• Saied Hussain ha fabricado azulejos de cemento a mano desde hace 50 años en El Cairo, Egipto.
  • Aprendió este oficio de su padre, que trabajaba en una tienda de inmigrantes griegos, pero los azulejos de cemento también son originarios de otras partes de Europa.
  • Este tipo de azulejo ha sido desplazado durante años por sus competidores que fabrican azulejos de cerámica, por lo que enseña gratis a jóvenes artesanos. 
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Insider visitó El Cairo donde conocimos a Saied Hussain, un artesano que hace azulejos desde los 12 años, para ver cómo logra mantener su taller en pie.

Estos azulejos artesanales, hechos de cemento, se hacen en uno de los pocos talleres que quedan en Egipto. De acuerdo con Saied este oficio existe desde el siglo XIX, cuando el cemento se volvió una manera barata y eficaz de construir. Pero para él es una forma de arte.

«Cuando lo haces, te sientes como un artista», señala Saied.

Menciona que aunque otro tipo de azulejos han amenazado su negocio, él es fiel a su oficio ya que se encontró a sí mismo en ese trabajo.

«Me siento especial, ya nadie hace este trabajo en Egipto, desapareció», dice.

Para hacer los azulejos, Saied comienza por tamizar cemento blanco, y una vez que queda como polvo fino, mezcla los pigmentos para conseguir el tono adecuado. Trabajar con colores es su especialidad.

«Mezclo los colores, me encantan. La gente solía decir que soy capaz de saborearlos, y es cierto, sólo con ver un color puedo distinguir sus componentes», explica.

Después añade agua y vierte cada color en la sección que corresponde usando una de sus plantillas —que tiene desde hace más de 35 años.

«Normalmente, empiezo por verter colores claros», dice.

Saied suele trabajar de manera lenta y precisa, para lograr los detalles más finos. Y menciona que lo más difícil es cuando las formas son pequeñas, ya que cuando vierte mezcla de color en una forma estrecha, es necesario tener buen pulso para evitar derrames.

Lo siguiente es agitar un poco la mezcla para llenar todos los espacios y luego levantar rápidamente el molde.

Algunos diseños los hace Saied a mano alzada. Para esto, cubre el molde con una mezcla de arena, cemento y piedra caliza; un paso crucial para garantizar que el patrón se mantenga en su sitio.

Después lo pasa por la prensa hidráulica, que gracias a la presión que ejerce, solidifica el cemento en segundos.

¿De dónde viene la técnica para la creación artesanal de los azulejos?

Saied aprendió este oficio de su padre, que trabajaba en una tienda de inmigrantes griegos. «Antes, los griegos hacían esto», dice. «Ellos dirigían el oficio». Pero los azulejos de cemento también son originarios de otras partes de Europa.

Las fábricas empezaron a surgir en países como Reino Unido y Francia durante el siglo XIX, justo cuando se descubrió que el cemento era un material de construcción barato y eficaz. En Bélgica, esta industria creció después de la Primera Guerra Mundial, cuando el país necesitó reconstruirse y los azulejos de cemento eran una opción accesible.

Eventualmente, el cambio de tendencias del mercado europeo dejó de lado este estilo de azulejos a mediados del siglo XX. Saied afirma que en Egipto los azulejos de cerámica y mármol dominaron el mercado en la década de 1990, lo que afectó su negocio.

Desde entonces, el alto costo de los materiales y el trabajo físico han alejado a posibles trabajadores del oficio.

«La materia prima es cara y nadie más hace este trabajo porque es agotador. Además, puede afectar la vista», explica Saied, quien pudo mantenerse trabajando al implementar diseños nuevos y más baratos.

Él y sus dos empleados son de los pocos artistas de azulejos que quedan. Su equipo crea hasta 150 azulejos en un solo día y venden el metro cuadrado por 500 libras egipcias; casi 630 pesos en los alrededores de El Cairo.

Mencionó que sus clientes son dueños de cafeterías, personas de clase media y media alta con villas o palacios principalmente.

Además, para mantener vivo este oficio, desde hace 40 años Saied ofrece lecciones gratuitas a jóvenes artesanos que deseen mantener el proceso tradicional.

«Este oficio no ha cambiado. Seguimos el mismo proceso y no cambiará en mil años», dice.

También afirma que no cualquiera puede dominarlo pues si no eres artista, te será difícil hacer este trabajo.

Lo más importante para él es que este arte se mantenga vivo.

«Quizá, si Dios quiere, este oficio dure cien años más»,

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