• Las grandes ciudades están dejando de ser atractivas por varias razones: rentas muy caras, tráfico, contaminación. Esto hace que muchos quieran tener una vida más tranquila.
  • Al mismo tiempo, las grandes ciudades tienen ventajas profesionales también. Amplían tu red de contactos profesionales y crean "efectos indirectos del conocimiento".
  • Las personas que vivían en mercados laborales pequeños tienen menos probabilidades de encontrar un nuevo empleo en el plazo de un año que los que viven en mercados laborales grandes.
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Durante la pandemia, muchas personas en Estados Unidos optaron por huir de las grandes ciudades costeras a zonas interiores más tranquilas. Este mismo fenómeno se repite a lo largo de Europa, donde el home office está permitiendo que muchos ciudadanos puedan mudarse a zonas rurales y abandonar los centros neurálgicos.

Desde entonces, me pregunto si la gente quiere volver a la ciudad y cuándo sucederá. Obviamente, todo es mucho más barato y la calidad de vida es más alta; pero en un análisis, los desplazados extrañan cada vez más la oferta de las ciudades, desde la excelencia culinaria hasta la diversidad cultural. Cada semana me parece ver una nueva historia sobre alguien de Nueva York o San Francisco que se lamenta por tener que mudarse.

Por eso, hace poco, cuando la Oficina del Censo de Estados Unidos publicó sus nuevas estimaciones sobre migración interna, pensé que por fin íbamos a ver una inversión del éxodo de las grandes ciudades; me equivocaba. De mediados de 2022 a mediados de 2023, la sangría en las grandes áreas metropolitanas continuó. 

Nueva York perdió 238,000 personas. Las cifras parecen informes de bajas: 155,000 en Los Ángeles, 54,000 en San Francisco, 25,000 en Seattle. Es cierto que la huida disminuyó desde la pandemia; pero cada día, cientos y cientos de personas siguen abandonando las grandes ciudades para buscar destinos más asequibles y tranquilos.

El problema con la migración

Hemos oído hablar mucho de cómo la migración masiva afectó a las grandes ciudades, dejando oficinas vacías y tiendas cerradas. Un nuevo estudio coescrito por Enrico Moretti, uno de los mejores expertos en geografía del empleo, pone de relieve los peligros que plantea la migración para los propios profesionales que abandonan las grandes ciudades. Según Moretti, alejarse de una gran ciudad puede ser terrible para la carrera profesional.

Moretti, economista de la Universidad de California en Berkeley, decidió hacer un seguimiento de los trabajadores cuyas empresas cerraron entre 2010 y 2017, concluyendo que su evolución posterior dependía del lugar de residencia. Los que vivían en mercados laborales pequeños tenían menos probabilidades de encontrar un nuevo empleo en el plazo de un año que los que vivían en mercados laborales grandes. 

Para recuperarse profesionalmente, los primeros tenían más probabilidades de verse obligados a trasladarse en busca de empleo, aunque también era más probable que se conformaran con un puesto no acorde con su titulación universitaria o en un sector totalmente distinto.

«La gran conclusión es que el tamaño del mercado importa. Está claro que los mercados más grandes mejoran la calidad del emparejamiento», afirmó Moretti.

Aglomeración, un término para los empleados en ciudades grandes

Precisamente por eso, los trabajadores y las empresas tienden a agruparse en las mismas ciudades. Los economistas lo llaman aglomeración.

Digamos que eres programador especializado en inteligencia artificial (IA). Es mucho más probable que encuentres trabajo en San Francisco que en cualquier otro lugar del mundo, debido a que allí hay muchas empresas relacionadas con la inteligencia artificial. Por eso los especialistas en inteligencia artificial acuden en masa a San Francisco. Las empresas de IA se establecen allí desde el principio.

Así es como las ciudades se convierten en centros neurálgicos de determinadas industrias, como las finanzas en Nueva York y la moda en París. Por eso la gente soporta todos los inconvenientes de las ciudades: porque aumentan sus posibilidades de hacer crecer sus carreras. El nuevo estudio de Moretti confirma que, en materia de empleo, la geografía es el destino.

