• AK Ikwuakor es entrenador ejecutivo de ventas en Google y trabaja capacitando a los ejecutivos para convertirse en buenos líderes.
  • El experto menciona que incluso los líderes poderosos luchan con problemas personales.
  • Una de los buenos hábitos de un líder es trabajar en su mejora personal; Ikwuator comparte más estrategias para ser un buen líder.
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Este ensayo fue escrito por AK Ikwuakor, coach ejecutivo de 38 años que lidera el equipo de ventas en Google en Marina del Rey, California, ha sido editado por razones de extensión y claridad.

Detrás de la fachada segura de un buen líder, siempre existe un lado profundamente humano que muchas personas no ven. Los ejecutivos, a diferencia de algunas percepciones públicas, no tiene súper poderes; son tan vulnerables como cualquiera de nosotros. Es fácil para el mundo colocarlos en pedestales.

Como coach ejecutivo, formador de equipos corporativos y consultor, he trabajado con líderes y equipos, desde startups incipientes hasta conglomerados globales como Google, Duke Basketball y el Departamento de Estado. Actúo como guía externo, ayudándolos a clarificar sus objetivos, establecer hábitos necesarios y empujarlos a la acción para convertirse en buenos líderes.

En una ocasión, asesoré a un ejecutivo de una empresa multimillonaria que parecía tenerlo todo: poder, influencia y el respeto de sus pares. Sin embargo, en nuestras sesiones, se abrió sobre la soledad que sentía desde su posición y su lucha contra el síndrome del impostor, preocupado de tomar decisiones que pudieran perjudicar el sustento de miles de personas.

Asesoré a una gran cantidad de ejecutivos que se sienten abrumados por las tareas domésticas y la implementación de rutinas de salud y ejercicio consistentes. A menudo los he visto sacrificar su bienestar personal y sus pasatiempos, como el ejercicio regular, debido a las exigentes agendas de trabajo.

Pueden luchar contra el impulso de revisar constantemente sus correos electrónicos en casa, trabajar hasta tarde en la noche y comenzar de nuevo en las primeras horas.

Pero algunos ejecutivos descubrieron cómo superar estos desafíos profesionales y personales mediante la implementación de hábitos efectivos.

Aquí tienes cuatro hábitos de los líderes más exitosos:

1. Son decididos y expertos comunicadores

Los líderes con los que he trabajado son comprenden la importancia de la decisión en el liderazgo, pero saben que implica más que simplemente tomar decisiones rápidas; también es importante cómo comunican y luego traducen las decisiones en acción. Es como un taburete de tres patas en el que cada elemento es esencial para el éxito.

He visto a líderes buenos comenzar con decisiones bien fundamentadas. Revisan la información disponible y analizan los posibles riesgos y beneficios, al tiempo que confían en sus instintos. También explican el razonamiento detrás de sus decisiones y comparten los resultados esperados y el impacto en las personas involucradas.

La mejor decisión puede fracasar si no se traduce en acción, por lo que los buenos líderes crean un plan, asignan responsabilidades y brindan a las personas recursos y apoyo.

2. Trabajan constantemente en su mejora personal

Otra característica en común de los bueno líderes con los que he trabajado es que entienden que el liderazgo no es un papel fijo, es dinámico.

Los ejecutivos exitosos a los que he asesorado no se sientan a esperar lo mejor; invierten activamente en sí mismos y en su propio desarrollo. Buscan orientación de diferentes fuentes como entrenadores de oratoria, coaches ejecutivos, entrenadores personales y asesores espirituales que pueden proporcionarles perspectivas únicas.

Parte de esto implica adentrarse en su negocio y en el mercado en general para convertirse en líderes de pensamiento en su industria.

Trabajo con líderes tecnológicos, por ejemplo, que están al tanto de los avances en inteligencia artificial. Asisten a conferencias y se relacionan con expertos en el campo. Los líderes financieros exitosos asisten a seminarios, profundizan en libros de economía y se unen a grupos de intercambio de conocimientos para perfeccionar sus habilidades. Mantienen la curiosidad y no llegan al punto en el que sienten que lo saben todo.

3. Son expertos en la construcción de relaciones

Mantener una integración saludable entre el trabajo y la vida personal es el mayor desafío para los buenos líderes. Aplican los mismos principios a sus relaciones personales, incluidas su familia y seres queridos, que a sus empleados y miembros del consejo.

Escuchan activamente, empatizan y se esfuerzan por comprender sus necesidades y perspectivas.

Los hábitos que respaldan esto incluyen dar prioridad al tiempo de calidad con la familia, participar en conversaciones abiertas y asegurarse de que sus compromisos personales se alineen con sus valores.

4. Tienen temperamentos equilibrados y piensan a largo plazo

He visto a líderes ineficaces que se asemejan a day traders en un caótico piso de operaciones. Se vuelven excesivamente reactivos ante las altas y bajas diarias de dirigir una organización o liderar un equipo.

Se dejan influenciar por las fluctuaciones a corto plazo del mercado o se dejan vencer por decisiones reactivas. Su ansiedad y reactividad excesivas crean una agitación y pánico innecesarios dentro de la organización.

El objetivo de los buenos líderes es lo opuesto: mantener la inteligencia emocional mientras ejecutan sus objetivos diarios. No se trata de enredarse en el ruido del día a día, sino de tomar decisiones con la trayectoria de crecimiento de su empresa en mente. Se centran en el panorama general y mantienen un rumbo estable, sobrellevando las fluctuaciones a corto plazo.

Es por eso que los grandes líderes poseen una mentalidad de inversor a largo plazo y mantienen un temperamento equilibrado. Abordan los desafíos con una actitud tranquila y serena, guiados por su visión a largo plazo. Tienen una confianza inquebrantable en su dirección estratégica y pueden llevar a su equipo a adaptarse a las circunstancias cambiantes.

Ser un buen líder no se limita a estar dentro de las empresas Fortune 100 o a sectores específicos de la industria. Los buenos líderes se pueden encontrar en organizaciones de todos los tamaños y en diferentes niveles.

Sin embargo, para el ejecutivo, el éxito a menudo se evalúa según qué tan bien pueden gestionar los desafíos profesionales y personales.

Al abrazar el poder de estos cuatro hábitos, los ejecutivos pueden convertirse en buenos líderes y desbloquear su máximo potencial, creando un impacto duradero en sus vidas profesionales y personales.

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