Paul Alejandro Sánchez

Paul Alejandro Sánchez

Energía Circular

En materia de emisiones de gases de efecto invernadero y energías limpias, China es luz y sombra. Por un lado, la República Popular es, indudablemente, el principal generador de gases de efecto invernadero a nivel mundial, pero, a pesar de ello, China también es el principal productor de tecnologías limpias y el país con mayor capacidad instalada de energías renovables. Entender estas dos caras de China es fundamental para la transición energética.

China concentra alrededor de 30% de las manufacturas producidas en la economía global, lo que le ha ganado el mote de la fábrica del mundo. En contraste, las emisiones de gases de efecto invernadero de China son casi equivalente aportando 27% del total de las emisiones totalizando 9,800 millones de toneladas de CO2 equivalentes.

Estas emisiones están directamente relacionadas con la intensidad energética del país. China consume más de 3,600 toneladas de energía equivalentes de petróleo (Mtoe), lo que representa 25% de la energía consumida a nivel mundial. En comparación China consume 70% más energía que el segundo lugar, Estados Unidos.

Se puede ir observando la relación. 30% de las manufacturas a nivel mundial conducen 25% del consumo energético a nivel global, que aporta el 27% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

La matriz energética China se compone principalmente de fuentes fósiles. Estas representan 87% del consumo energético del país (61% de carbón mineral, 19% de petróleo y 8% de gas natural). 

Por esta razón, es fácil y tentador culpar a China y argumentar que si el país tuviera una matriz energética más limpia, el mundo podría reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero sin poner en riesgo la comercialización de bienes y productos que se producen en el país.

A pesar de ello, China tiene otra cara. En el gigante asiático también se fabrican más de 60% de las tecnologías de energías limpias incluyendo módulos solares, palas eólicas, baterías, coches eléctricos, electrolizadores, bombas de calor, entre otras tecnologías que contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

No solo eso, sino que también es el país que más ha avanzado en cuanto a penetración de energías limpias. Según datos de IRENA, en 2022, China tenía una capacidad instalada de centrales renovables de más de 1 millón 200,000 MW, lo que lo coloca en el primer lugar a nivel internacional y es superior a la capacidad instalada de Estados Unidos, Brasil, India, Alemania, Japón, Canadá y España en conjunto.

Adicionalmente, China ha establecido como meta la neutralidad de carbono para 2060, proyectando su máximo de emisiones de gases de efecto invernadero en 2030. Para lo cual, el país pretende invertir fuertes sumas en el desarrollo de fuentes limpias de energía, tecnologías para reducir la emisiones y el cierre definitivo de plantas de carbón dentro y furera de China. 

En suma, China es una pieza clave para la transición energética no solo por su rol en las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también por el desarrollo tecnológico y la masificación de tecnologías renovables, así como en el incremento de la capacidad instalada de energías renovables. Entender estas dos caras será fundamental para avanzar en la discusión de la transición energética global.

china en la transición energética | Paul alejandro Sánchez

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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