Cristian Huertas

Cristian Huertas

Hace un par de años estaba teniendo una conversación con uno de los socios principales de un banco de nicho en México, en donde hablábamos del futuro de las finanzas y de la industria financiera.

La conversación se daba en el marco de una inversión que el banco y sus socios acaban de hacer en una empresa fintech y la reflexión final fue que, lo más probable, es que en pocos años veríamos como algunas fintech iban a comprar a pequeños bancos.

No pasó mucho tiempo, y ya se cumplió esa «profecía»: Credijusto anunció la compra de Finterra, un pequeño banco especializado en la financiación de compañías del sector alimenticio (y su cadena de producción). Las razones son muy sencillas, hay una asimetría regulatoria entre una Institución de Tecnología Financiera (ITF) y un banco. La más importante de todas, que un banco puede intermediar y una ITF no.

Por ende, si la compañía tiene (o quiere tener) una operación de crédito, una licencia de ITF no le sirve. Por eso muchas fintech que ya tenían una operación de crédito, evadieron esta figura, y cuando alcanzas un tamaño significativo, uno suficiente como para pagar 50 millones de dólares por un Banco pequeño, abaratar el costo de fondeo se vuelve crítico, para hacer más rentable el negocio. Y es que no hay nada más barato que financiarse con el dinero del público.

La especialización de las fintech vs la obsolescencia de los bancos

Algunas fintech más pequeñas están incluso comprando (o buscando comprar) SOFIPOs, que regulatoriamente tienen la capacidad de intermediar, aunque tienen marcos regulatorios complejos para la transformación digital (además de mala fama, por casos de fraude).

Si los bancos tienen sistemas viejos u obsoletos, la mayoría de las SOFIPOs están en la edad de piedra y dado que la mayoría no han alcanzado niveles importantes de actividad están siendo adquiridas por distintas fintech.

Por otro lado, la especialización de las fintech está haciendo que los usuarios se inclinen a tener una relación con empresas de tecnología que con las grandes instituciones que hacen de todo, pero no lo hacen tan bien. Si bien esto ha sido un reto para los usuarios quienes ya no deben tratar con una institución sino con decenas de instituciones para manejar sus finanzas, integradores como Bnext o MercadoPago, dan una solución que integra de manera sencilla a una gran cantidad de jugadores y soluciones en una sola experiencia digital.

En algunas estimaciones, hechas con la aproximación a algunos fondos de Venture Capital y fintech, se estima que en México ya hay más de dos millones de personas con cuentas en una ITF, esto tan solo un par de años después de la publicación de ley Fintech y a pesar de que más de 90 compañías esperando a ser autorizadas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores para operar como Institución de Fondos de Pago Electrónico. De seguir la tendencia, las fintech tendrán más clientes que los bancos tradicionales, y habrán más adquisiciones de Bancos, SOFIPOS, casas de bolsa, aseguradoras, etc, por parte de estas compañías.

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Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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