A pesar de las circunstancias adversas, México avanza y sigue siendo un mercado atractivo para la inversión en Fintech.
Mucho he hablado en columnas pasadas de varias de las dificultades que está enfrentando el sector fintech en México. Existen cambios de equipo regulador; demora en el otorgamiento de licencias;un vacío en el banco central; negativa al modelo de banking as a service (BaaS), entre otros.
Esas dificultades crean un ambiente de incertidumbre que pone a pensar; más de una compañía y a más de un fondo de Venture Capital cuestionaría si México es el lugar correcto para empezar una expansión en Latinoamérica.
Con horizontes de tiempo de obtención (y operación) de licencias de entre 18 y 24 meses, las grandes compañías Fintech están explorando estrategias de compra de vehículos regulados, bancos, SOFIPOs e IFPEs (aprobadas o muy cerca de serlo).
Jugadores más pequeños, están virando a otros países mientras se estabilizan las cosas en México o acaban un proceso regulatorio que empezaron hace poco. Los destinos alternativos preferidos están siendo Brasil y Colombia.
Jugadores medianos intentan levantar rondas lo suficientemente grandes como para poder comprar vehículos; enfocan sus esfuerzos en las partes menos reguladas del negocio, o buscan sumar fuerzas con otros jugadores para alcanzar la masa crítica de fondeo.
Los grandes fondos, con apuestas fuertes en la región, decidieron doblar su apuesta, aumentando el fondeo de las compañías para que pudieran afrontar las circinstancias en México. Además, decidieron diversificar la ubicación de su equipo, buscando tener bases en otros países como Brasil y Colombia. En México apostaron por más talento local, para que les ayude a navegar la incertidumbre regulatoria. Las inversiones ya no se verán desde San Francisco, Nueva York o Londres, se harán en Ciudad de México, Sao Paulo, o Bogotá.
El hambre de fintech en México avanza
Sigue habiendo mucho apetito por la industria Fintech en México, pues todavía no hay un claro ganador en las distintas verticales, y a pesar del meteórico creciemiento de varias compañías, falta mucho para llegar a nieveles óptimos de inclusión financiera. Siguen habiendo espacios poco explorados como el de remesas, hipotecas, open banking, por nombrar algunos.
Los grandes corporativos también están viendo valor en el ecosistema, de primera mano conozco varios grupos que tienen la chequera lista para comprar e invertir en compañías de fintech que complementen su oferta de servicios. Un buen ejemplo es Mastercard que acaba de anunciar la adquisición de Arcus.
También conozco algunos corporativos que creen que lo pueden hacer ellos solos, y llevan años tratando de sacar iniciativas que su estructura y los comités, de los comités, de los comités, nada más no los dejan avanzar. A ver si se actualizan en sus Consejos Directivos, para que se sumen a la ola Fintech.
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