• Un mal uso de los lentes de contacto puede provocar problemas leves de visión e infecciones que ponen en peligro nuestros ojos.
  • Las personas no suelen estar conscientes de sus malos hábitos, como no lavarse bien las manos.
  • También se recomienda que los lentes de contacto no tengan contacto con el agua de la llave y cambiar su estuche con frecuencia.
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“Me llamo Carol, tengo 26 años y creo que estoy a punto de perder mi ojo por un muy mal uso de los lentes de contacto”.

Así comienza un video compartido en TikTok el pasado 31 de agosto. En la grabación se puede ver a la joven con el ojo tapado, relatando cómo ha llegado a esa terrible situación.

Los popularmente conocidos como lentes de contacto son una alternativa habitual a los lentes tradicionales. Su principal aplicación es corregir problemas visuales comunes como la miopía, aunque también pueden emplearse con fines cosméticos, terapéuticos o para mejorar la visión en casos complejos.

Aunque recurrir a los lentes de contacto se considera muy seguro, un mal uso puede producir complicaciones de diversa gravedad, desde problemas leves de visión o pérdida de comodidad hasta infecciones capaces de poner en peligro nuestros ojos.

Incluso las complicaciones más leves pueden requerir un tiempo de descanso de los lentes de contacto. El riesgo aumenta cuando las personas no siguen las pautas de uso y mantenimiento.

Por desgracia, su incorrecto uso es relativamente frecuente. Entre las principales causas podemos destacar una deficiente comunicación entre las personas y los profesionales.

De hecho, olvidar las instrucciones para usarlos es una de las justificaciones más comunes. Las limitaciones económicas, la pereza, los malentendidos o seguir indicaciones contradictorias procedentes de varias fuentes también son factores a se deben tomar en cuenta.

Curiosamente, las personas que utilizan lentes de contacto desechables diarios (de un solo uso) son más propensas a seguir las instrucciones, tal vez porque son más sencillos.

Consejos para minimizar los riesgos

Muchas veces, las personas no son conscientes de sus malos hábitos y del peligro al que exponen sus ojos.

Para evitarlo, hay que seguir las siguientes precauciones:

Lávate bien las manos

Más de la mitad de las personas admite que no lo hace adecuadamente. El contacto con las manos sucias es un factor de riesgo para que tanto los lentes de contacto como la superficie ocular se contaminen con microbios patógenos.

Lavarnos y secarnos las manos de manera adecuada con agua y jabón antes de manipular los lentes de contacto, ya sea para ponérnoslos o quitárnoslas, reduce de manera significativa la probabilidad de infecciones.

Frotar los lentes de contacto para limpiarlos

Con el fin de eliminar los microorganismos y residuos, las lentes de contacto deben frotarse con la yema de un dedo en la palma de la mano y, posteriormente, enjuagarse.

Esta sencilla acción reduce las probabilidades de contraer infecciones.

No reutilizar el líquido de limpieza y desinfección

Se estima que entre un 10 y 35 % de los usuarios reutiliza el líquido del día anterior añadiendo más. Podemos pensar que es una buena idea para ahorrar dinero, pero acarrea un importante aumento del riesgo de infecciones.

Tampoco se aconseja utilizar los productos caducados o guardar los lentes de contacto en una solución salina. En cualquier caso, llena el estuche con la cantidad suficiente de líquido nuevo para cubrirlos completamente.

No laves tus lentes de contacto con agua de la llave ni te bañes o nades con ellos puestos

El agua y las lentes de contacto son una mala combinación, incluso al bañarnos o nadar. El agua de la llave contiene muchos tipos de microorganismos, y entre ellos, un protozoo especialmente peligroso: la Acanthamoeba

La queratitis producida por este patógeno es un tipo raro y muy grave de infección ocular que suele ser muy dolorosa y difícil de tratar. Puede provocar pérdida gradual de visión e, incluso, ceguera. 

La gran mayoría de casos afecta a personas que usan lentes de contacto, sobre todo, a los que se bañan con ellos.

No duerma con los lentes de contacto puestos

Es un descuido que aumenta el riesgo de sufrir una infección, ya que la mayoría de los lentes de contacto disponibles en el mercado no son aptos para utilizarlos con los ojos cerrados.

Nunca debemos dejárnoslos puestas mientras dormimos, ni siquiera durante una pequeña siesta. Este comportamiento se da con mayor frecuencia al viajar, dormir fuera de casa o consumir bebidas alcohólicas.

Solamente hay que hacerlo si lo especifica un profesional. También es importante no sobrepasar las horas de uso recomendadas.

Renuévalos dentro del plazo indicado

En un estudio reciente realizado entre estudiantes universitarios, 61 % de los participantes admitió no cumplir regularmente el reemplazo recomendado.

Es otro clásico del ahorro económico. Sin embargo, los lentes de contacto comienzan a deteriorarse desde que se estrenan, perdiendo propiedades que son muy importantes para garantizar un uso seguro. Esta negligencia puede acarrear, entre otras complicaciones, lesiones en la córnea.

Limpia y repon el estuche de tus lentes de contacto

Es muy frecuente que las personas olviden limpiar su estuche diariamente, lo que también aumenta las probabilidades de contraer una infección. De entre los que sí lo hacen, un alto porcentaje usa agua, uno de los grandes enemigos de los lentes de contacto, como ya vimos.

El método más eficaz para limpiar el estuche es utilizar el mismo líquido que usamos con los lentes de contacto, secarlo con un pañuelo limpio y dejarlo terminar de secar boca abajo.

Además, debemos evitar guardarlo en ambientes húmedos, como los bañod. Estas prácticas minimizan una posible contaminación microbiana. Por último, muchos usuarios olvidan sustituirlo por uno nuevo regularmente, lo que agrava la situación.

Sigue las indicaciones de su óptico-optometrista

Utiliza los productos que te recomienda y acude a las revisiones de seguimiento. Y si notas cualquier tipo de molestia, tienes los ojos rojos y/o la visión borrosa, deja de ponerte temporalmente los lentes de contacto y consulta a un profesional.

Entonces, ¿es seguro utilizar lentes de contacto?

Por supuesto, tanto para niños como para adultos. Ofrecen muchas ventajas, que van desde aumentar la confianza del usuario a facilitar su participación en actividades cotidianas.

No tenemos por qué tener problemas con ellos: basta con seguir unas sencillas pautas que nos explicará nuestro óptico-optometrista durante su adaptación.

A pesar de los mitos y la desinformación que circulan sobre ellos, son una solución ideal para aquellas personas que no quieren utilizar lentes. El secreto del éxito es seguir siempre las indicaciones y mantener una higiene impecable.

Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.

*The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.

*Diego García Ayuso es profesor titular del área de Optometría e Investigador del Grupo de Investigación en Oftalmología Experimental en la Universidad de Murcia; Johnny Di Pierdomenico es profesor y doctor del área de Optometría e Investigador del Grupo de Investigación en Oftalmología Experimental de la Universidad de Murcia.

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