• Andrea Flores decidió dejar su trabajo en finanzas para dedicarse a la comida casera, un sueño de muchos años.
  • Además de la comida, hacían tortillas artesanales de colores, debido al uso del maíz criollo, y también de diferentes sabores.
  • Hoy Chulada es una tortillería física, y espera expandirse en la ciudad y otros estados de la República.

Los tiempos perfectos para emprender no existen, pero Andrea Flores fue más allá y lo hizo en plena pandemia: creó Chulada. Decidió dejar su trabajo en el área de finanzas para darle seguimiento a un proyecto que desde hace mucho tiempo rondaba en su cabeza: la cocina mexicana.

Su idea fue lanzar un sitio web donde podría surtir pedidos de comida casera, acompañada de tortillas, para personas que no tuvieran tiempo de cocinar.

No se imaginó que las tortillas de color rojo, rosa, azul, morado, naranja y verde robarían el foco a la comida, además que las personas dejaron de ir a la oficina y, por lo tanto, de pedir comida.

En plena pandemia, los pedidos de las tortillas se fueron incrementando, hasta que Chulada se convirtió en una tortillería, pues originalmente eran hechas a mano, pero las solicitudes la rebasaron, así que compró una máquina.

El secreto de su éxito no solo era debido a los diferentes colores, Andrea integró sabores como el de flor de calabaza y hoja santa. Hoy tiene incluso de betabel y chile guajillo.

Las tortillas de Chulada tienen el compromiso de que ser hechas solo con maíz criollo

Además de seguir haciendo pruebas para lograr más sabores, Andrea también se dió a la tarea de conocer de dónde provenía el maíz del lugar donde le nixtamalizaban, pero no supieron responderle.

Así, la emprendedora descubrió que en México existen 64 diferentes especies de maíz criollo y la mayoría se encuentra en peligro de extinción. Por ello, que las tortillas de Chulada fueran hechas de este tipo de maíz se convirtió en una convicción.

“El maíz ancestral, nativo o criollo es el que nuestros ancestros han conservado generación tras generación por más de 10,000 años. Estos maíces no están genéticamente modificados, ni son híbridos, son nativos y se caracterizan por ser ricos en nutrientes y sabor”, se lee en la página web de Chulada.

Después de mucho buscar, Andrea encontró en Tlaxcala a productores de maíz, pero eso no era todo, también son “guardianes del maíz criollo”.

“Me enamoré del trabajo que ellos hacen. Creo que es importante que sepamos de dónde viene lo que comemos, ser más conscientes. Además utilizan fertilizantes y pesticidas orgánicos, así que comencé a comprarles el maíz”, dijo en entrevista para Business Insider México.

Chulada tiene el sueño de que sus tortillas lleguen a otros países

Andrea dice que su meta es abrir más sucursales en la ciudad, y después en otros estados. Incluso está investigando para empaquetar las tortillas al vacío y puedan venderse en otros lugares, sin que pierdan su identidad: ser artesanales.

La emprendedora mexicana ha recibido mensajes de personas que esperan que algún día Chulada pueda ser un producto que esté en su país, por lo que la exportación sería otro de los sueños que Andrea Flores quiere cumplir.

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