Eduardo Marín

Eduardo Marín

Plataforma Petrolera

Es claro que el sector energía es el que más preocupa a los analistas e inversionistas. No existe área que esté generando mayor incertidumbre en la actual administración.

Todos los escenarios sobre el futuro de México que vislumbran diversos actores, tanto internos como externos, ponen foco amarillo en los planes de nuestras empresas productivas del Estado y la inviabilidad que se cumplan sus alegres metas.

Incluso, el subgobernador del Banco de México, Jonathan Heath, declaró que Pemex representa hoy en día “el mayor dolor de cabeza del gobierno” que puede convertirse en cáncer incurable.

La preocupación es ya no solo el freno que se ha producido de manera brusca en los proyectos de desarrollo petrolero y eléctrico. Hay un temor abierto de que se dé marcha atrás a la reforma energética aprobada hace siete años.

¿Reforma de la Reforma?

Para el actual periodo legislativo, Morena propone una reforma integral en materia energética. Su aliado, el PT, se manifiesta por modificar el artículo 27 de la Constitución a fin de revertir la Reforma Energética “y restaurar al pueblo mexicano como dueño y usufructuario  de los recursos naturales en México”.

Trascendió que esta semana, en reunión en Palacio Nacional, integrantes de la CRE y la CNH estuvieron de acuerdo en los lineamientos del célebre memorándum que el presidente les había enviado, en el que señalaba que se debe frenar la privatización del sector y “poner un alto a los jugosos negocios privados”.

Asimismo, mantenía abierta la posibilidad de una reforma constitucional para hacer valer el principio del dominio de la nación sobre sus recursos.

Probablemente haya cambios a reglamentos, lo que implicará formalizar lo que ya en la práctica está ocurriendo: limitar la expansión de empresas privadas tanto en exploración y extracción de hidrocarburos como en la distribución y comercialización de combustibles.

Regresar al monopolio no es el camino para fortalecer a Pemex

Es un evidente error concebir que la manera de fortalecer a Pemex y CFE es regresar al monopolio absoluto que ejercían en el mercado.

Ponerles trabas y negar permisos a las empresas privadas frena inversiones y perjudica al consumidor. Pero además, no es el camino para que Pemex y CFE sean más eficientes y con finanzas sanas.

La reforma de Peña Nieto tuvo serios defectos. Planteó escenarios idealistas y actuó de manera asimétrica e inequitativa con Pemex para forzarlo a ceder cuota de mercado, que a veces pareció más una expulsión, de ciertas líneas de negocio.

Ahora bien: ¿es necesaria una nueva reforma constitucional? La respuesta es un no categórico. Generaría una enorme desconfianza en el Gobierno y tendría serias consecuencias económicas.

Pero sin cambiar las reglas del juego, sí se requieren cambios legales (no constitucionales) para apoyar a Pemex y brindarle las herramientas necesarias para ser más competitivo; por ejemplo, para que pueda elegir libremente con quién asociarse, sin pasar por la Sener y la CNH.

Pero ante todo, se necesita invertir en tecnología, un vacío de hace años que se ha agravado, y destinar 1% del valor de producción petrolera al desarrollo científico.

Cambio de rumbo

El Plan de Negocios de Pemex no genera certidumbre ni confianza. La apuesta del Gobierno porque la empresa sea la palanca de desarrollo nacional en la segunda mitad del sexenio luce lejana.

Urge un cambio de rumbo: replantear inversiones, sobre todo la refinería de Dos Bocas; retomar los farmouts o asociaciones, aprovechar lo mucho que se avanzó en la exploración de aguas profundas y recursos no convencionales, reactivar la petroquímica, incrementar la producción de destilados de mayor valor. Dejar de concebir a las empresas sólo como contratistas o proveedores y establecer alianzas. Buscar la rentabilidad.

Sólo una empresa estatal fuerte, competitiva y con visión de futuro será realmente de beneficio para nuestro país y las generaciones futuras. Estamos a tiempo.

Correo electrónico: eduardo.marin@eploc.mx

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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