Cada que llega febrero las redes sociales y los medios de comunicación nos inundan de mensajes del festejo de San Valentín; y, como reflejo del sistema de creencias de la sociedad se nos ha hecho pensar que el amor está fuera de nosotros y necesitamos que alguien o algo externo nos lo brinde para sentirnos completos y felices. Sin embargo, el amor comienza en ti, se nutre desde ti y para ti… es el amor propio.
La gran mayoría de las personas se encuentran en esa constante búsqueda del amor hacia afuera y al no encontrarlo viven en sufrimiento. No obstante, la gran paradoja es que el amor ya vive, desde siempre, en lo más profundo de nuestro ser y una de las principales tareas en esta experiencia humana es recordar esta gran verdad para reconectar con el amor y de esta manera, cultivar salud, bienestar, felicidad y plenitud.
¿Cómo reconectar con el amor propio?
Primero es necesario comprender que el amor va más allá de una emoción y de la dualidad de este plano físico. El amor es un estado del ser; por lo tanto, ya vive en ti y no lo puedes perder.
La mejor forma de nutrir y fortalecer esa conexión profunda con el amor propio es a través del autocuidado.
Absolutamente nadie hará esta tarea por ti. Por esto, es fundamental conocer prácticas claves que te permitirán cuidarte de una forma integral y así crecer en amor.
A continuación, te compartiré algunas prácticas de cuidado personal claves desde cada una de las esferas que nos componen como seres humanos y que puedes comenzar a integrar en tu día a día:
El amor propio reflejado en el autocuidado físico
Son 4 las disciplinas básicas e indispensables que debes practicar diariamente para que tu cuerpo se mantenga en ese estado físico óptimo que permita le permita ser ese vehículo adecuado a tu mente y a tu espíritu.
1. Alimentación
No hay mejor forma de respetar a tu cuerpo que dándole alimentos realmente nutritivos para tus células. Recuerda que en otros artículos te he compartido que en cada bocado estás llevando información a las células y que, dependiendo del tipo de información que les des, es como ellas reaccionarán teniendo solo dos opciones: mantenerte saludable (información correcta) o bien generar un desequilibrio interno (información incorrecta).
Así que en cada comida disfruta de alimentos frescos, naturales y limpios, combinando vegetales, frutas, proteínas, granos enteros, aceites y grasas saludables. Evita lo más que puedas el consumo de la conocida “Frankenfood” (comida Frankenstein – comida procesada), de harinas blancas, de grasas no saludables y; sobre todo, de azúcar refinada.
2. Ejercicio
Debido a la contingencia sanitaria que se ha vivido desde marzo del 2020, el nivel de sedentarismo se incrementó considerablemente. Si este ha sido tu caso, es necesario que comiences a reactivarte físicamente. Para comenzar, integra en tu agenda una sesión de ejercicio de mínimo 20 minutos diariamente y ve aumentando gradualmente el tiempo y la intensidad.
3. Sueño
Hay procesos muy importantes para la homeostasis del organismo, así como para el cerebro y para las facultades mentales que ocurren durante el sueño. Por esto, es indispensable dormir mínimo 7 horas cada noche, en el horario adecuado (de acuerdo al ritmo circadiano) y logrando un sueño profundo, continuo y reparador. Gestiona lo mejor que puedas tu tiempo para que des prioridad a esta importantísima actividad que impacta en tu salud y en tu productividad: Dormir.
Autocuidado mental y emocional
En este tipo de cuidado, la clave está en tu mente y a la mente también hay que entrenarla. Así que la práctica central consiste en comenzar a observar tus pensamientos, que producen cada una de las emociones que experimentas, lo más que puedas, manteniendo una distancia con ellos y sin juzgar.
Esos pensamientos que surgen son producto de la programación o del condicionamiento de tu mente; esto quiere decir que esos pensamientos no son en realidad tuyos. Por esto es muy importante que comiences a entrenar tu mente haciendo uso de ese gran poder que tienes de elegir los pensamientos que en realidad deseas tener que conducirán a experimentar las emociones que sí quieres experimentar.
Un pensamiento saludable siempre da lugar a una emoción saludable. Comienza a cuidarte mental y emocionalmente eligiendo: pensamientos, información y relaciones productivas y saludables y evita lo más que puedas tu exposición a información (redes sociales, música, noticias, películas, etc), a situaciones y a personas que generen toxicidad.
El amor propio como autocuidado espiritual
Aprende de memoria esta gran verdad: “Soy espíritu teniendo una experiencia humana”. La gran parte de los problemas y del sufrimiento de la humanidad surgen porque olvidamos por completo que, en primer lugar, somos espíritu y que, en esta línea de tiempo, está experimentando la vida humana.
Comenzando a cuidar esta esfera clave, tu vida cambiará. La mejor forma para iniciar es re-conectando con tu Ser, despertando, creciendo en conciencia y estando presente.
¿Cómo hacerlo? Empieza por practicar el silencio y la meditación, lo cual permite que conforme vayas “entrenando”, la mente condicionada se irá desvaneciendo y poco a poco se hará más presente tu esencia real: tu Ser y sentirás el amor vibrando desde ti.
A través de tu compromiso y de la práctica constante de estas disciplinas de autocuidado, ese Amor que hay en ti crecerá y te hará vivir en gratitud, en abundancia, en plenitud y; además, su energía se expandirá hacia todo aquello que te rodea.
“El amor es la capacidad de cuidar, proteger y nutrir. Si no eres capaz de generar ese tipo de energía hacia ti mismo, si no eres capaz de cuidarte, de alimentarte, de protegerte, es muy difícil cuidar a otra persona. En la enseñanza budista, está claro que amarse a uno mismo es la base del amor de otras personas. El amor es una práctica. El amor es verdaderamente una práctica.” En memoria de Thich Nhat Hanh (1926-2022).
¡A practicar!
Gizehlle García
giz@lafelicidadesrentable.com
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