Silvina Moschini

Silvina Moschini

Crypto Insider

A medida que la volatilidad disminuye y la regulación se consolida, el ecosistema de las criptomonedas se aproxima a un nuevo capítulo dominado por la gradual inserción en el “mainstream” financiero. 

La breve pero intensa historia de las criptomonedas viene demostrando que hay una única regla que siempre se cumple: cada crisis de la industria reconfigura el tablero de juego, a veces de modo contundente, pero nunca implica el “final” del juego.

Hace apenas dos años, el colapso de las divisas Luna y Terra jaqueó la confianza en todo el sistema y encendió las alarmas sobre el fin de Bitcoin y, por extensión, de todas las criptomonedas. En aquel entonces, muchos recordamos las semejanzas entre la evolución de las criptomonedas y la historia de Internet. Así como en 1999, la explosión de la burbuja de las puntocom no supuso la desaparición de Internet, 2022 no implicó el fin de las divisas digitales sino su reordenamiento. 

Luego vino 2023 y en comparación con el año anterior, los pronósticos fueron menos pesimistas. Pero la implosión de FTX y las maniobras espurias de Sam Bankman Fried llevaron todas las miradas hacia las regulaciones. Los analistas de los principales medios financieros no se asustaron pero lo dejaron bien claro: al “Lejano Oeste cripto” le estaba llegando su “sheriff”. En este contexto, son cada vez más los países que se disponen a discutir seriamente sobre criptomonedas. Sólo en 2023, lo hicieron más de 40 y la mitad de ellos adoptó algún tipo de marco regulatorio. 

“Usted está aquí”

Entender en qué punto de la evolución del dinero estamos puede ser una tarea ardua para los novatos pero hay señales certeras sobre “la nueva normalidad cripto” y cómo puede empezar a consolidarse.

La aprobación de los ETF (los fondos cotizados de bolsa de Bitcoin al contado) es un indicador potente de la maduración de las criptomonedas. Se trata de un vehículo de inversión que, siguiendo la cotización de la criptomoneda más famosa, se negocia en mercados tradicionales como la Bolsa de Nueva York y el Nasdaq, dato que por sí mismo confirma su integración al paisaje financiero. 

En segundo lugar, hay una narrativa cada vez más positiva respecto de la adopción. Tal como comentaba en mi columna anterior, quiénes todavía no poseen criptomonedas ya no son considerados como escépticos ni de las divisas digitales ni de la tecnología blockchain sino como potenciales usuarios que no se animan a dar los primeros pasos.

Por último, quizás nada defina mejor a esta nueva normalidad cripto que el declive de sus detractores. Días atrás, un prestigioso analista de Fortune decía al respecto que “el número de personas poderosas que quieren luchar contra Bitcoin está disminuyendo rápidamente, hasta tal punto que cada vez es más difícil saber quién es David y quién es Goliat”

Todos estos indicadores trazan un antes y un después en la historia del dinero y aunque aún hay muchos desafíos por delante, dejan claro que el impacto de las criptomonedas en las finanzas apenas comienza a sentirse. 

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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