¿Una regulación imperfecta o ninguna regulación? El 2022 está cerrando con el péndulo de la economía cripto definitivamente inclinado hacia la primera opción. El “criptoinvierno” primero y el derrumbe de la plataforma FTX después dejaron claro que si la industria no quiere tener un 2023 agitado y lleno de desconfianza será necesario empezar a distinguir entre casinos e instrumentos financieros. Y será necesario hacerlo rápido.
Para resumir la incertidumbre que dejó la debacle de la tercera plataforma más importante de exchange, el sitio especializado Coin Telegraph dio cuenta de una frase que se hizo viral tras la bancarrota de FTX: “Si no conoces de donde viene la ganancia, entonces la ganancia eres tú”. Es apenas una muestra de la gigantesca crisis de confianza generada por la combinación de malas prácticas en plataformas que operaban simultáneamente como corredores, custodios y espacios de intercambio.
La magnitud de lo ocurrido es innegable pero decretar el fin de las criptomonedas es apresurado. La tecnología blockchain no ha dejado de mejorar desde su irrupción en 2009 y hasta los más escépticos reconocen su capacidad para otorgar transparencia y eficiencia. Dictaminar la muerte prematura de las criptodivisas es, en todo caso, una reacción tan desproporcionada como poco realista. Es como si a principios del año 2000 alguien hubiera presagiado el fin de Internet basándose en el desplome de “la burbuja de las punto com”.
Efecto dominó de preguntas
En este escenario, «regulación» es ahora una palabra más amigable aunque no exenta de controversias. El premio Nobel de Economía Paul Krugman advierte sobre su necesidad pero también sobre los retos que traería: ¿Qué papel tendrían las plataformas en un escenario regulado? ¿Serían competitivamente mejores que las instituciones financieras clásicas o correrían el riesgo de extinguirse? Por cierto, algunos bancos adelantan sus jugadas: el brasileño Itaú ya ofrece servicio de custodia de criptomonedas de cara al año próximo.
Pero el efecto dominó de preguntas que genera la regulación no implica únicamente “quiénes” sino también “dónde”. Las eventuales regulaciones tendrán el desafío inevitable de la geografía porque de lo contrario los enemigos de la transparencia desplazaran sus negocios convenientemente. Fortune recordaba recientemente que Sam Bankman Fried, el CEO de FTX, se trasladó de Hong Kong a Bahamas en 2021 buscando el paraíso de la total desregulación. El dato debería ser tenido en cuenta por todo potencial inversionista ya que este tipo de maniobras no solo huyen de los gobiernos sino del monitoreo de sus propios clientes.
Un tercer interrogante que gana peso después de la crisis de FTX es cuánta regulación sería la apropiada. Aunque no es una pregunta fácil de responder, creo que son indispensables al menos dos tipos de reglas: unas que minimicen los robos y el fraude (como en cualquier actividad financiera) y otras que pongan la lupa especialmente sobre quiénes actúan como custodios de los criptoactivos.
Si el efecto de las regulaciones resulta en una recuperación de la confianza perdida, el año próximo marcará el principio de la segunda etapa en la historia de las criptomonedas. La consecuencia más evidente es que quedará claro el contraste entre aquellos activos digitales con respaldo frente a las monedas que únicamente se basan en el valor percibido. Cuando diseñamos Unicoin y sustentamos su valor en compañías con alto potencial de crecimiento lo hicimos con la convicción de que toda la innovación de la tecnología “blockchain” y sus posibilidades debían complementarse con valores de confiabilidad y visibilidad.
Confundir una crisis de confianza con las potencialidades de un instrumento financiero tan disruptivo es, como mínimo, poco lúcido. Negar la magnitud de la tormenta desatada por FTX es directamente poco serio. Entretanto, la historia de los desarrollos tecnológicos -incluyendo la de la propia Internet- muestra que luego de su irrupción, cualquier innovación necesita condiciones propicias para desplegar todas sus posibilidades. Las criptomonedas podrán encontrar las suyas pero es imprescindible que respondamos, en tiempo y forma, las preguntas indicadas.
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