• Hay personas que se dedican la creación de contenido relacionado con su experiencia laboral.
  • Estas son conocidas como workfluencers y tienen gran poder en el terreno.
  • Son apoyadas por aquellas compañías que valoran la visibilidad, pero muchas afrontan dificultades a la hora de ser contratadas.
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Un mes después de la pandemia, Cece Xie pasó su «peor cumpleaños» antes de ser parte de las personas workfluencers.

Estaba deprimida, encerrada y con miedo de salir de casa. Por ello, decidió tomarse un día libre en su trabajo como abogada y hacer algo «diferente», según cuenta. 

Grabó y publicó su primer TikTok, comparando en tono de broma su experiencia de labor remota bajo una enorme presión con las relajadas reuniones de Zoom que tenían sus amigos dedicados al marketing.

La publicación tuvo éxito. Hasta la fecha, ha conseguido más de 940,000 visualizaciones y casi 7,000 personas la han compartido.

Xie, animada por la respuesta, continuó publicando contenido relacionado con el trabajo, contando chistes y dando consejos profesionales a abogados más jóvenes. Su idea se popularizó y Xie ha tiene ahora más de 400,000 seguidores en TikTok.

Una «válvula de escape»

Confinados y sin poder quejarse del trabajo con los compañeros de la oficina, muchos han utilizado TikTok y LinkedIn para despotricar, sollozar y «chismear» sobre sus carreras profesionales.

El hashtag #careertiktok, en el que los creadores comparten salarios y anécdotas del día a día sobre su trabajo, tiene más de 1,500 millones de visitas.

Según LinkedIn, más de 13 millones de usuarios en esta red tienen su perfil configurado en «modo creador» para conseguir más visibilidad para sus publicaciones.

Este nuevo contenido marca un cambio en los hábitos de consumo de los jóvenes, que ahora comparten y buscan cuestiones relacionadas con el trabajo en las redes.

En lugar de publicar mensajes sobre hitos y éxitos profesionales, las personas se muestran más vulnerables y honestas acerca de su vida laboral. 

Con esto, se están poniendo en el foco cuestiones que antes eran tabú, como la transparencia salarial y la discriminación.

Algunos profesionales han convertido sus publicaciones en nuevas carreras y en lucrativos negocios paralelos. 

No obstante, no todo es color de rosa. Algunos se han metido en problemas por su actividad social, en ocasiones con sus jefes o con su audiencia.

Como dice Justin Welsh, un influencer de LinkedIn: «Hay que equilibrar ser interesante, único, contrario, desafiante y polarizante con ser consciente de cómo se recibirá tu mensaje en el mercado. Es una línea muy, muy difícil de caminar».

La ‘Gran Reorganización’

Al principio de la pandemia, la gente que trabajaba en casa empezó a utilizar masivamente las redes sociales. Las descargas de TikTok se dispararon y se ocuparon nuevos nichos dentro de la aplicación.

Incluso plataformas tradicionalmente estables como LinkedIn experimentaron una avalancha sin precedentes de publicaciones sobre salud mental, agotamiento y estrés. 

El trabajo provocaba gran parte de ese estrés. Los despidos aumentaron a medida que las empresas cerraban; los afortunados que conservaban sus puestos de trabajo se enfrentaban a lo que Welsh denomina como «presión bilateral». Es decir, la presión de trabajar desde una casa que no está equipada para ser oficina y, por otro lado, la presión de generar ingresos para sus jefes en un entorno económico complejo.

Como explicó Xie en un TikTok, la pandemia también eliminó algunos «beneficios» como las cenas gratuitas con clientes, celebraciones y fiestas entre compañeros de trabajo (que hacían el empleo más llevadero). Sin esas ventajas, se convirtió en algo solitario y agotador.

El trabajo: un tema en redes sociales

Cuando las empresas volvieron a abrir, los usuarios seguían mostrando interés por los contenidos relacionados con el trabajo en las redes sociales.

Además, la reactivación del mercado laboral, especialmente en Estados Unidos, llevó a la gente a dar un giro importante a su carrera, dando lugar a la Gran Renuncia.

