• Napoleón, la nueva película biográfica de Ridley Scott, estrenará en los cines de México este 23 de noviembre.
  • La cinta no se apega necesariamente a quién era el verdadero Napoleón, sino a la imagen que él buscaba proyectar.
  • Para lograrlo, el francés contó con la ayuda de varios artistas y escritores.
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Los directores de las películas históricas enfrentan una tarea difícil: ¿Cómo hacer que los personajes resulten familiares para el público sin reducirlos a una caricatura? ¿Cómo pueden asegurarse de que el conocimiento del resultado (batallas ganadas o perdidas, imperios construidos y luego arruinados) no hagan que parezca que la historia se escribe sola?

El director Ridley Scott no es historiador y presumiblemente quiere entretener más que iluminar. Sin embargo, el problema de la verdad histórica es interesante.

No es fácil conocer al “verdadero” Napoleón. Hay una versión reconocible de él: el general confiado y amado por sus tropas, el táctico militar instintivo que podía funcionar sin nada durante días seguidos, su mirada severa y algo petulante. 

No obstante, mucho de esto es producto de capas de narración histórica. Estas se acumularon por el trabajo de generaciones de artistas, periodistas y autores de memorias (y, por supuesto, del propio Napoleón).

La película muda de Abel Gance, Napoleón (1927), por ejemplo, traza su vida y carrera hasta su partida como general militar para la campaña italiana en 1796.

En una escena, una fuerte nevada invernal interrumpe las clases en el colegio militar de Napoleón. Los niños salen corriendo a jugar e inevitablemente empiezan a lanzarse bolas de nieve unos a otros. La escena muestra a un Napoleón muy joven emergiendo como un comandante nato, dirigiendo el combate como si estuviera en el campo de batalla.

La veracidad de este momento se basa principalmente en un solo relato: las memorias de uno de los amigos de la infancia de Napoleón, Louis de Bourrienne, quien asistió a la misma escuela. Más tarde, el autor fue empleado de Napoleón, quien lo despidió por malversación de fondos en 1802.

Muchos años después, en 1829, de Bourrienne escribió unas memorias con la esperanza de sacar provecho del apetito popular por las historias auténticas del gran general. Lo que creemos saber sobre el Napoleón “real” a menudo se filtra a través de relatos parciales e interesados ​​como éste.

Aquí están los hechos y las leyendas detrás de algunas de las escenas más importantes de la nueva película biográfica de Napoleón de Ridley Scott.

¿Napoleón se coronó a él mismo?

Napoleón hizo todo lo posible para crear su imagen de gobernante benigno y hombre del pueblo. Además, a menudo contó con el talento de artistas para lograrlo.

Lo más notorio es que a Jacques-Louis David se le encargó una serie de grandes pinturas que representan la coronación de Napoleón en la catedral de Notre Dame, París, en diciembre de 1804.

En la más famosa, lo vemos colocando una corona en la cabeza de la nueva emperatriz Josefina mientras un reacio Papa Pío VII los observa.

Napoleón
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En un acto de arrogancia, Napoleón ya se había colocado una corona en la cabeza. No obstante, la pintura al óleo lo muestra solo con hojas de laurel para simbolizar sus triunfos marciales. 

Lo que la película de Scott muestra es la magnificencia de las pinturas al óleo, que mostraban a Napoleón y su emperatriz bajo la luz más halagadora, en lugar de la ceremonia de coronación en sí.

Su relación con Josefina

No hay duda de que Napoleón sentía una profunda pasión por Marie Joséphe Rose de la Pagerie, conocida por él como Josefina, con quien se casó en 1796 cuando su carrera militar estaba en ascenso. 

Sin embargo, su descripción en la cinta de Ridley Scott como una joven seductora probablemente habla más de un cliché sexista que de la indudable seguridad en sí misma de Josefina.

Napoleón
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Ella era seis años mayor que Napoleón, viuda y madre de dos niños pequeños cuando se conocieron. Asimismo, los sentimientos románticos del joven general eran aparentemente más fuertes que los de ella. 

Mientras estaba en campaña, le escribía prácticamente todos los días, y a veces su pluma perforaba el pergamino, tal era la fuerza de sus emociones. No obstante, algunas de estas cartas dirigidas a ella permanecieron sin abrir.

Su relación fue tan tumultuosa como apasionada y ambos cónyuges tuvieron varias aventuras. Cuando Napoleón instigó el divorcio en 1809 por falta de un heredero, fue sorprendentemente amistoso.

La emperatriz conservó su título imperial hasta su muerte en 1814 y se le permitió seguir viviendo en el castillo imperial de Malmaison.

¿Napoleón estuvo presente en la ejecución de María Antonieta?

El otoño de 1793 fue especialmente ajetreado para Napoleón por su papel cada vez más importante en el asedio de Toulon. Los rebeldes federalistas habían entregado la flota francesa al almirante británico Samuel Hood. El joven oficial de artillería comandó la operación que finalmente la recuperó.

Por lo tanto, es muy poco probable que se aventurara a París en octubre para estar entre la multitud que presenció la ejecución de la reina María Antonieta.

Sin embargo, en una carta a su hermano mayor Joseph, Napoleón afirmó que presenció el asalto al Palacio de las Tullerías por parte de una multitud enojada de manifestantes republicanos en junio de 1792. Esto le repugnaba.

¿Napoleón realmente disparó contra las pirámides?

Napoleón comenzó su campaña en Egipto en 1798. El legado cultural de la campaña se puede ver en la surtida sección de Egiptología del Museo Louvre, aunque también fue escenario de atrocidades.

En un momento, varios miles de soldados otomanos fueron fusilados o arrojados al mar por orden de Napoleón, en lugar de hacerlos prisioneros. 

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No fue necesario inventar trampas de hielo o que Napoleón ordenara a sus hombres disparar contra las pirámides, como hace en la película biográfica de Ridley Scott para transmitir su cruel desprecio por la vida.

Fue el rumor de que ordenó envenenar a sus propias tropas afectadas por la peste en la ciudad de Jaffa lo que finalmente empañó la reputación de Napoleón a principios del siglo XIX. 

Se mantuvo, por brillante que fuera la respuesta del artista Antoine-Jean Gros, a quien Napoleón encargó en 1804 que pintara una historia diferente.

La cinta de Ridley Scott no representa el pasado sino que incluye versiones de los cuentos e imágenes que lo representan y que le han dado existencia desde su propia vida, muchas de las cuales fueron creadas por su propia mano.

Este artículo se publicó originalmente en inglés.

*The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.

*Joan Tumblety es profesora asociada de historia francesa en la Universidad de Southampton.

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