• Un nuevo estudio publicado en Cerebral Cortex establece que existe una relación neuronal opuesta entre la soledad y la sabiduría.
  • Para llegar a estas conclusiones analizaron los EEG de 147 participantes, examinaron los resultados de una encuesta de autoevaluación y compararon los resultados de una prueba cognitiva.

Muchos han sido los estudios que analizan la asociación de soledad-sabiduría, ya que esta podría tener un impacto positivo en la salud física y mental.

Sin embargo, hasta ahora un grupo de investigadores ha decidido dar un paso más observando el aparente vínculo a nivel neuronal, según publica Science Alert.

El estudio publicado en Cerebral Cortex establece que cuanto más sabios pensamos que somos, menos solos nos sentimos, ya que el cerebro tiende a reaccionar ante la soledad de forma inversa que con los sentimientos de sabiduría.

«Estábamos interesados en cómo la soledad y la sabiduría se relacionan con los prejuicios emocionales, es decir, cómo respondemos a diferentes emociones positivas y negativas», cuenta Jyoti Mishra, neurocientífico de la Universidad de California en San Diego (UCSD).

Las personas más inteligentes responden más ante caras felices

Para llegar a estas conclusiones, los expertos analizaron las grabaciones cerebrales de electroencefalograma (EEG) de 147 participantes de edades comprendidas entre los 18 y 85 años.

Además, los voluntarios tuvieron que rellenar una encuesta de autoevaluación para conocer en qué punto se encontraban sus sentimientos relacionados con estas 2 condiciones, seguida de una prueba cognitiva que consistía en describir una selección de caras con distintas expresiones.

Los expertos incidieron en el estudio de la zona cerebral donde se recopila la información interna y externa, es decir, la unión temporal-parietal (TPJ).

Esta parte del cerebro también se está investigando como una forma de tratar afecciones como las alucinaciones auditivas y el tinnitus.

Los resultados reflejaron que las personas más solitarias tendían a distraerse más con las caras enfadadas de la autoevaluación, ya que sus TPJ ralentizaban.

Mientras que se aceleraba en las personas inteligentes que respondían más ante caras felices.

Este estudio puede ayudar a entender el sentimiento de soledad

Las zonas cerebrales activadas también varió en función de estos parámetros.

Las personas sabias-felices tuvieron más actividad en la ínsula izquierda, mientras que las de soledad-enfado experimentaron más actividad en la corteza parietal superior izquierda.

«Este estudio muestra que la relación inversa entre la soledad y la sabiduría que encontramos en nuestros estudios clínicos anteriores está, al menos en parte, incrustada en la neurobiología y no es simplemente el resultado de sesgos subjetivos», afirma Dilip Jeste, neuropsiquiatra de UCSD.

A pesar de que estos descubrimientos puedan ayudar a paliar el sentimiento de soledad o al menos entenderlo mejor, todavía se necesita mucha más investigación.

«Tener marcadores biológicos que podamos medir en el cerebro puede ayudarnos a desarrollar tratamientos efectivos», concluye Mishra.

«Quizás podamos ayudar a responder la pregunta, ‘¿puedes hacer que una persona sea más sabia o menos solitaria?'», concluyó.

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