- Puede que no te sientas muy cómodo si tu hijo te pide ayuda con la tarea de matemáticas.
- Aunque no seas demasiado experto en la materia existen algunas estrategias que pueden servirte para hacer que tu hijo progrese.
- Javier Arroyo, uno de los fundadores del método de aprendizaje matemáticos Smartick, te da algunos consejos.
Desde que comenzó la pandemia puede que tengas que ayudar más a tu hijo con las tareas escolares que antes.
Seguramente no te cuesta demasiado trabajo brindarle tu colaboración con alguna duda de Historia o Literatura; sin embargo, quizás te sientas en apuros si lo que te pide es que le expliques las tareas de matemáticas. El reto para muchos padres puede ser enfrentarse de nuevo a una materia odiada en el pasado, con operaciones y fórmulas que quizá nunca llegasen a manejar correctamente.
Se podría decir que las matemáticas son la asignatura que más cuesta y en la que peores resultados obtienen los alumnos a escala global. Ese fue precisamente el motivo que llevó a la creación de Smartick, el método español de aprendizaje de matemáticas basado en inteligencia artificial pensado para enseñar esta materia a niños de 4 a 14 años. Con alumnos en más de 100 países, los resultados obtenidos muestran que el 94% de ellos logra avanzar en sus conocimientos matemáticos.
Javier Arroyo es uno de los fundadores de este método, que cuenta con el apoyo del MIT para su expansión en Estados Unidos. El especialista ha revelado a Business Insider España algunos consejos efectivos para ayudar a tu hijo con las matemáticas.
No es necesario ser un experto de esta materia: las mejores formas de apoyar a tus hijos con el cálculo, la trigonometría o las ecuaciones están más relacionadas con mostrar una actitud positiva, motivar y hacerles pensar por sí mismos.
Lo primero, evita decirle a tu hijo cuánto odias las matemáticas y lo difíciles que son
Puede que no lo sepas, pero el terror a las matemáticas se puede heredar. No es que vaya en los genes, más bien en la actitud.
«Me gusta insistir a los padres que nunca se debe decir delante de un niño, ‘oye yo soy muy malo con las matemáticas’, ‘odio las matemáticas’, ‘cuando tenía tu edad las odiaba’… porque sin querer estamos transmitiendo esa frustración nuestra a nuestros hijos», asegura Arroyo.
Así lo ha señalado la ciencia.
Existe un desorden mental bautizado como ansiedad matemática. Según un estudio de 2015 los niños con padres que mostraban esta ansiedad matemática eran más propensos a desarrollarla y tener un peor rendimiento en la asignatura cuando sus progenitores les brindaban ayuda frecuente con los deberes.
La clave para que tu hijo avance en matemáticas si detestas esta materia es no empujarle a pensar que es una asignatura compleja, que es normal odiarla y que es posible que como a ti se le dé mal.
«Si toda tu vida estás escuchando que no eres bueno en matemáticas al final te comportas como tu entorno espera de ti. Hay que acabar con ello», remarca Arroyo, incidiendo en que la base del proceso reside en desarrollar la confianza.
«Si le quitas la presión del entorno y esos condicionantes, evitas que terminen teniendo peor rendimiento y que le acaben gustando menos las matemáticas».
Asegúrate de que tu hijo entiende los conceptos antes de seguir avanzando
«Uno de los mayores errores es insistir mucho en los procedimientos y no en el entendimiento de la materia», advierte el fundador de Smartick.
Es más, tal y como explica, una de las razones por las que las matemáticas se atragantan en la escuela, es justamente por no asentar los cimientos básicos de la asignatura antes de seguir avanzando en los conocimientos. «El alumno va dejando huecos, dejando áreas sin dominar» hasta llegar al punto en el que no se entienden.
Por ello Arroyo recomienda que antes de aprenderse fórmulas y pasos los padres se aseguren de que los pequeños entienden qué están haciendo y para qué.
«El memorizar por un lado es necesario porque tienes que mecanizar ciertas operaciones para liberar memoria de trabajo, pero por otro lado es fundamental entender por qué y cómo funciona el algoritmo de la suma», asegura.
«Nosotros somos muy partidarios de trabajar ese razonamiento para entenderlas más allá de machacar excesivamente los procedimientos y las rutinas».
De esta forma además resultará fácil detectar dónde se atasca tu hijo o cuáles son sus errores frecuentes y tratarlo después con el profesor.
Anímale a practicar ejercicios matemáticos de forma frecuente, no solo cuando tenga tarea
Desde Smartick lo tienen claro, «se aprende haciendo y repitiendo».
Como explican desde su web, «cuando se da una práctica repetida o entrenamiento, el aprendizaje es más duradero y consistente», sirva como ejemplo montar en bici o aprender a conducir. «El feedback nos corrige y ayuda a consolidar los procedimientos».
Y lo mismo se aplica en las matemáticas.
«Las matemáticas hay que entrenarlas, y hay que repetir. Practicar a diario, es un entrenamiento al final, y es mejor practicar todos los días un poquito que un día a la semana una hora y media o tres horas», sugiere el especialista.
Ayúdales con ejercicios prácticos que les muestren que las matemáticas sirven en la vida real
«En Smartick ponemos mucho hincapié en los problemas de enunciado, problemas de la vida real, situaciones reales donde tienen que resolverlo apoyándose en las matemáticas. Por lo que yo creo que el ver cómo se aplican las matemáticas en tu día a día hace también que sean más motivantes», aconseja el especialista.
Puedes servirte también de objetos de la casa o de dibujos para que a tu hijo le resulte más fácil «ver» lo que pasa y lo que se le pide en un problema concreto.
Otra herramienta esencial para entender un ejercicio matemático es pedir a los niños que «traduzcan» a sus propias palabras el enunciado, para facilitar la comprensión.
No intentes hacer sus deberes, mejor motiva a tu hijo para que se enfrente a la tarea
«La labor de los padres es motivarlos, interesarse, hacer seguimiento no hay mejor motivación para un niño que eso. Pero pedagógicamente es más conviene que trabajen solos», recomienda Arroyo.
Los expertos en educación así lo consideran. Mientras que la investigación científica apoya que la implicación familiar en la educación lleva a mejores resultados en los niños, también deja claro que ayudar en los deberes se traduce en menor éxito académico.
Lo conveniente, ayudar con una duda concreta, hacer preguntas para guiarlo en el camino hacia la respuesta y animarle a que piense por sí mismo. La mejor manera no solo de mejorar en matemáticas, también de convertirse en personas más independientes y responsables a la larga.
