• La llama olímpica de París 2024 se encendió este martes y llegará a la capital francesa para la inauguración este 26 de julio. 
  • Sin embargo, su encendido y relevo a pasado por varios incidentes a lo largo de los años. 
  • La lista incluye manifestaciones, estafas y hasta palomas quemadas. 
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Desde la creación de los Juegos Olímpicos modernos en 1896, la llama olímpica, cuyo que fue encendida de cara a París 2024 este martes, ha vivido varios episodios caóticos:

Una llama olímpica casera y ropa interior quemada

Broma o fraude, el incidente más memorable de la llama olímpica se remonta a 1956. Un estudiante australiano, Barry Larkin, engañó a todo el mundo con una antorcha que fabricó él mismo y con la que quemó ropa interior.

Después de una sucesión de circunstancias, Larkin, quien planeó una escolta motorizada falsa, fue rodado por varias motos de policías cuando comenzó a correr. Los espectadores le aplaudieron e incluso lo acompañaron hasta el ayuntamiento de Sídney.

En lo alto de las escaleras, el alcalde de la ciudad recibió la antorcha. Sin embargo, descubrieron su estafa justo cuando iba a comenzar a dar su discurso.

Un jaguar tomó el relevo de la llama olímpica

Esta fue una de las imágenes simbólicas del recorrido de la llama olímpica rumbo a Río de Janeiro en 2016. Durante una de las etapas que pasó por la selva amazónica se unió una relevista muy peculiar: una jaguar de 17 años llamada Juma, que además era una especie en vías de extinción en dicha región.

Desafortunadamente, durante su desplazamiento, Juma se escapó. Cuatro flechas con tranquilizantes no fueron suficientes para atraparla y la jaguar atacó a un domador.

Juma tuvo que ser abatida por domadores.

Palomas quemadas por la llama olímpica en Seúl 1988

La culminación del recorrido olímpico o el encendido del pebetero también dejó imágenes memorables. Por ejemplo, el arquero que iluminó Barcelona en 1992 o la leyenda del boxeo Mohamed Ali, quien, ya enfermo de Parkinson, completó el último relevo de Atlanta 1996.

Sin embargo, esta ceremonia no siempre sale como se planea. Esto ocurrió en Seúl 1988, en donde se liberaron múltiples palomas.

Desafortunadamente, estas se acercaron al pebetero en el momento en el que se encendía la llama, lo que provocó que varias se quemaran ante los ojos de los espectadores.

Las manifestaciones no pueden faltar

Las manifestaciones son un gran clásico del relevo olímpico porque ofrece una exposición mediática mundial. Estas fueron especialmente llamativas en 2008, cuando los defensores del Tibet aprovecharon que la antorcha viajaba a Beijing para manifestarse.

En París, la llama olímpica tuvo que terminar su jornada en un autobús por los incidentes.

Durante su recorrido hacia Sídney, para los Juegos Olímpicos 2000, un espectador sin ninguna motivación visible quitó la antorcha al surfista Tom Carroll.

El hombre intentó lanzarla al puerto de Kiama, al sur de la ciudad, pero fue inmovilizado en el suelo antes de lograrlo. Un estudiante de instituto también intentó apagarla con un extintor.

Apagones y pandemia

En 2012, la llama olímpica (que debería ser eterna) tuvo que ser encendida de nuevo después de que se apagara cuando la portaba la estrella paralímpica del bádminton David Follett. El fuego no soportó un golpe de viento en el suroeste de Inglaterra.

En los Juegos Olímpicos de Invierno Sochi 2014 las antorchas —fabricadas por una marca de misiles rusos— se apagaron varias veces, por lo que tuvieron que ser encendidas de nuevo de manera discreta por miembros de los servicios secretos.

En 2020 el viaje de la llama se paró de golpe por la pandemia del Covid-19. Tras llegar a Tokio el 19 de marzo, no continuó su viaje hasta el 25 de marzo de 2021.

Durante un año permaneció iluminada en el museo olímpico de la capital japonesa. En su recorrido final hacia el estadio, los pocos espectadores que lo presenciaron, con mascarillas, tenían prohibido aplaudir para evitar la propagación del virus.

Del Monte Everest al espacio

Como recuerda el Museo Olímpico, “en los 80 últimos años la llama olímpica fue llevada por cientos de miles de personas y ha viajado de todas las maneras posibles e imaginables”, del espacio a los fondos marinos, pasando por la cima del Everest.

La llama no apareció en los Juegos de Atenas 1896. Su primera aparición fue en Ámsterdam 1928, mientras que el relevo se comenzó a realizar hasta Berlín 1936, por la voluntad del régimen nazi.

* Con información de AFP.

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