Paul Alejandro Sánchez

Paul Alejandro Sánchez

Energía Circular

Ya hablamos de la posibilidad de capturar CO2 directamente del aire y también de los requerimientos de energía que esta tecnología tendría. Pero en esta ocasión quiero hablar de uno de los usos que tendría el carbón capturado, convertirse en diamante. Es decir, competir con la naturaleza que le ha tomado años con alta presión y temperatura para convertir el carbón en diamantes para producir diamantes en laboratorio con el carbón capturado.

La idea de producir diamantes de laboratorio no es nueva; podríamos rastrearla en el siglo XIX. En nuestros tiempos, desde algunos años, ya es una realidad cada día más común; se han creado diamantes en ambientes controlados, en laboratorios que utilizan tecnología de punta para replicar los procesos naturales como alta presión y temperatura que se involucran en la transformación de grafito a diamante.

Como es bien sabido, desde finales del siglo XVIII se descubrió que los diamantes eran, en realidad, carbón puro. Entonces, se iniciaron múltiples esfuerzos para desarrollarlos con cierto grado de viabilidad económica. Los primeros diamantes de laboratorio aparecieron en la década de 1950 y se popularizaron a partir de los 1970 y 1980.

Cabe destacar que cuando pensamos en diamantes, rápido se nos vienen a la mente los que se utilizan para joyería, particularmente, en anillos de compromiso y otras joyas de altura. Sin embargo, los diamantes, que no necesariamente tienen las características estéticas de los diamantes que se utilizan en la joyería; también se utilizan en otras industrias como maquinaria y equipos para cortar, conductores térmicos, electrónicos, materiales ópticos e incluso lasers.

La idea, entonces, es sencilla, al menos en concepto. Capturar CO2 del aire, con la tecnología que ya hemos analizado, para convertir el CO2 capturado en diamantes utilizando procesos de laboratorio. Con ello evita el efecto invernadero que ocasiona el calentamiento global y el cambio climático, al mismo tiempo que crea un producto deseado.

Una compañía en Estados Unidos incluso ya vende la idea de joyería de diamantes de laboratorio que compensa tus emisiones de gases de efecto invernadero. La empresa se llama Aether y sostiene que cada carat remueve al menos 20 toneladas de CO2 en el aire; lo que equivale a compensar 2 años y medio de emisiones de una persona promedio.

El proceso para convertir el CO2 capturado es el de alta temperatura y alta presión que es el más longevo y más barato a la fecha. El proceso requiere una temperatura interna de 1400º Celsius y alta presión para convertir el CO2 capturado en diamantes. El diamante producido es el de joyería por su alto valor de mercado que compite con los diamantes naturales.

Como señalabamos la semana pasada, al alto costo energético de la captura de CO2 directa del aire se le añade el costo del proceso de calentar el CO2 a 1400º Celsius y someterlo a alta presión. Por lo que, si se utilizan energía de fuentes convencionales el balance final de CO2 sería negativo. Para ello, la empresa, utiliza fuentes renovables de energía con lo que complementa, al menos en teoría, el ciclo virtuoso de energía circular.

Sin duda, los diamantes de CO2 reciclados no son diamantes naturales, pero en la práctica son idénticos y difíciles de determinar si son de laboratorios. Además, tienen una ventaja al eliminar los problemas de conflicto, medio ambiente y prácticas monopólicas que han caracterizado a la industria. Y tú, ¿comprarías un diamante de CO2 reciclado?

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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