• El fast fashion o moda rápida triunfa en todo el mundo, con marcas como Shein y Zara liderando las ventas de ropa barata.
  • Sin embargo, muchas de las prendas devueltas no se reutilizan y acaban en vertederos, afectando gravemente al medioambiente.
  • De hecho, un informe de la Fundación Ellen MacArthur, reveló que se reutiliza menos de 1% de la ropa usada.
  • ¿Ya conoces nuestra cuenta de Instagram? Síguenos.

El sector de la moda tiene un gran problema con los residuos que el «fast fashion» genera.

Cada año, la industria crea más de 100,000 millones de prendas de vestir. Esa cantidad es suficiente para que cada habitante del planeta reciba 14 prendas nuevas al año; es más del doble de la cantidad producida en el 2000. 

Para empeorar la situación, debido a nuestra cultura de comprar y devolver prendas, esa ropa termina en manos de los minoristas. Y a pesar de lo que la gente cree, la mayoría de las prendas devueltas no se reponen, reutilizan o aprovechan, sino que acaban en la basura.

Prendas que se producen cada vez más rápido

El problema es grave: cada día se desechan decenas de millones de prendas para dar paso a otras nuevas. Y cada año, 101 millones de toneladas de ropa acaban en los vertederos. Esta moda del fast fashion o «moda rápida» (prendas de vestir de bajo costo) no hace sino aumentar la basura. 

Por ejemplo, Zara produce 450 millones de prendas, con 20,000 nuevos estilos anualmente, cuyo diseño queda obsoleto en un año, por lo que sustituyen por otras nuevas para la siguiente temporada. Y si 20,000 parecen muchas, espera a ver lo que produce Shein

La empresa china de fast fashion, fundada en 2008, lanza 6,000 nuevos estilos… ¡al día! Y no toda esa ropa se vende. Las compañías de ropa barata tienen montañas de ropa de las que les cuesta deshacerse. 

Las fiestas decembrinas agravan el problema. En Navidad, más gente compra ropa que luego devuelve y la mayoría se deshacen de la ropa vieja para hacer sitio a la nueva. Un informe de la empresa de estudios de mercado The NPD Group detalló que, ahora que la pandemia terminó, la gente planea comprar más abrigos de invierno y ropa de vestir para la temporada y los viajes. 

Por su parte, los minoristas instan a los consumidores a comprar para dar salida a todas las existencias acumuladas por los problemas con la cadena de suministros. Sin embargo, ese exceso de consumo solo provoca más residuos. El 30% de lo que compramos por internet se devuelve, y según ReturnGo, 25% de los productos devueltos acaban en la basura. 

Programas para minimizar el impacto del fast fashion que no funcionan

Las marcas ecológicas prometen reciclar lo que los clientes devuelven pero la ropa vieja rara vez se renueva. Según un informe de la Fundación Ellen MacArthur, se reutiliza menos de 1% de la ropa usada. Del plástico, se recicla el 9%, mientras que del cartón cerca de 70%. 

En 2013, H&M se convirtió en el primer gran minorista de fast fashion en poner en marcha un programa mundial de recogida de ropa usada, instalando miles de contenedores en tiendas de 40 países.

La empresa animó a los clientes a depositar su ropa usada, ofreciendo vales y cupones de descuento a las personas que participaran en el programa. 

No obstante, un informe de Fast Company de 2016, reveló que la mayoría de la ropa que H&M recoge acaba siendo donada, mientras que el resto se convierte en productos como trapos de limpieza o toallitas, cuya vida útil es muy corta antes de acabar en la basura.

fast fashion
Cuando la ropa no puede reciclarse, acaba en vertederos de todo el mundo, como por ejemplo, el desierto de Chile. Antonio Cossio/Getty Images

Aunque estas campañas de reciclaje son excelentes herramientas de marketing, la realidad es que no existe la escala ni la tecnología necesarias para que funcionen.

Reciclar la ropa es caro, y los recursos disponibles no son adecuados para manejar el volumen que hace falta para salvar al planeta. 

Por el contrario, como fabricar ropa se ha vuelto increíblemente barato, rara vez tiene sentido desde el punto de vista económico que las empresas inviertan en reutilizar o reciclar ropa vieja.

¿Cómo pueden las empresas de fast fashion reducir su impacto? 

La industria de la moda pasa una elevada factura al medio ambiente. La producción de ropa consume una décima parte de toda el agua utilizada industrialmente, lo que da lugar al 20% de las aguas residuales del mundo, muchas de las cuales son demasiado tóxicas para ser tratadas y reutilizadas. 

Las fases más perjudiciales para el medio ambiente son la extracción de las materias primas y la fabricación del tejido. Y este impacto se agrava una vez terminada la ropa: el transporte también genera una enorme cantidad de gases de efecto invernadero.

Cada producto se entrega en casa del cliente individualmente, para ser devuelto una vez finalizada la temporada de la ropa. Algunas prendas viven más tiempo en mercados secundarios, pero varias van directamente al vertedero, donde se amontonan hasta que pueden descomponerse. 

Teniendo en cuenta que la mayoría de las empresas valoran las implicaciones económicas de fabricar un producto mientras lo diseñan, para reducir el daño también deberían pensar en la sostenibilidad de un producto cuando lo diseñan.

Una manera de hacerlo es simplemente utilizar materias primas más sostenibles. Según un estudio sueco, el uso de Tencel, un tejido fabricado con madera de origen sostenible, reduce significativamente la cantidad de agua necesaria para fabricar una prenda. Otro estudio de 2021, reveló que el mayor impacto en la fase de extracción, lo genera la seda. 

