• Tony Moll es un exjugador de los Packers de Green Bay que abrió una bodega de vino en Sonoma, California con sus excompañeros de equipo, Daryn Colledge y Jason Spitzs. El negocio se llama Three Fat Guys (los Tres Gordos, en español).
  • Las lecciones del futbol americano —como la coordinación, el pensamiento rápido y el lidiar con los golpes— han ayudado a los cofundadores a enfrentar los desafíos.
  • Esta es su historia, contada a la escritora independiente Molly O'Brien.

Crecí en Sonoma, California y practiqué deportes durante todo el año cuando era niño. La industria del vino siempre me resultó fascinante por crecer en dicha zona y porque es parte de la historia de mi familia.

Mis bisabuelos por parte de mi madre se mudaron al condado de Sonoma desde la provincia de Lucca en Italia a principios de la década de 1900. En su rancho cultivaron zinfandel para vender a las bodegas locales, además de hacer un poco de vino para ellos.

Me gradué de la Sonoma High y fui a la Universidad de Nevada Reno, donde jugué futbol americano con una beca completa.

En 2006, fui reclutado por los Packers de Green Bay, lo que fue una experiencia reveladora: siendo un novato, era uno de los jugadores que podía ser eliminado del equipo con mayor facilidad.

Tony Moll
Cortesía: Tony Moll

Unirme a los Packers me motivó a trabajar duro y sacar lo mejor ante cualquier situación que se me presentará. Comencé mi año como novato bloqueando para Brett Favre.

Ese año hice grandes amistades, especialmente con otros dos jugadores “gordos” del equipo

futbol negocio
Cortesía: Tony Moll

El apodo de “gordos” proviene de nuestras posiciones en el equipo de futbol: los linieros, por lo que éramos los más grandes.

A veces, en el vestuario, nuestros compañeros mayores nos decían que es fácil hacer amistades mientras estás en el equipo, pero los jugadores van y vienen, por lo que es fácil perder el contacto.

De cualquier forma, me hice muy amigo de los otros dos “gordos”: Daryn Colledge y Jason Spitzs. Nunca quise perder el contacto con ellos.

En 2007, comenzamos a hacer vino juntos: primero como un pasatiempo y luego como un negocio

Decidimos llamar a nuestro negocio Three Fat Guys (los Tres Gordos, en español). Es gracioso, pero también es un nombre sólido (y apropiado).

Pudimos trabajar en la construcción de nuestra propia marca mientras jugábamos futbol americano de manera profesional porque teníamos gente que nos apoyaba en Sonoma. Ellos cuidaban los detalles del negocio mientras nosotros jugábamos en Green Bay, Wisconsin

Muy pronto, comencé a regresar a Sonoma cuando no había temporada para trabajar en la bodega, ya que nuestra marca estaba creciendo rápidamente y las ventas también estaban despegando.

Construimos relaciones exitosas con restaurantes y negocios locales, y pasamos de hacer solo 100 cajas de Cabernet a convertirnos en una bodega en toda regla que ahora tiene un equipo de 10 personas.

Somos un equipo pequeño, pero poderoso, por lo que podemos hacer cosas sobre la marcha. Es casi como jugar al futbol americano.

Como exjugadores de futbol americano, ejecutamos nuestro modelo de negocio para enfrentar los golpes

Tony Moll
Cortesía: Tony Moll

Estamos “haciendo jugadas” de izquierda a derecha, como lo hicimos en el futbol americano, lo que nos permite mantenernos a la vanguardia y cambiar nuestro plan de juego según sea necesario.

La idea de que se necesita a un pueblo es completamente cierta. Miro hacia atrás y aprecio a todos los que me ayudaron a llegar a donde estoy hoy.

Queríamos especialmente crear una bodega que fuera lujosa, pero que no se sintiera exclusiva. No importa quién eres o de dónde vienes: si entras en nuestra sala de degustación, vivirás una experiencia increíble.

Originalmente, la compañía no estaba destinada a ganar dinero, pero después de que me retiré de la NFL y comencé a hacer crecer la marca, se volvió importante para mí cubrir los gastos

Una vez que lanzamos el club de vinos y nuestro enfoque cambió a las ventas directas al consumidor, comenzamos a crecer.

A medida que crecimos, también establecimos metas para generar un impacto positivo y crear mejores oportunidades para las personas de nuestra comunidad.

Apoyamos y somos miembros activos de organizaciones benéficas y organizaciones como USO, Boys & Girls Club of America y Vince Lombardi Cancer Foundation, manteniendo una conexión con nuestras raíces futbolísticas.

Cuando me retiré del futbol americano y regresé a Sonoma, decidí unirme al departamento de bomberos como voluntario

futbol negocio
Cortesía: Tony Moll

El subjefe de la estación de bomberos solía ser el entrenador principal de futbol defensivo del equipo universitario en mi preparatoria, y siempre quise hacer algo para ayudar a mi comunidad. Me involucré con el departamento de bomberos en 2018.

Desde entonces, ha sido una experiencia reveladora y he amado cada segundo. Esos momentos íntimos y la sensación de trabajar juntos como bomberos me inspiran.

En la estación, hay personas que encajan en todos los roles —muy parecido a un equipo de futbol americano— y la capacidad de la estación para formar grupos que funcionen bien juntos es vital para hacer el trabajo.

Nuestra estación de bomberos tiene entre 15 y 20 voluntarios activos que están disponibles para responder con el equipo de guardia cuando sale una emergencia.

Esta última temporada de incendios fui a Napa para ayudar a combatir el Glass Fire. Ser parte de la coordinación entre los equipos de mando en tierra, aviones y helicópteros fue una experiencia conmovedora, para ser incluso una pequeña ayuda en la gran lucha para apagar esos incendios.

La sensación de camaradería en el campo como bombero es similar a estar en el campo con un equipo de futbol americano: estás en las trincheras, trabajando juntos

Tony Moll
Cortesía: Tony Moll

Gran parte de la coordinación del equipo y el pensamiento rápido que aprendí en el futbol americano van de la mano con la lucha contra incendios, con la gestión de nuestro negocio del vino y simplemente con llevar una vida exitosa.

La rentabilidad es importante, pero también evalúo el resultado final con el “valor de marca”

Cada año, desde 2017, hemos visto un crecimiento constante de las ventas, incluso durante la pandemia, lo que nos ha permitido seguir creciendo y respaldando a nuestro increíble equipo.

Aún así, queremos ser más que una bodega de vino más y trabajamos duro para marcar la diferencia en nuestra comunidad de todas las formas posibles.

Al alcanzar nuestros objetivos comerciales financieramente y nuestra misión con las organizaciones benéficas con las que nos asociamos, me enorgullece haber construido una empresa que hace más que solo generar ganancias.

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