• En las oficinas los jefes organizan eventos conocidos como "happy hours" para que los empleados se comprometan más y se sientan en confianza.
  • Algunos trabajadores de la generación Z y Millennials consideran que estos eventos están fuera de lugar y son estresantes.
  • Los esfuerzos de los jefes pueden convertirse en un problema para los empleados.
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A principios de verano, Emma recibió una invitación para el lunes por la tarde. Como la convocatoria era para el mediodía, esperaba que se tratara de una reunión de equipo o una charla individual, pero era una de las tantas «happy hours«.

Emma, una millennial que trabaja en una empresa de medios de comunicación, explica a Business Insider que al ver que el evento aparecía en su calendario se le pusieron los ojos en blanco.

Según cuenta la joven, en su empresa hay mucho trabajo y poco personal y no podía creer que le pidieran que dedicara una hora de su apretado día a un tipo de evento que normalmente se reserva para un fin de semana con amigos.

«No quiero ir a jugar al billar con mis compañeros de trabajo en un computadora», asegura Emma. «Para empezar es a mediodía y ni siquiera suena divertido. No soy una niña».

Unos minutos antes del evento, después de que solo un puñado de empleados respondiera que iban, la empresa lo canceló.

Business Insider verificó la identidad y la situación laboral de Emma, que permanece en el anonimato y utiliza un seudónimo por miedo a posibles represalias en su trabajo.

Actividades para aumentar el compromiso de los empleados

La millennial reconoció que sus jefes estaban intentando fomentar un ambiente de equipo más amistoso y menos estresante, aunque cree que no están abordando los principales problemas del estrés de sus compañeros.

Además, teniendo en cuenta que muchas de las personas con las que trabaja forman parte de la comunidad LGBTI, el gesto le pareció «cursi y fuera de lugar», afirma.

Ahora, los jefes están intentando que los empleados vuelvan a la oficina aumentando su compromiso, ya sea mediante desayunos gratuitos, happy hours o diversas actividades dinámicas.

Aunque se han planeado iniciativas que pretenden atraer a todo el mundo, desde los recién salidos de la universidad hasta los veteranos con 30 años en la empresa.

Algunos empleados, especialmente aquellos de la generación Z y los millennials, aseguran a Business Insider que esos gestos no ayudan y que, en cambio, sienten que están fuera de lugar.

De hecho, dijeron que la mayoría de los empleados de sus empresas ni siquiera quieren ir, pero sienten que deben hacerlo para contentar a sus jefes.

Emma y Mephy, un miembro de la generación Z que también pidió el anonimato por temor a represalias, comentaron que las happy hours obligatorias durante o después de la jornada laboral no están ayudando a los empleados más jóvenes a sentirse más conectados con sus empresas.

«Tenemos que conocer mejor a la generación Z para poder ayudarles a tener más éxito», explica a Business Insider Tim Cozier, director general de la empresa de soluciones de talento Vaco.

Los esfuerzos de los jefes se convierten en pesadillas para los empleados

Emma, cuya empresa emplea principalmente a trabajadores distribuidos equitativamente entre la generación Z y millennials señala que su compañía estaba intentando buscar maneras de hacer que el personal estuviera más comprometido. 

Sin embargo, cuando sus jefes planificaban happy hours y demás actividad interctivas, no tenían en cuenta lo ocupados que estaban sus empleados y que muchos de ellos no querían combinar su vida laboral y personal.

Cuando sus jefes añadían actividades a sus calendarios para mejorar la conciliación de la vida laboral y personal, Emma afirma que muchos de los correos eran simplemente «palabrería» y representaban una brecha cultural entre las generaciones más jóvenes y las mayores.

Sus jefes intentaron varias veces animar al personal a planificar encuentros, pero no llegaron a tener una conclusión asertiva. La oficina también puso en marcha un club de voluntarios que organizaba salidas culturales, aunque solo se unieron unos pocos nuevos empleados.

«Para tener una buena cultura de trabajo, hay que dejar espacio para superar las diferencias generacionales, raciales y de género», afirma Emma. «De lo contrario, solo estás reproduciendo los mismos sistemas, las mismas jerarquías, el mismo resentimiento».

Mephy, que trabaja en una empresa de consultoría, comenta que su jefe organiza una comida al finalizar el horario de trabajo en viernes, esto disgusta a la mayoría de los empleados.

En ella, los trabajadores tienen que compartir sus historias de éxito de la semana, seguidas de una sesión de preguntas y respuestas en grupo, aunque asegura que muchos empleados son reacios a participar. 

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