¿Te has puesto a pensar cuántos dispositivos electrónicos conectados e interconectados tienes? Hace unas semanas la caída momentánea de WhatsApp, Facebook e Instagram me puso a pensar en qué pasaría si todo lo que nos rodea que tiene un chip, dejara de existir o funcionar… si se apagara por un día. Los celulares, algunos refrigeradores, televisiones, coches, computadoras, tabletas; relojes inteligentes, el internet, las cajas registradoras del súper, la lavadora, los cajeros automáticos; las torres de control, las redes 5G y mucho más de lo que imaginas, depende de un procesador. ¿Y qué está pasando con la escasez de procesadores?
El procesador o chip es un circuito electrónico de material semiconductor, especialmente arena de silicio, que, combinado con otros componentes, forma un sistema integrado más complejo para convertirse en un “cerebro”, por ejemplo, el de tu computadora. Vivimos en un mundo donde cada vez más cosas parecen una computadora. Imagina cómo hubieras trabajado durante la pandemia sin ellas. Según IDC, consultora tecnológica, durante la primera mitad del 2020 se vendieron más de 953,000 computadoras para uso de consumo en México; 72% fueron laptops. Imagínate… durante el primer trimestre de 2021, a nivel global, los envíos de computadoras personales crecieron más de 55%.
Sin un chip probablemente tu coche se vería como el de los Picapiedra. Sí, para que te des una idea, se estima que para 2030 los semiconductores representarán más del 20% del total de la lista de materiales de los vehículos premium —en 2019 representaban apenas el 4%—. Ni hablar del internet y la nube, tendrías que leer libros enteros para investigar cosas ya que ningún buscador como Google existiría. Tus fotos estarían mal pegadas en un álbum y no tendrían ni un like. ¿Viajar? Ni pensarlo; los aviones también funcionan con procesadores.
Los chips dejaron de ser un lujo y ahora son una necesidad para la humanidad, por eso es tan relevante la actual crisis global de semiconductores. Durante 2020, debido a la pandemia y al crecimiento exponencial de nuestra vida digital, hubo un impresionante aumento en la demanda y uso de tecnología. Esta es una de las principales causas de la escasez. En términos de la cadena de suministro nos enfrentamos a la falta de sustratos, es decir el empaque que protege al chip o a la Unidad de Procesamiento Central (CPU). El sustrato también forma las conexiones eléctricas entre la CPU y la placa de circuitos de un ordenador o dispositivo móvil.
La escasez de chips afecta las cadenas de suministro de todo el mundo. Empresas como Coca-Cola han sufrido el impacto de esta ya que su maquinaria y componentes electrónicos requieren procesadores, por lo que les ha retrasado los planes de expansión. Lo mismo ha sucedido con la industria automotriz donde armadoras como Kia han tenido que suspender operaciones debido a la falta de semiconductores. Hasta el mundo del K-pop ha sufrido el impacto, los lightsticks —varitas luminosas controladas remotamente— subieron de precio o están agotadas y son un accesorio imprescindible para los fanáticos del pop coreano y sí, tienen chip.
Los procesadores, hechos a base de arena de silicio –el elemento #14 de la tabla periódica ‘Si’- funcionan como la base de cualquier innovación o gadget. Para darte una idea de la relevancia que tienen, Estados Unidos y compañías como en la que trabajo están haciendo inversiones de miles de millones de dólares para construir nuevas fábricas de chips en América y la Unión Europea y así balancear la distribución de manufactura de procesadores; incluso Estados Unidos lo ve ya como un tema de seguridad nacional.
Según el estudio conjunto de la Semiconductor Industry Association y Boston Consulting Group, el 75% de la capacidad global se concentra en el este de Asia. Este tipo de desequilibrio crea un enorme riesgo en la cadena de suministro de componentes críticos para muchas industrias además de que son la columna vertebral de la competitividad económica. La industria espera que para 2030 el 50% de la producción se dé en América y en la Unión Europea.
Los chips son uno de los dispositivos más complejos jamás creados y requieren tecnología de fabricación avanzada; no son enfrijoladas de Anahí. ¿Sabías que un procesador tarda aproximadamente 20 semanas en salir de una fábrica? Un procesador empieza siendo arena. ¡Sí, ARENA que se obtiene de la trituración de rocas! Entonces, imagínate los procesos necesarios para que, de la arena de silicio se pueda crear el cerebro de tus dispositivos.
Además, para hacer estos chips se deben tomar en cuenta muchísimos factores geográficos, arquitectónicos y del ecosistema. Por ejemplo, las fábricas donde se crean no pueden estar ubicadas en zonas sísmicas y los ingenieros que los fabrican deben usar trajes especiales ya que no puede existir ni la más mínima partícula de polvo.
Sin procesadores, la tecnología no existe. Se cae la bolsa de valores. La F1 no se lleva a cabo. Tu teléfono no funciona. Y si eres de los que invierte en bitcoin, créeme, la escasez también está jugando en tu contra. ¿Sobrevivirías sin depender de un microprocesador por un día? Yo, no creo.
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