Ivonne Vargas

Ivonne Vargas

Laberinto Laboral

El indicador de la tasa de desempleo en México parece no causar problemas por estos días.

De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), al cierre del primer trimestre de 2024, apenas 2.5% de la población en edad de trabajar y en búsqueda activa de un empleo no consiguió ocuparse.

Es el mínimo histórico de la tasa nacional de desempleo, pero hay otros datos que se cuelan en este escenario “positivo”. Un ejemplo es que las condiciones críticas de ocupación escalaron a 34.3%, el mayor nivel publicado por el Inegi. 

Una mirada profunda, a propósito de todos los cambios políticos que hoy se viven, revela que la calidad del empleo no conoce sexenios y continúa siendo un problema significativo año tras año.

Siguiendo con la numeralia del Inegi, apunta hacia la pérdida de tan solo 10,000 empleos respecto al mismo periodo del año anterior.

Estos trabajos, por cierto, cayeron por efecto de estacionalidad; por la falta de renovación de contratos en puestos creados para responder a la temporada alta, como es el mes de diciembre. Un fenómeno natural y conocido en el mercado laboral, no confundamos este hecho con verdaderas políticas de Gobierno y empresariales que promuevan la formalidad. 

Un análisis más detallado nos deja ver dos aspectos. Primero, la persistencia de la informalidad como principal empleador en el país; y segundo, que México se recupera en empleos, principalmente, por el crecimiento de la demanda interna. Este es un incremento sostenido del consumo de las familias que estuvo ausente durante la pandemia, lo que implica más poder de compra, detalla Héctor Magaña, coordinador de Análisis e Investigación del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey.

Pero, México vive en un paralelo de recuperaciones 

Los datos que acompañan ese incremento no son congruentes y hay vacíos que son una tendencia.

Otro ejemplo: la ENOE reportó que la población subocupada, aquella que labora jornadas reducidas y necesitan trabajar más tiempo, disminuyó a 4 millones de personas, 6.52% menos que en el mismo periodo de 2023. Sin embargo, la subocupación masculina presentó una reducción notable, mientras que la femenina no se mueve y se mantiene constante.

En el caso de los varones, hablamos de 2.6 millones en el primer trimestre de 2023 a 2.4 millones. En ellas es de 1.6 millones en ambos trimestres. 

Además, tres de cada cuatro varones en México (76%) se encuentra en el mercado laboral, mientras en las mujeres es menos de la mitad (46%). Como resultado, la tasa de desempleo masculina y femenina en el primer trimestre de 2024 es de 2.4% y 2.7%, respectivamente. 

Se vuelven, insisto, realidades paralelas y no congruentes sobre ese supuesto mejor empleo.

La ligera disminución en la subocupación, no es sostenible. “Cuando se observa históricamente este número nos damos cuenta de que suele ir al alza y que las personas pasan con mayor rapidez a la informalidad. Que aparezca en esta encuesta ligeramente más bajo no es un comportamiento- tendencia”, precisa Magaña.

El otro punto es que el crecimiento de empleos no está apalancado por inversión, sino precisamente por el aumento del gasto en las familias. Con valores ajustados por estacionalidad, durante el primer bimestre de 2024, la inversión incrementó 11.9% en el país, tasa anual que resulta inferior a 12.9% registrado en igual periodo del año anterior, de acuerdo con el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas.

Héctor Magaña señala que para hablar de ‘empleos de calidad’ se requiere, sí crecimiento económico, pero también inversión; porque este último es un multiplicador de oportunidades de empleo formal. Nos queda a deber que la creación de empleo o disminución de desocupación sea fuertemente asociada a la recuperación económica.

La realidad es que México transita por un camino estrecho y nada sencillo de recorrer, concluye el investigador y me parece una pregunta importante con la cuál cerrar. 

Cómo transitar la generación de trabajo atendiendo el crecimiento económico sin descuidar los desequilibrios de oportunidades, la batalla por la inversión extranjera. ni la otra guerra —una de las más fuertes—, la de formación de talentos.

Que la mano de obra esté lista en el momento requerido y que las empresas pueden emplearla es un reto. Así que los empleadores necesitan ser claros en las competencias que bien trabajadas contribuyen a la estrategia y, por tanto, a la cultura empresarial; una que puede ser de éxito o fracaso según el trabajo realizado y que realmente libera el potencial de las personas. 

empleo en México | business insider mexico

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