Ana Peña

Ana Peña

Tech Talk

Tal vez no lo sabes, pero siempre estás rodeado de semiconductores. Cada vez todo se parece más a una computadora, y ésta necesita su cerebro —o sea los semiconductores, o chips—. Tu teléfono inteligente lo tiene, los coches que pasan a tu lado en la calle y, con el avance de la tecnología, cada vez más cosas los tendrán.

Pero estos últimos años hemos vivido una situación interesante, que podrás reconocer en las noticias como la escasez de semiconductores (incluso es la razón por la que los autos – en reventa y nuevos – subieron de precio). Pero, ¿no podemos sólo producir más chips y terminar con la escasez? (Siempre me lo preguntan). Respuesta corta: no. Respuesta larga:

¿Por qué se generó la escasez de chips?

Hay un factor al que le podemos agradecer la escasez de semiconductores: el famoso virus. A raíz de la pandemia, mucha gente –incluida yo– empezamos a trabajar desde casa. La pandemia trajo distintas complicaciones:

  1. La demanda aumentó de un día para otro, pero la capacidad de producción no. Entendimos que la PC está más viva que nunca, porque cuando la gente realmente necesita enfocarse, pasa del celular a la PC. El trabajo desde casa, e incluso el aislamiento, generaron una necesidad de estar conectados a través de computadoras, celulares, consolas… y adivina qué necesitan para funcionar. 
  1. Restricciones en producción. Nunca paramos de trabajar durante la pandemia, ya que la producción de semiconductores fue denominada “actividad esencial” a nivel mundial, pero sí se limitó la capacidad gracias a normas de distanciamiento social, capacidad de personal y cierres temporales.
  1. Disrupción de la cadena de suministro que funciona con tiempos exactos. 80% de las productoras se encuentra en Asia, y todo llegaba a su destino en el minuto que tenía que estar ahí para cumplir con la demanda del consumidor. Los cierres causados por la pandemia y el aumento de costos derribaron la cadena.

No sé si te acuerdas la vez que hubo una escasez de hielo en Oxxo. Qué raro, ¿no? Tuvimos en México una ola de calor terrible, que hizo a todos correr a su tienda de conveniencia más cercana, y sí, nos quedamos sin hielo ya que los refrigeradores y proveedores de hielo no se daban abasto con la alta demanda. De un día para otro llegó un calor que nadie se imaginaba, y en ese momento las cervezas y agua iban a acompañar al hielo… esto es lo que ocurre con los chips. 

Pero regresemos a los básicos, ¿cómo se hace un semiconductor?

Por muy loco que suene, nacen a partir de la arena. Es un proceso en el que se toma arena rica en silicio (sí, el de la tabla periódica), se purifica en múltiples etapas para eliminar impurezas y metales no deseados y se derrite para formar un tubo sólido de silicio puro. Éste después se corta en rebanadas ultrafinas, llamadas “wafers” u obleas (porque eso parecen).

Después de agregar a las obleas elementos que les permiten conducir la electricidad controladamente, empezamos el proceso de litografía, que es cuando una oblea se expone a una luz ultravioleta bajo una plantilla que tiene marcado el patrón de circuitos. La luz UV remarca las secciones que quedan fuera del patrón y se afinan con un proceso químico. 

Aquí sigue el famoso “packaging” – o embalaje – del microprocesador. El empaque se modela e imprime en 3D, y así el microprocesador se coloca cuidadosamente en él. Los contactos eléctricos del microprocesador deben alinearse correctamente con las conexiones en el empaque para garantizar una conexión adecuada. Con este proceso lograremos meter más circuitos en un espacio cada vez más pequeño, o la Ley de Moore. 

Entonces, ¿por qué no imprimen más chips y ya?

Es una pregunta válida. Incluso la de “¿por qué no imprimimos más dinero?” tiene su explicación y trasfondo. La escasez nos afecta a todos, no sólo por la falta de disponibilidad en los productos que utilizamos, sino también porque a mayor oferta, los precios aumentan. 

Sin embargo, esto no significa que las empresas productoras de semiconductores no estemos haciendo nuestro mayor esfuerzo. Actualmente se está trabajando al límite de lo que lo permiten las fábricas, y no es suficiente, así que, en vez de imprimir más chips, mejor pídanme: ¡Impriman más fábricas!

Y tengo el honor de responderte en este momento: ¡VA! En eso estamos. Pat Gelsinger testificó, a favor de la “Ley de Chips” o “Chips Act” en Estados Unidos, que se aprobó el año pasado. Ésta nació porque tenemos que equilibrar la balanza y tener fábricas productoras fuera de Asia, por eso también está tan sonado el tema del nearshoring, que es llevar la fabricación de productos más cerca de su consumidor final, y para esto es necesaria la inversión privada.

El mundo corre a base de los semiconductores, y tenerlos más cerca nos ayuda a todos, y gracias a esta ley, en este momento se están construyendo fábricas de producción de chips en Estados Unidos y la Unión Europea (UE). Incluso está en proceso el propio “Chips Act” de la Unión Europea. Latinoamérica, ¡seguimos nosotros! Nuestra región también merece su propia ley. Así, poco a poco, vamos a derrotar la escasez y regresar el hielo a los Oxxos (o los chips a la industria, como lo quieras ver).

semiconductores | Ana peña

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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