Cristian Huertas

Cristian Huertas

En el mundo, el 72% de los habitantes —mayores de 15 años— tiene acceso a algún tipo de cuenta en una institución financiera; pero en Latinoamérica el 58%, en México solo el 41% y en Colombia el 49%. En el mundo el 49% de la población tiene acceso a internet; pero en Latinoamérica el 66%, en México el 70%, y en Colombia el 65%. Las suscripciones a servicios de telefonía celular, por cada 100 líneas contratadas, es superada en cantidad de habitantes por 106 en el mundo, 91 en México, 131 en Colombia y 120 en China.

Estos 3 grupos de datos son extremadamente relevantes para entender la oportunidad de los Neobancos en Latinoamérica. Reflejan una historia muy parecida a lo que vivió China hace 10 años: una población creciente en el acceso y uso de internet —especialmente a través de dispositivos móviles— y un bajo nivel de inclusión financiera.

Ahora, dos de las compañías más grandes de Fintech del mundo se encuentran en China, gracias a que pudieron llenar el vacío que la banca tradicional había dejado.

Aunque ya he tocado el tema en columnas anteriores, vale la pena recordar que el acceso a internet, especialmente desde dispositivos móviles, es importante para la inclusión financiera porque permite reemplazar la presencia física, con la presencia virtual. Esto crea eficiencias en costos de distribución de servicios y atención del público.

Latinoamérica tiene esas circunstancias cubiertas y listas para explotar, pero además tiene otros factores que han facilitado el hecho de que los Neobancos crezcan como en ningún otro lugar del mundo.

Ambiente regulatorio favorable

En Latinoamérica varios países cuentan con marcos regulatorios que permiten el aterrizaje de jugadores con la capacidad de captar dinero del público, aunque no necesariamente intermediar. Las denominadas Leyes Fintech han dado certeza jurídica suficiente para que diversos jugadores en distintos países de Latinoamérica hayan podido levantar rondas de financiamiento importantes para su crecimiento.

Esto es relevante, pues, las opciones que existían antes eran aplicar a una licencia bancaria o comprar un banco. Ambas alternativas, además de ser costosas, implican una gran cantidad de tiempo, especialmente por las revisiones que debe hacer el regulador para asegurar que quien ostenta la licencia tenga la capacidad y el conocimiento para ser parte del sistema bancario. Dentro de este paquete de leyes se estableció un proceso de enrolamiento de clientes digital, condición fundamental para poder prescindir de sucursales, y papeles (firma con tinta) para poder abrir una cuenta.

Proveedores con la capacidad de dar servicios de banca: banking as a service.

Para que un jugador bancario estructurara su operación sería extremadamente complicado, ineficiente y costoso llegar a un país o empezar desde cero. Start-ups de todos los tamaños han podido crecer en Latinoamérica gracias a que proveedores tecnológicos han aportado capacidades para poder operar rápida y eficazmente y competir contra bancos establecidos.

Dichas capacidades van, desde la posibilidad de sacar rápidamente tarjetas (VISA y Mastercard), poder interactuar con cuentas bancarias a través de SPEI, en el caso de México, hasta poder usar redes de corresponsalía (como puntos de depósito y retiro de efectivo sin depender de las redes de cajeros de los bancos) y sistemas para la prevención de lavado de activos, entre otras.

Inversionistas locales y extranjeros apostando fuertemente por la industria y la región

Hay un nutrido y especializado grupo de fondos de Venture Capital financiando a las compañías que están revolucionando el sector financiero en Latinoamérica. Los primeros que se deben resaltar son los fondos locales, que han apostado en las etapas más tempranas para que emprendedores exploten las distintas oportunidades que hay en Fintech de Latinoamérica.

En la medida que la confianza en el sector fue creciendo, no solo los grandes fondos del mundo empezaron a invertir en la región y en proyectos locales, sino que empujaron a que compañías que venían de fuera saltarán a Latinoamérica pues veían el tamaño de oportunidad. Otros jugadores locales, muy hábilmente, construyeron portafolios que combinaban compañías locales con jugadores internacionales, a los que podrían agregar valor en su aterrizaje, gracias a su experiencia, capital y red de contactos. Estén atentos porque de esto hablaré con mayor profundidad en la próxima columna.

Se viene un crecimiento muy importante para los Neobancos en Latinoamérica. Sin embargo, los países de la región deben trabajar en estos tres puntos: marco regulatorio, infraestructura de proveedores de banca y fomento a la inversión de impacto, así como la inclusión digital.

En la medida que lo logren, se convertirán en destinos atractivos para el aterrizaje de estas compañías, que traen consigo, una mejor experiencia, un mejor nivel de servicio y una manera de hacer las finanzas más justas para sus habitantes.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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