Simon Dalgleish

Simon Dalgleish

Simón Dice

Es muy probable que durante las últimas semanas hayas escuchado mucho sobre criptomonedas. Y es que hay numerosas notas positivas para este ecosistema, desde los récords en cotización, hasta la compra de $100 millones en Bitcoin por parte de Mass Mutual —una empresa con 169 años de operación—. También se sabe que el gigante Fidelity aceptará esta criptomoneda como garantía para sus préstamos en efectivo, movimientos importantes para sus estrategias de ‘digital assets’. Además, no podemos dejar de mencionar el levantamiento de capital por parte de la plataforma mexicana Bitso.

¡Las criptomonedas no sólo están de moda, sino que les va muy bien!

Hace algunos días conversaba en un chat que tengo con algunos ex compañeros de la London Business School y surgió el tema de las criptomonedas. Me sorprendió ver cómo se dividían las opiniones, entre quienes las vemos como un buen mecanismo de inversión con un futuro interesante; aquéllos que, por lo mucho, las ven como una moda pasajera, y hasta quienes las consideran un instrumento volátil, poco fiable y con un marco legal cuestionable.

Como podrás notar por la anécdota que acabo de describir —incluso entre personas con formación profesional en finanzas y muy metidas en temas de inversiones— hay opiniones a favor y en contra de ellas.

Ya antes he escrito en este espacio un poco sobre sus características, pero ahora quisiera ahondar más en ellas para darte una perspectiva práctica sobre su función.

¿Qué son las criptomonedas?

En términos simples, son divisas digitales que utilizan tecnología de encriptación muy sofisticada, para hacer transacciones. Cada cripto tiene sus peculiaridades, pero en términos generales el mismo principio aplica a todas. Quizá el nombre que más reconozcas sea el de Bitcoin, la primera criptomoneda, pero no todas son iguales y cada una tiene peculiaridades que le otorgan un valor distinto.

¿Cómo funcionan?

En un estricto sentido, funcionan igual que las monedas tradicionales: pueden utilizarse para pagar cualquier cosa, siempre y cuando tanto cobrador como pagador la admitan. Usan tecnología descentralizada para realizar pagos y resguardar dinero, y pueden enviarse a través de internet sin ningún intermediario, aunque la mayoría, y me incluyo, utilizamos plataformas de terceros para hacer el intercambio, ya que se requiere de cierto nivel de infraestructura y tecnología para hacerlo con seguridad.

Se utilizan para pagar servicios digitales, como inversión, y también algunos las hemos llegado a utilizar incluso para cambiar dinero de una moneda a otra, por ejemplo de pesos a yenes o dólares.

Lo bueno, lo malo, lo feo…

Sin duda su adopción va en crecimiento, y son especialmente interesantes en países cuyas economías no son tan estables, ya que permiten un instrumento fuera de su inflación y cambios locales; hoy son un mecanismo accesible de inversión y la tecnología detrás de las principales plataformas es punta de lanza en seguridad y protección de datos.

Entre las principales críticas, tenemos la no regulación por parte de un único gobierno u organismo centralizado, la volatilidad y su respaldo de valor; incluso uno de mis compañeros llegó a expresar este problema como un valor que se crea “out of thin air”, es decir, de la nada.

La criptomoneda regresa a la esencia misma del dinero: es un acuerdo mutuo entre dos partes sobre algo que tiene valor y que utilizarán para intercambiar productos y servicios. La gente deposita su confianza en estos activos, y a partir de ello se vuelven un medio de pago válido.

Contrario a las monedas tradicionales, las cripto no tienen un respaldo por el banco central de un país, que normalmente certifica que el valor de un billete está respaldado, antes era por sus reservas en oro, hoy es por distintos activos; sin embargo, esto no deja de ser un ejercicio de confianza en la capacidad de pago del país que lo emite.

Sobre la volatilidad, sin duda existen muchas fluctuaciones, resultado de un tema de adopción; conforme se va extendiendo, éstas tienden a disminuir, pero sin duda, invertir hoy en criptomonedas requiere estar preparado para estas alzas y bajas.

Criptomonedas como inversión

¿Recomiendo invertir en criptomonedas? Por supuesto, yo lo hago, y lo veo como un mecanismo fiable para diversificar un portafolio. ¿Le daría la mayor parte de mi inversión? Por supuesto que no: en este espacio he buscado siempre compartir un punto de vista que promueve la inversión responsable, diversificada, planificada, disciplinada y constante; recordemos que no es jugar a la lotería, y esto aplica también para las criptomonedas.

Al igual que cualquier inversión, tiene sus riesgos, y como en cualquier otra inversión, no inviertas dinero que no estás dispuesto a perder. Dicho esto, no considero a las criptomonedas como un instrumento altamente riesgoso, considero incluso que opciones como el petróleo o el arte tienen mayores niveles de riesgo.

Algunas recomendaciones

Consideraría a las criptomonedas como una inversión de riesgo moderado, y personalmente no las recomiendo para inversionistas principiantes que todavía no tienen un portafolio previo en otros instrumentos como ETFs, o crowdfunding. Si ya tienes un portafolio iniciado, te recomendaría destinar no más de un 10% de tu capital de inversión a criptomoneda, y seguir estas recomendaciones:

  1. Espera un poco (no mucho). Hoy el mercado está muy emocionado, pues hemos tenido máximos históricos durante las últimas semanas; entonces, no te apresures: espera algunas semanas para que todo esté un poco más ‘normal’.
  2. Invierte en más de una criptomoneda y concéntrate en las más grandes y conocidas: Bitcoin, Ripple (conocido también como XRP) y Ethereum. ¿Por qué? Como si se tratara de divisas físicas, apostar a los grandes equivale a poner tu dinero en dólares o euros: tienen un gran valor, tienden al alza y son aceptados por la mayoría. Si en cambio decides apostar por una criptomoneda más nueva o desconocida, el riesgo sube considerablemente y entras en el campo de la especulación, donde tienes poca seguridad sobre tu inversión. No es que no debas, pero debes ser consciente de los riesgos y ser precavido.
  3. Apunta al largo plazo. Como siempre recomiendo, la inversión debe ser vista como un ejercicio de largo plazo, de 5 a 10 años para ver sus frutos. En periodos de tiempo extensos puedes estudiar bien los ciclos económicos y hacer ajustes dependiendo de los movimientos del mercado, y al final podrás ver que la volatilidad de la criptomoneda no es tan agresiva como muchos señalan. Siempre mantén un ojo sobre el movimiento de tu inversión, pero déjala vivir un tiempo.

En conclusión

Las criptomonedas son un activo más que, si bien no es para todos, tiene una perspectiva de crecimiento interesante para los próximos años. Si buscas un instrumento para diversificar tu cartera en 2021, definitivamente vale la pena considerar las criptomonedas en ella.

Si te decides a empezar en este mundo, nuevamente te invito a que lo hagas de forma directa en la plataforma, nunca a través de terceros particulares o grupos en redes sociales. Utiliza plataformas certificadas: personalmente uso Bitso, pero también puedo recomendar pero hay otras opciones incluyendo por ejemplo Ripio, lo importante es ver que están legalmente constituidos y operando en México.

¿Qué opinas de las criptomonedas? ¿Te interesan? ¿Qué cosas te han detenido para utilizarlas? Escríbeme para conocer tu opinión y quizá podamos retomar este tema más adelante.

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Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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