Pero no fueron solo los empleados que hacían empleo remoto los que dieron el salto. Los esenciales también dimitieron de puestos que se habían convertido en algo arriesgado para su salud.

Según un estudio realizado en California, las profesiones que registraron las mayores tasas de mortalidad por exceso en 2020 requerían un trabajo presencial: el transporte y la logística, la alimentación y la agricultura, así como la industria manufacturera.

Los trabajos presenciales, especialmente en el sector de la hostelería, también registraron las tasas de dimisión más altas el año pasado.

Un estudio de Pew Research reveló que 53% de los encuestados que dimitieron en 2021 también había cambiado de sector.

Dan Space, especialista en Recursos Humanos que dirige la cuenta de TikTok @dan_from_hr, afirma que considera que la Gran Renuncia (o como muchos la llaman ahora, la Gran Reorganización) es que la gente «se aleja de sus carreras y elige entre más opciones».

No obstante, elegir un nuevo empleo requiere mucha información previa y este movimientos ha desatado una mayor demanda de información en profundidad sobre el trabajo.

Los workfluencers (creadores de contenido laboral) han llenado ese vacío. 

Cada uno de los que he entrevistado tiene sus propias razones para compartir esta clase de contenido.

Xie quiere ayudar a los abogados jóvenes como ella; Space desea corregir la desinformación sobre Recursos Humanos, y Welsh construye una marca personal.

«Si puedes construir una marca personal, puedes llegar donde quieras», afirmó. 

Estos workfluencers también se dieron cuenta de que compartir el contenido de trabajo conseguía mucha respuesta de los usuarios.

Aparte de Xie,  Maddie Machado, una exreclutadora de Meta y LinkedIn que se hizo independiente, comenta que consiguió una gran respuesta con su primera publicación en TikTok hablando de los beneficios del trabajo desde casa de Meta.

Los workfluencers aprovechan el interés

La explosión del hashtag #careertiktok ha sido buena para los resultados de los workfluencers.

Estos a menudo monetizan su contenido vendiendo productos como suscripciones a Patreon, cursos, libros y servicios de consultoría.

Welsh, por ejemplo, promociona cursos y servicios de consultoría a su audiencia de LinkedIn, con lo que ha ganado casi tres millones de euros desde agosto de 2019.

Los workfluencers también pueden ganar dinero con asociaciones de marcas: otra creadora llamada Corporate Natalie se ha asociado recientemente con la plataforma de tecnología de Recursos Humanos Paycom en una campaña de televisión.  

No todo el mundo tiene tiempo para crear su propio contenido, por lo que ha nacido también una floreciente industria de escritores fantasma.

Una de ellas contó a Vox que está ganando tanto dinero escribiendo para varios empresarios que ha rechazado otras ofertas de trabajo; cobra al menos 15,665 pesos al mes por un solo cliente y alrededor de 180,00 pesos por compromisos más largos. 

Algunas plataformas han animado a los workfluencers profesionales a hacer crecer sus audiencias, viéndolo como una oportunidad para la marca.

En 2021, LinkedIn anunció que estaba creando un equipo interno para reclutar y apoyar a los creadores en la plataforma.

Desde su creación, este equipo animó a publicar contenido auténtico y educativo sobre el trabajo en la red social. 

La empresa ha tomado los esfuerzos de sus propios empleados para construir marcas personales y audiencias. Brian Xu, un científico de datos de LinkedIn, tiene más de 1.5 millones de seguidores en TikTok. La compañía lo presentó en sus canales sociales y en las comunicaciones internas. 

Machado explica que, durante su primera semana en LinkedIn, Xu dirigió un taller sobre cómo funciona la economía de los workfluencers.

Su presentación, llamada «Guía de la economía de los creadores para los profesionales de la tecnología fuera de onda,» se centraba en su punto de vista sobre las habilidades que se necesitan para construir y monetizar su comunidad.

Machado dice que la relación ideal entre un empleado creador y el jefe es una asociación.

