- En 1996, Silvia Lozada fundó la primera escuela de entrenamiento para perros guía en México y América Latina.
- Entrenar a un solo perro guía cuesta alrededor de medio millón de pesos, pero éstos no se venden: se asignan gratuitamente.
- La Escuela realiza también distintos talleres para incluir y empoderar a las personas con discapacidad visual.
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A los 19 años, Silvia Lozada obtuvo su primer perro guía. Se trataba de una perrita pastor alemán que le fue asignada por Leader Dogs for the Blind, escuela de entrenamiento de perros guía en Michigan, Estados Unidos.
“Además de la libertad que sentí al desplazarme con mi primer perrita guía, en esa escuela descubrí cuánta gente puede trabajar por la inclusión de personas con discapacidad. Quise fundar algo así en nuestro país”, dijo en entrevista con Business Insider México.
Silvia fundó la primera escuela de Perros Guía para personas ciegas en México y América Latina el 4 de noviembre de 1997. Su objetivo es apoyar al bienestar, independencia, movilidad y autoestima a las personas con discapacidad.
Hoy, la labor del Patronato de la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos I.A.P. no se limita a entrenar perros guía, sino a trabajar por una verdadera inclusión de las personas con discapacidad visual en la sociedad mexicana.
¿Cómo se entrenan los perros guía?
Claudio García, Director General de la Escuela, explicó que el entrenamiento de estos perritos consta de cuatro etapas:
- Crianza responsable
- Estimulación temprana
- Socialización de cachorros
- Entrenamiento especializado
El entrenamiento comienza en la crianza responsable porque el que un perrito pueda convertirse en perro guía depende en gran medida de su carga genética. Actualmente, en México solo se entrenan dos razas: labrador y golden retriever.
En los últimos años se ha priorizado el entrenamiento de labradores, pues, además de que su pelaje corto los hace más adaptables a climas cálidos, los golden retriever requieren mayor mantenimiento de higiene en su pelo.
“La primera raza que se empezó a entrenar para perro guía es el pastor alemán. Sin embargo, esta raza ha ido decayendo con los años, por las cruzas y malos cuidados. Hoy, esta raza tiene tendencia a tener displasia de cadera y el uso del arnés no es bueno para el perro”, explica Claudio.
Y esta tendencia a la displasia de cadera es el principal motivo por el cual el resto de las razas son descartadas como potenciales perros guías y la razón por la cual no suelen rescatarse perros callejeros para entrenamiento especializado.
“¿Por qué no un perrito de la calle? Porque de los perros de la calle no sabemos la edad, no sabemos quiénes son sus padres. Si uno de sus padres tiene displasia de cadera, es muy probable que el hijo lo desarrolle”, asegura Claudio.
De acuerdo con Claudio, la crianza responsable implica la elección de dos perros entrenados por la escuela para cruzarlos y conseguir una camada. Cada perro tiene su “apellido”; de esta forma se evita la cruza entre parientes y, cada determinado tiempo, se agrega a la mezcla un perrito donado, con el objetivo de otorgar diversidad genética a las camadas.
“De los perros entrenados aquí conocemos su genética y comportamiento, lo que se hereda. Y, usualmente, de 9 cachorros de una camada, entre 7 y 8 se gradúan como perros guía. El porcentaje de éxito es muy alto, a diferencia de los perros que son donados”, asegura.
La siguiente etapa del entrenamiento es la estimulación temprana. Esto implica que, al nacer, los cachorros son atendidos por personal de la escuela y expuestos gradualmente a sonidos y luces, con el propósito de que se acostumbren al mundo que encontrarán cuando se conviertan en perros guía.
Cuando tienen entre mes y medio o dos meses de edad, comienza la etapa de socialización de los cachorros. Aquí, son puestos en adopción temporal para que convivan con personas, más animales y sean expuestos a distintas realidades.
Cuando cumplen un año, aproximadamente, comienza su entrenamiento especializado. Este dura de 4 a 6 meses, en los que el perro debe, no solo saber comportarse, sino guiar a una persona con discapacidad visual.
“Lo que hace un perro guía es —valga la redundancia— guiar a una persona de un punto A a un punto B por la ruta más segura. No es un GPS: la persona con discapacidad tiene que conocer la ruta, y lo que hace el perro es esquivar los obstáculos para llevarla ahí”, dijo Claudio.
Lo más importante que deben desarrollar los perros es la “desobediencia inteligente”. En palabras de Claudio, esto implica que si reciben la orden de ir de frente, pero al frente hay un obstáculo, el perro decida irse por otra ruta: desobedecer la orden por priorizar la seguridad de su humano.
Parte de su entrenamiento, es que los perros entiendan que, cuando tienen puesto el arnés, están trabajando. “Es como si ‘checaran’ su hora de entrada en la oficina”.
Después del entrenamiento especializado los perros son asignados a una persona con discapacidad, pero este no es un proceso sencillo. Deben convivir durante 28 días para acoplarse. Si logran entrar en sincronización, se forma el binomio: el conjunto de perro-persona. Para este punto, están listos para su “graduación”.
Un perro guía trabaja en promedio 7 años. Durante ese periodo, la Escuela realiza labores de seguimiento y ofrece atención veterinaria gratuita para todos los egresados. Cuando cumplen 8 años en promedio, los perritos son “jubilados” y se ponen en adopción para transformarse en mascotas de tiempo completo.
Entrenar a un solo perro guía tiene un costo aproximado de medio millón de pesos; sin embargo, no se venden. La Escuela los entrega a personas con discapacidad de forma gratuita y solo después de un arduo proceso de selección y adaptación.
Los perros guía «mejor entrenados del mundo»
Cuando Gerry Bermúdez perdió la vista en un accidente de auto, intentó conseguir un perro guía en Estados Unidos, donde residía. Le recomendaron hacer lo posible por conseguir un perro entrenado en México, pues tienen fama de ser “los mejores del mundo”.
“En Estados Unidos, hay accesibilidad en las calles para las personas con discapacidad; desafortunadamente, en México no. Cuando un perro entrenado en Estados Unidos llega a México y se topa con un socavón o un puesto ambulante, no sabe qué hacer”, asegura Claudio García. “Es como cuando sales de la escuela al mundo laboral y dices: esto no me lo enseñaron en clase”, bromeó.
Los perros entrenados en México son capaces de esquivar obstáculos difíciles —y propios de la Ciudad de México—, como una coladera sin tapa o un vehículo mal estacionado.
“Somos una de las 10 ciudades más caóticas del mundo y, un perro que anda aquí, anda por todo el mundo”, asegura.
Pasos extra hacia la inclusión
Además del entrenamiento de perros guía, la Escuela ofrece rehabilitación inclusiva para integrar y apoyar a las personas con discapacidad visual. Esto incluye terapia psicológica, enseñanza del braille y tecnologías —como smartphones y computadoras—, además talleres de inclusión para familiares y amigos.
También imparte una serie de talleres a empresas y escuelas que desean sensibilizarse sobre la inclusión de personas con discapacidad. Incluso, la Escuela se encuentra trabajando en un nuevo proyecto, que consiste en asesorar sobre la adaptación de materiales escritos a voz, para que las personas ciegas tengan acceso a la información.
“La escuela no solo ha entrenado y donado a perros guía, sino que ha hecho muchísimo por la población con discapacidad visual. Nuestra meta es que la gente sepa que la discapacidad no es fea, no es mala y no es castigo divino”, asegura Silvia Lozada.
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