Al principio parecía que la pandemia había reescrito esa regla. Con el auge del home office, los profesionales pensaron que podían abandonar las ciudades sin riesgo para sus carreras. Si te mudabas y perdías tu empleo, podías quedarte y buscar otro trabajo desde casa. Tu casa podía estar en Iowa, pero tu mercado laboral seguía estando en California o Nueva York.

En el último año, cada vez más empresas dejaron de contratar a personas que trabajan a distancia. El mercado del home office se hundió, poniendo en peligro a todos los que se mudaron de las grandes ciudades. Si acaban siendo despedidos o desean ascender, su lugar de residencia va a limitar sus opciones profesionales. 

Como muestra el artículo de Moretti, pueden acabar de tres formas: ya sea desempleados durante un largo periodo, viéndose obligados a conformarse con un trabajo local para el que están sobrecalificados; o teniendo que trasladarse de vuelta a la gran ciudad que abandonaron, gastando un buen dinero.

Los beneficios profesionales de vivir en las grandes ciudades

Moretti considera que estar en un gran mercado laboral es un «seguro» contra futuros sobresaltos. Vivir en una gran ciudad no implica solo tener un buen trabajo ahora. Es lo que te prepara para tener éxito en tu próximo trabajo, y en el siguiente. Los que se marchan de las grandes ciudades, lamentablemente pierden este seguro.

No es todo lo que se pierde. Cuando vives en un centro neurálgico del sector, estás rodeado de compañeros de profesión, lo que te facilita adquirir conocimientos y habilidades. Pero además, te cruzas con personas que trabaja para otras empresas de tu sector: en el autobús, en el bar o en la fila de la tienda.

Esas conversaciones amplían tu red de contactos profesionales y crean lo que los economistas denominan «efectos indirectos del conocimiento»; que te ayudan a aprender cosas nuevas relevantes para tu trabajo.

Por eso la innovación, medida por las patentes, es mayor en los grandes mercados; y por eso las empresas de las grandes ciudades suelen tener mayor productividad.

Estas ventajas son menos obvias que las rentas y las bonitas viviendas que atraen a tantos profesionales a ciudades más pequeñas. Los empleados se dan cuenta que los trabajos también tardan en aparecer, ya que hay que perder el trabajo para darse cuenta de lo difícil que será encontrar otro, lo que significa que los profesionales aún no se han hecho a la idea de a qué renunciaron al marcharse.

«Las ventajas de estar en una gran ciudad se han infravalorado durante la pandemia», señaló Moretti.

¿Por qué se infravaloran las ventajas de las grandes ciudades?

Hasta hace poco, yo era una de las que infravaloraban las ventajas de las grandes ciudades. En 2021, mi trabajo a distancia me permitió mudarme de San Francisco a Sacramento por motivos laborales de mi exesposa. Pudimos rentar una vivienda amplia de dos dormitorios en un complejo de departamentos con alberca, y me encantó la vida tranquila que teníamos. 

Incluso después de separarnos, mi plan era quedarme en Sacramento. Pero cuando empecé a ir a San Francisco más a menudo para reunirme con fuentes del sector tecnológico, me di cuenta de que estar en la ciudad me ayudaba a tener mejores ideas para mis artículos. Así que hace unos meses volví a la zona de la bahía. Estar aquí impulsó mi carrera profesional.

Si en algún momento pierdo mi empleo, sé que mi búsqueda será más fácil aquí, donde hay más puestos de periodismo, que si me hubiera quedado en Sacramento.

Por supuesto, muchos profesionales que abandonaron las grandes ciudades durante los primeros días del trabajo a distancia se quedarán donde están, aunque pierdan su trabajo. Al fin y al cabo, otra de las tendencias de la pandemia fue darse cuenta de que la carrera profesional no lo es todo. Las personas se conformarán con un empleo a distancia, si con ello no tienen que soportar el tráfico y pueden tener un gran jardín para sus hijos.

Moretti opina que el éxodo de las grandes ciudades está llegando a su fin. A medida que la emigración baja, aseguróque las personas estarán en busca de oportunidades profesionales inundando las zonas urbanas, compensando los números de personas que se marcharon. Volverá la aglomeración, como los años antes de la pandemia. En resumen, las ciudades volverán a ser ciudades.

«Es más una cuestión de cuándo volverán las personas a las grandes ciudades. Nunca pensé que esto fuera a ser un cambio permanente en la geografía del trabajo», reflexionó Moretti.

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