En general, los tejidos naturales como la lana y el algodón son más sostenibles que los sintéticos. Una camisa de algodón tarda 6 meses en descomponerse y un calcetín de lana puede hacerlo en 5 años. En comparación, los tejidos sintéticos como la licra y el poliéster pueden tardar siglos.

Impacto medioambiental de los distintos tejidos usados en el fast fashion

fast fashion
El impacto que se muestra procede de la extracción de materias primas para cada fibra.Annie Fu/Insider

Algunas marcas están abriendo camino a la sostenibilidad, como Garcia Bello, creada en Argentina por Juliana Garcia Bello. La diseñadora recicla la ropa devuelta, es decir, toma prendas pasadas de moda y las mezcla con algodón en bruto para generar nuevos artículos, lo que permite prolongar la vida útil de la prenda o el tejido. 

Esta práctica favorece también la ropa hecha a mano, lo que garantiza una mayor durabilidad, un mejor ajuste y un menor impacto de carbono. 

Otra opción para reducir los daños es centrarse en los residuos que provocan las devoluciones. Desde la pandemia, las compras online y devoluciones se han disparado. En 2022, los consumidores devolvieron mercancías por valor de 261,646 millones de dólares o alrededor de 26.5% de la cantidad que se gastó, un aumento del 19.8% respecto a 2019. 

En este sentido, las tiendas presenciales pueden marcar la diferencia. David Bell, Santiago Gallino y Toni Moreno estudiaron los datos de Warby Parker sobre el efecto de las ubicaciones físicas donde los clientes pueden ver y probarse los productos. Descubrieron que estos locales mejoraban la eficiencia operativa general de la empresa al disminuir las devoluciones. 

Además de limitar las devoluciones, las empresas también pueden limitar los residuos reciclando. Aunque puede resultar caro, algunas marcas han encontrado la forma de hacerlo. Por ejemplo, Patagonia afirma reciclar el 100% del producto que los clientes devuelven a través de su programa Worn Wear. 

No obstante, en 2019, la compañía reconoció que ciertos productos no pueden reciclarse por no disponer de la tecnología necesaria para hacerlo. La marca conserva a veces estos artículos hasta encontrar una solución, pero otros acaban en un vertedero o incineradora. En 2015, solo en Estados Unidos, Patagonia generó 262 millones de toneladas de residuos sólidos. 

De ello, solo 91 millones de toneladas o 35% de eso fue reciclado y compostado. Según la empresa, el resto terminó en vertederos o se convirtió en energía en un proceso llamado recuperación de energía de combustión. Aunque el reciclaje ayudó a limitar los residuos, la posibilidad de reciclar la ropa usada está aún muy lejos de ser una opción viable para las empresas. 

Una fábrica de reciclaje textil en Taiwán.Annabelle Chih/Getty Images

Otro tema es cómo puedan funcionar estos métodos a gran escala, pero empezar con poco serviría para probar la viabilidad de estos métodos y su atractivo para los consumidores. Y hay buenas noticias para las marcas que intentan dar un paso adelante: una encuesta realizada en junio de 2022 por McKinsey reveló que cada vez más jóvenes buscan activamente marcas sostenibles, lo que indica que habrá más mercado para la ropa ecológica.

Es hora de ser honestos 

Para solucionar el impacto medioambiental, las empresas deben ser transparentes con sus prácticas de sostenibilidad. Gracias a esa transparencia, existirá un mayor control que permitirá mejorar los sistemas de reciclaje, además de salir a la luz los residuos que genera cada compañía. 

De hecho, la mayoría de los consumidores que se preocupan por la sostenibilidad saben que las prácticas de las marcas tienen mucho que mejorar. Sin embargo, intentar engañar a aquellos que buscan marcas más éticas, no es la solución.

Por desgracia, pocas empresas consiguen ser transparentes sobre su impacto medioambiental. H&M ha sido considerada como sostenible, solo para ser criticada más tarde por falsear la información. 

fast fashion
El reciclaje de ropa aún está lejos de ser viable para la mayoría de las empresas.Annabelle Chih/Getty Images

El motivo es que utilizaba tablas de puntuación para describir el grado de respeto por el medio ambiente de cada prenda, pero una investigación de Quartz descubrió que estas afirmaciones eran a menudo exageradas o completamente falsas. 

Everlane es otra marca que proyecta una imagen ecológica sin hacer lo suficiente para limitar su impacto. Un informe de 2020 de Remake, una organización de defensa centrada en el daño medioambiental de la industria de la moda, descubrió que era una de las marcas con peor puntuación en transparencia. 

fast fashion
A medida que se acumulan los residuos textiles, las empresas necesitan encontrar soluciones. Annabelle Chih/Getty Images

A medida que más países, como Ghana, empiecen a prohibir la importación de ropa que se tira a los vertederos, las compañías tendrán que encontrar soluciones para los residuos. Sin embargo, para que sea viable, tendrá que ser sostenible y rentable, lo que implica que debe abaratarse el costo del reciclado.

Pero como no siempre podemos dejar las cosas en manos de las empresas, hay algo que podemos hacer como consumidores para reducir el desperdicio de ropa. Los mayores efectos positivos se obtienen alargando la vida de una prenda, reduciendo el transporte y apostando por materiales sostenibles.

AHORA LEE: Twitter prohibe los anuncios que niegan el cambio climático

TAMBIÉN LEE: Ella es Robin Wheeler, la nueva líder del equipo de ventas global de Twitter

Descubre más historias en Business Insider México

Síguenos en FacebookInstagramLinkedInTwitterTikTok y YouTube

AHORA VE: