• La mitad del planeta votará este 2024, y eso puede ser un peligro para la economía mundial.
  • "El riesgo más grave para las finanzas públicas se deriva del número récord de elecciones que se celebrarán en 2024", avisó el FMI.
  • Este es un año lleno de amenazas en el terreno geopolítico, a las que se suma una deuda a punto de estallar.
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La mitad del planeta irá a las urnas este año electoral, y eso puede significar peligro para la economía mundial.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio esta advertencia en su última nota Fiscal Monitor, publicada esta semana. Básicamente, el gran año electoral puede convertirse en el gran año del derroche, si los países no manejan bien sus finanzas.

«Los riesgos de desviaciones fiscales son particularmente agudos dado que en 2024 ocurrirá lo que se está llamando como el gran año electoral», advirtió el organismo. Los años electorales no son conocidos precisamente por el ahorro de dinero.

Según el FMI, en años electorales el déficit suele estar 0.3 puntos por encima de otros años sin comicios.

Pero lo que hace que este año sea diferente no es solo la confluencia de elecciones, sino «el hecho de que se producirán en medio de una mayor demanda de gasto público», añadió.

El año pasado, la deuda pública mundial cerró en el 93.2% y el déficit lo hizo en un 5.5%. Aunque el FMI espera que el déficit se reduzca al 4.9% este año, la deuda seguirá subiendo hasta el 93.8% este año y el 95.1% en 2025.

«En 2024, se espera que el déficit primario global se reduzca al 4.9% del PIB. Sin embargo, vemos riesgos sustanciales para las finanzas públicas, y harán falta grandes esfuerzos para reanudar la normalización de la política fiscal con varios vientos en contra», decía el informe.

Esos vientos en contra se resumen en dos palabras: año electoral. 

2024, un año importante en cuanto a política

Este 2024 votarán más personas que nunca: 88 economías de países que representan más de la mitad de la población y del PIB mundial. En total, alrededor de 2,800 millones de personas.

Las personas que voten se enfrentarán a todo un mosaico de escenarios políticos: desde Estados Unidos, con el posible retorno de Donald Trump a la Casa Blanca; hasta el auge de la extrema derecha en las elecciones europeas de junio; además de las elecciones en México y Reino Unido.

Todas estos eventos están a punto de tener grandes repercusiones a nivel geopolítico, pero también para la economía mundial.

La crisis en la economía post pandemia

La economía mundial no se estabilizó después de la crisis del covid-19 y actualmente está cargada con una mochila llena de deudas, que puede estallar en cualquier momento.

Esa deuda proviene, en buena parte, del enorme desembolso que afrontaron países de todo el mundo para amortiguar el impacto de la pandemia en la economía. 

Una deuda que, aún reduciéndola, todavía supone el 107% del PIB, y que de aquí a 2030 seguirá suponiendo el 104%.

«Los riesgos para las finanzas públicas siguen siendo elevados. Los rendimientos de la deuda pública a largo plazo en Estados Unidos siguen siendo elevados y sensibles a las decisiones de política monetaria. Además, la actividad económica en China podría afectar al crecimiento y el comercio mundiales», señaló el informe.

Por ejemplo, en el caso de Estados Unidos, el gobierno disparó el déficit en 2023, pasando de suponer el 4.1% del PIB en 2022 a nada menos que el 8.8% en 2023. Más del doble, y eso que el PIB también experimentó un importante repunte.

Para China, en cambio, el problema tiene más que ver con la desaceleración de la economía y la amenaza de una crisis inmobiliaria, que arrastrará a otros países (al efecto mariposa en China se le llama efecto dragón). 

«Una ralentización del crecimiento mayor de lo previsto en China podría generar repercusiones negativas en el resto del mundo a través de menores niveles de comercio, financiamiento e inversiones», avisó el FMI.

¿Y qué hay de la deuda pública mundial?

Después de un fuerte descenso entre 2021 y 2022, la deuda pública mundial volvió a subir en 2023, y todavía se encuentra 9 puntos por encima de los niveles prepandemia.

Los años electorales se caracterizan por tener una mayor expansión fiscal. 

«El apoyo al aumento del gasto público creció en todo el espectro político en las últimas décadas; lo que este año supone un reto especial, ya que la evidencia empírica muestra que la política fiscal tiende a ser más laxa, y los desvíos, mayores, durante los años electorales», confirmó el FMI.

Estos desvíos fiscales, además, podrían aumentar las presiones inflacionistas, especialmente en economías recalentadas, decía el informe.

Este evento sucede cuando la deuda y el déficit ya están en niveles elevados, y con un terreno geopolítico y económico lleno de incertidumbre, donde no faltan las amenazas (la inflación, las guerras, la política monetaria); y esto podría ser la chispa de algo más grande.

La economía mundial no está preparada para esta conversación.

«Retrasar la consolidación podría aumentar las vulnerabilidades y limitar el espacio fiscal para hacer frente a futuras crisis, lo que podría dar lugar a un ajuste fiscal más doloroso y a consecuencias financieras adversas», alertó. Pan para hoy, hambre para mañana.

¿Qué se necesita para sostener las finanzas públicas mundiales?

Según el organismo, «se necesitan esfuerzos decisivos de consolidación fiscal para salvaguardar la sostenibilidad de las finanzas públicas y reconstruir las reservas fiscales en un contexto de elevada deuda pública».

Esfuerzos que no terminan de materializarse. El organismo prevé que la deuda pública mundial se mantenga en niveles elevados; y sea impulsada por las dos mayores economías del mundo, China y Estados Unidos «con las políticas actuales, se prevé que la deuda siga aumentando por encima de sus máximos históricos».

El riesgo más grave para las finanzas públicas se deriva del número récord de elecciones que se celebrarán en 2024, lo que llevó a bautizarlo como el Gran Año Electoral.

Este riesgo se ve amplificado por el actual contexto de mayor demanda de gasto social. Por último, una intensificación de los factores geopolíticos y los desastres catástrofes naturales podría añadir presiones para ampliar el apoyo fiscal», dijo.

¿Cómo frenar la expansión de la deuda? 

El FMI recomienda comenzar a retirar todas esas medidas lanzadas como colchón fiscal de la economía durante la pandemia y la posterior crisis de precios.

«Los Gobiernos deberían eliminar inmediatamente los legados de la política fiscal de la era de la pandemia; incluidas las medidas para compensar los altos precios de la energía, y proseguir las reformas para frenar el aumento del gasto», afirmó.

Además, el FMI quiere reorientar los recursos hacia programas de protección social específicos para colectivos vulnerables; contener la presión del gasto sanidad y pensiones a través de reformas; y aumentar los ingresos para que puedan hacer frente al incremento del gasto.

En el caso de los ingresos, el informe destaca la posibilidad de utilizar el impuesto mínimo del 15% para grandes empresas cordado por la OCDE (la tasa Google), que «podría aumentar la recaudación mundial del impuesto de sociedades en más de un 6%, al reducir el desplazamiento de beneficios y la competencia fiscal».

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