• Ninguna organización puede basarse en números y evaluar a su equipo solo con cifras.
  • Si quieres ser un líder, más que un jefe, debes tratar de  mejorar la situación de tus empleados.
  • De nada sirve la amabilidad cuando no es real.
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Aunque el crecimiento y la humanización que está experimentando la inteligencia artificial a veces nos haga pensar lo contrario, no somos máquinas y, por lo tanto, no funcionamos como tales. Así que ninguna organización puede basarse en números y evaluar a su equipo solo con cifras.

Un ejemplo claro: «Una organización tiene cinco veces más probabilidades de ser considerada innovadora si también se le considera amable» escribía hace un tiempo Mahfuz Ahmed, CEO de una empresa global de gestión de personal, en Fast Company.

No todo es tecnología y vanguardia, las formas y cómo llegar a una meta cuentan tanto como el objetivo. Ser amable va más allá de ser educado, que debería ser un mínimo en sí. Ahmed explora la idea de tener un interés real y demostrarlo a través de acciones concretas. Se ve en el día a día de una empresa y es lo que creará comunidad y cultura de empresa. No hay fórmulas mágicas.

Además de intentar ser agradable, si quieres ser un líder, más que un jefe, debes tratar de  mejorar la situación de tus empleados y esto afecta a diferentes aspectos de la vida, incluso la salud mental. Tratar de hacerles la vida más fácil. No es que de pronto vayas a darles todo hecho, es algo mucho más ameno. 

Por ejemplo, facilitar el trabajo a distancia, dar flexibilidad para conciliar, tener una comunicación abierta dentro de la empresa, formación y posibilidades de crecimiento o revisar las cargas de trabajo. 

Quizás de primeras dudes sobre si esto beneficia realmente a la empresa, pero un empleado contento siempre va a ser más productivo que uno con síndrome de burnout

Crear un espacio donde la comunicación sea fluida y el feedback no resulte amenazante da lugar a que puedan proponerse ideas que, de otro modo, quedarían en un cajón. También a un ambiente de competencia sano que invita a superarse.

Según explica Ahmed, las empresas que centran el foco en estos aspectos, en lugar de ver solo cifras, tienen empleados con un 120% más de probabilidades de sentir sensación de pertenencia y un propósito laboral. Por si fuera poco, también registran un 89% más de probabilidades de estar predispuestos a tener nuevas ideas.

Las claves para llevarlo a cabo

Sobre el papel todo parece más sencillo, pero en la práctica las cosas cambian. Ante todo debes ser honesto contigo y con tu equipo. De nada sirve la amabilidad cuando no es real. No puedes pretender felicitar a alguien por su trabajo si lo ha hecho mal, porque ahí estarás engañándote a ti y confundiendo al empleado. Y a la larga no es sostenible.

Entre alagar sin razón y señalar en público hay una gran diferencia. Trata de ser empático y decir las de forma asertiva.

Parte de la amabilidad pasa por escuchar, pero no debes quedarte ahí. Haz algo con lo que te dicen tus empleados. Busca soluciones a los problemas que te plantean porque solo compadecer no sirve de nada si quieres ser un buen líder.

Por último, trata de generar un espacio y ambiente donde puedan alimentarse las relaciones humanas, las conversaciones y los encuentros, ya sea en físico o digital. No existe nada más dinamizador que las interacciones entre un equipo, que refuerzan la idea de grupo y que son un hervidero de nuevas conexiones e ideas.

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