Silvina Moschini

Silvina Moschini

Crypto Insider

“Invierno” y “crash” suelen ser las palabras más frecuentes para definir los momentos de declive del mercado cripto. Aunque los medios, incluso los especializados, los utilizan como sinónimos, el primero es implícitamente más optimista: no hay invierno que dure más de tres meses. El segundo no necesita mayores aclaraciones.

A un año del criptoinvierno esta distinción es fundamental porque mientras los “crash” marcaron el final irreversible de aquellas monedas con un respaldo ficticio o nulo (Luna y Terra), el ecosistema pudo recuperarse en el mediano plazo. Es cierto que Bitcoin protagonizó en ese momento su mayor caída mensual desde 2011 pero también lo es que aquello fue seguido de una “primavera” alcista.

Meses después, el derrumbe de FTX volvió a jaquear las expectativas del mundo cripto. El colapso fue más impactante porque, a diferencia de lo ocurrido durante el criptoinvierno, la crisis fue desatada por una plataforma de intercambio de criptomonedas y no por una criptomoneda en sí. Pero rápidamente quedó claro que estábamos frente a la peor combinación de malas prácticas y vacíos regulatorios y que el “Lejano Oeste” cripto tenía su lado menos feliz en Bahamas y en la figura de Sam Bankman-Fried. 

El viento a favor de la regulación

Aunque cada crisis termina configurando un nuevo “tablero de juego” (y no un final de juego) sobran las predicciones pesimistas sobre el colapso de Bitcoin en particular y sobre el fin de las criptomonedas en general. Esta profecía no sólo no se cumple sino que, irónicamente, son las divisas digitales las que ganan terreno frente a los desaciertos de los actores financieros “tradicionales”. Una señal de esto se vio en marzo en Estados Unidos, cuando se incrementó notablemente la descarga de aplicaciones para operar con criptodivisas tras la crisis bancaria.

A un año del cripto invierno, la escena actual muestra un mercado cripto con claros signos de madurez mientras se siguen corrigiendo algunas de sus cualidades más perjudiciales. Las recientes denuncias de la SEC (Securities and Exchange Commission), la agencia del gobierno estadounidense que regula el mercado financiero, son, desde este punto de vista, un claro viento a favor.

Más allá de los cuestionamientos específicos del organismo contra Coinbase y Binance, dos actores de peso de la criptoeconomía, el acontecimiento es interpretado como una señal contundente hacia la regulación y su efectivo cumplimiento. Algunos expertos sostienen que finalmente al “Lejano Oeste cripto” le llegó su “sheriff” y que esto anticipa una nueva era

Pero no solo la regulación empieza a jugar fuerte en esta etapa de la historia de las criptomonedas. El respaldo, a veces minimizado, se vuelve un valor cada vez más trascendente. En el extremo opuesto de las meme-coins, tan virales como inestables, emergen y se reafirman divisas digitales respaldadas por activos y diseñadas para atenuar la volatilidad de la primera generación de criptomonedas. 

La transición hacia el nuevo escenario es gradual y probablemente no esté exenta de retrocesos y movimientos contradictorios. Sin embargo, los tres momentos fundamentales del último año cripto dejan claro que el futuro del dinero se sigue escribiendo y que regulación y respaldo serán conceptos fundamentales en él. 

Regulaciones a las cripto

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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