien; puede ser por una tragedia como la que estamos enfrentando, como por algo banal y hasta enfermizo, de aquel que perdió su gorra preferida y siente que no puede superarlo.

Hoy sufrimos ese sentimiento, incluso si la tragedia no nos ha tocado personalmente.

Cuando las cosas no van bien es de gran ayuda darles espacio a esas emociones, brindarles una salida para evitar dañar nuestra salud y así reactivar nuestro estado de ánimo para que no nos paralicemos o nos hundamos en alguna depresión.

Expresar las emociones reduce su intensidad.

¿Cómo enfrentar el duelo?

Algunos canales de salida para aquello que nos duele, es expresarlo, ya sea en diarios, cartas o en una simple lista. Una vez que hemos escrito nuestras emociones, hay que dejarlas ir y en un acto simbólico destruir las hojas que contienen nuestro duelo.

Una realidad que parece revolucionaria, pero resulta de lo más normal, es que las emociones positivas pueden ocurrir a la par de un proceso doloroso. Lucy Hone, autora de “Duelo en positivo”, acuña la frase «la vida aún tiene cosas buenas”, para darnos permiso de sentir pequeños momentos de alegría o gratitud aun en esos momentos difíciles.

También Viktor Frankl, en su libro “El hombre en busca de sentido”, nos recuerda varias veces que el humor proporciona un distanciamiento adecuado para sobreponerse a cualquier situación, como lo experimentó él mismo en el campo de exterminio nazi de Auschwitz.

El A, B, C… y D

Otro método es el ABCD, de Karen Reivich, de la Universidad de Pennsylvania. 

Es un acrónimo del inglés en que la A corresponde al evento que activa nuestra mente a pensar: «esto no va a mejorar” o «nunca voy a volver a querer a una persona así”. Ese pensamiento es motivado por una creencia (belief), pero una vez detectado hay que contrarrestarlo con un cambio de idea a través de una pregunta. La disputa es el último paso, es encarar esa idea que nos provoca dolor, por ejemplo, a “no puedo amar de nuevo” la podemos confrontar con “hay otras formas de amor”.

Deshacernos de las emociones negativas y agarrarnos de lo positivo no quiere decir que dejamos de amar a la persona que perdimos, sino que estamos honrando su memoria y podemos incluso buscar formas de hacer un homenaje a través de una carta de gratitud, del cultivo del perdón y de la espiritualidad.

Hay que vivir el duelo, asumir nuestras pérdidas, pero también hay que seguir nuestro camino.

enfrentar el duelo | Business Insider Mexico
Brenda Peralta | Business Insider Mexico

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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