- Utilizar las películas como herramienta terapéutica puede ayudar a las personas a procesar emociones difíciles.
- Además, puede resultar más cómodo hablar de los personajes que de ciertos problemas que se enfrentan.
- Las películas también son accesibles y ofrecen algo familiar y fácil de hablar.
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A muchos nos gusta lo que sentimos cuando nos sentamos a ver una buena película. Si es triste puede ayudarnos a liberar emociones, mientras que una comedia puede levantarnos el ánimo.
Incluso pueden ofrecernos la oportunidad de conectar con nuestras emociones y explorarlas de manera segura.
Este efecto justifica que cada vez haya más interés en utilizar las películas como una herramienta terapéutica. Aunque este campo es todavía muy nuevo, mi revisión de la investigación realizada hasta ahora muestra que la filmoterapia puede resultar eficaz para ayudar a las personas a procesar emociones difíciles y, como consecuencia, a mejorar la salud mental.
Asimismo, hablar de lo que le ocurre a los personajes de las películas puede resultar más cómodo que hablar de los problemas directamente, ya que permite cierta distancia emocional frente a lo que estamos viviendo.
Las cintas también pueden ayudarnos a aprender habilidades para la vida a partir de cómo los personajes afrontan sus retos.
¿Quién se puede beneficiar de la filmoterapia?
Mi estudio mostró que la filmoterapia reduce el conflicto entre padres y adolescentes, aumenta la empatía y el diálogo entre ambos, y les ayuda a mejorar las habilidades comunicativas.
Además, se ha demostrado que el cine se puede usar como herramienta para reducir la ansiedad e incluso hacer la terapia más atractiva.
Existen determinados grupos de personas que pueden beneficiarse especialmente de la filmoterapia. Entre ellas, los jóvenes con autismo, que frente a la gran pantalla pueden identificar sus puntos fuertes positivos y desarrollar resiliencia.
El cine también puede ayudar a pacientes psiquiátricos a expresar sus pensamientos y sentimientos. Otro estudio demostró que ver y comentar sobre películas de superhéroes permite a los jóvenes diagnosticados de esquizofrenia a encontrar fuerza y sentido en las dificultades que enfrentan.
Sin embargo, como la investigación en este campo no ha hecho más que empezar, es importante que se siga investigando para explorar cómo las personas conectan con las películas y quién se beneficia más de este tipo de terapia.
Películas y conversaciones terapéuticas
Hace ya siglos que Aristóteles observó que el público de las tragedias griegas parecía pasar por un beneficioso proceso de purga emocional (o catarsis) a través de la empatía con los personajes.
El cine y la televisión funcionan de manera similar. Ambos ofrecen un espacio seguro para sentir y expresar emociones sin experimentar las implicaciones del mundo real.
El cine combina imágenes, historias, metáforas y música, elementos que han demostrado tener beneficios terapéuticos. Las películas y la televisión también son accesibles y pueden ofrecer algo familiar y fácil de hablar como base de las conversaciones terapéuticas.
No obstante, aunque las investigaciones demuestran que la filmoterapia puede ser beneficiosa, hasta ahora ha habido poca orientación sobre la mejor manera de utilizar las películas en terapia.
Por eso, tras la revisión, he desarrollado el “método MOVIE”. Este implica compromiso consciente, observar las respuestas, expresar la experiencia propia, identificar la relevancia personal y explorar nuevas posibilidades.
¿Con qué personaje de la película me identifico? ¿Se parece a mi propia historia?
El primer paso del método MOVIE consiste en hacer una comprobación consciente de cómo nos sentimos y de si es un buen día para ver la película que elegimos. Es decir, pensar en el efecto que podría tener ver la cinta o reflexionar sobre ella.
Si decidimos seguir adelante, es esencial ser conscientes de nuestros propios pensamientos, sentimientos y respuestas físicas mientras la vemos. Alejarnos de nuestros sentimientos sin juzgarlos, en lugar de dejarnos llevar por ellos.
Después de ver la película, conviene expresar o nombrar las emociones que sentimos, anotándolas si puede resultar útil. Es esencial sentir curiosidad por nuestros sentimientos y fijarnos en si percibimos tensión o relajación física.
También existe la opción de pensar qué necesita ese sentimiento (por ejemplo, amabilidad o comprensión) e imaginar que lo recibimos.
El siguiente paso es identificar lo que la película significa para nosotros. Detectar con quién nos identificamos y cómo el viaje del personaje puede recordarnos a nuestros propios retos y logros.
Aunque los largometrajes pueden ofrecer una visión de las vidas de diferentes grupos y culturas, conviene asegurarse de pensar críticamente sobre cómo se representan estos personajes o temas. Así evitamos reforzar estereotipos o representaciones inexactas.
¿Qué debes recordar sobre las películas y la salud mental?
Podemos ver las películas y las series identificando cómo pueden ayudarnos a explorar nuevas posibilidades y estrategias de crecimiento.
También, nos permite pensar en cómo resolvieron los problemas los personajes y en lo que podemos aprender de ello; observar los vínculos entre la historia en la ficción y nuestra historia personal, y analizar si cambiaríamos la historia o escribiríamos una secuela.
Hay que recordar que al sentarnos a ver una cinta hay que hacerlo con la intención de aprovechar al máximo la experiencia. Aplicar los métodos de la filmoterapia puede ayudarnos a aprender cosas nuevas sobre nosotros mismos.
Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.
*The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.
*Jenny Hamilton es profesora titular de Consejería y Terapias Psicológicas y líder del Programa de Consejería de Maestría en la Universidad de Lincoln.
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