LinkedIn no es la única empresa que fomenta estos acuerdos: Walmart y Samsung también están creando programas de workfluencers.

Los acuerdos con creadores pueden ayudar a las compañías a retener el talento y a reclutar nuevos trabajadores.

Cuando Welsh publicaba en LinkedIn a la par que laboraba a tiempo completo, su éxito ayudó a su firma. Junto a un compañero, impulsó «un tremendo número de referencias de candidatos» con sus marcas personales. «La gente quería trabajar con nosotros», afirma Welsh. 

Pero, según la experiencia de Machado, la mayoría de las empresas no saben qué hacer con los creadores de redes sociales.

La dirección suele considerar estos perfiles como un arma de doble filo. «Tu voz tiene mucho poder. El mismo que tienes para que la gente se interese por la empresa, lo tienes para que se desinterese», destaca.

Cuidado con lo que se comparte

Compartir detalles sobre tu lugar de trabajo puede ayudar a los workfluencers a construir audiencias y a sus seguidores a descubrir nuevas oportunidades, pero también cuenta con riesgos.

Pocos lo saben mejor que Braden Wallake, el CEO de la startup de marketing HyperSocial, también conocido como el «directivo llorón». 

Tras despedir a dos empleados en agosto, publicó una foto suya en LinkedIn con lágrimas en la cara.

«Solo quiero que la gente vea que no todos los CEO tienen el corazón de piedra y no se preocupan cuando tienen que despedir a alguien», escribió en la publicación. Los usuarios lo calificaron como «repugnante» y «autocomplaciente». 

Natasha Badger, una asociada de marketing de clientes en LinkedIn, también provocó un acalorado debate.

En su perfil habló sobre la pannacotta de postre o un lujoso día de spa que ofrecía la empresa en horario laboral. Esto resultó polémico, ya que la gente criticaba los beneficios de la empresa y cuestionaban si Badger hacía realmente algo productivo. 

Para algunos, compartir esta clase de contenido es incompatible con el trabajo real.

«Ahora el feed es un obstáculo», señala Sofía Martín Jiménez, una reclutadora de Madrid, a The New York Times.

«Tuve que cambiar mi manera de trabajar en LinkedIn», afirma, explicando que ahora se centra más en evitar las publicaciones confesionales y hablar sobre detalles relevantes para la contratación.

Más allá de las críticas, hablar demasiado sobre tu empleo puede salirte caro. Algunos han llegado a ser despedidos por divulgar información que la empresa no quiere que se conozca.

Machado dejó su trabajo en Meta después de compartirlo abiertamente en TikTok

Según cuenta, la compañía puso en marcha varias investigaciones sobre varias publicaciones que hizo acerca de su trabajo. «Fue la experiencia más humillante de mi vida», recuerda. Meta no ha querido hacer comentarios al respecto.

Cada empresa tiene sus propias directrices sobre lo que los trabajadores pueden compartir públicamente. A medida que estos recurren a internet, es importante saber qué líneas no hay que cruzar. 

En su siguiente puesto después de Meta, Machado habló proactivamente de su TikTok en el proceso de contratación.

Una vez contratada, se aseguró de pedir la aprobación de Recursos Humanos y del departamento legal de la empresa antes de publicar cualquier contenido relacionado con el trabajo.

En la entrevista me dijo que su filosofía actual es: «Adelantarse al problema».

Space habló abiertamente de su TikTok en las entrevistas y eso ha hecho que algunos, especialmente las grandes empresas, se echen atrás.

Como es un creador popular, temen que pueda dar una imagen negativa de la compañía si tiene una mala experiencia o que se vaya a los tres meses para dedicarse solo a la creación de contenido.

A pesar del escepticismo que encontró en su búsqueda de empleo, Space dice que su cuenta de TikTok ha valido la pena.

Aprende mucho de la red social sobre lo confusos que son los Recursos Humanos para las personas ajenas a ellos y sobre cómo mejorar el sector. «Tenemos que hacer un mejor trabajo de marketing», concluye.

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