El futuro de Petróleos Mexicanos (Pemex) está íntimamente asociado al futuro de México. El gobierno ha refrendado su apuesta para fortalecer a la empresa productiva del Estado con el fin de que en la segunda mitad del sexenio sea la que sostenga el desarrollo nacional.
Hay que reconocer que no ha buscado exprimirlo financieramente, cuando los gobiernos anteriores tomaban más de 100% de su rendimiento de operación. En abril, Hacienda le otorgó un crédito fiscal de hasta 65,000 millones de pesos y le redujo su onerosa carga tributaria
Sin embargo, Pemex hiló 7 trimestres consecutivos con pérdidas. Cierto que buena parte de esa pérdida es virtual, por el comportamiento de la paridad cambiaria, y no representa flujo de caja. Tampoco hay que olvidar que sigue dando una gran aportación al erario vía impuestos: en el primer semestre pagó 84,000 millones de pesos.
Preocupan indicadores productivos
Pero lo que en verdad preocupa son los indicadores productivos. Los resultados semestrales no dejan mucho espacio para el optimismo.
La producción de petróleo crudo fue de cerca de 1.7 millones de barriles diarios en promedio (incluyendo 20,000 barriles de su producción con socios), apenas 1% por arriba de la del mismo periodo de 2019. Hay que considerar que el polémico compromiso de Sener ante la OPEP fue recortar 100,000 barriles diarios durante mayo y junio. En mayo fueron 70,000 menos y en junio 98,000 respecto a la registrada en abril.
La meta original de producción de Pemex planteada para este año era de 1.86 millones de barriles, o sea 176,000 barriles superior al promedio de estos primeros seis meses. No será posible cumplirla, a pesar de que se está rebasando la óptima explotación técnica y económica de algunos yacimientos, principalmente en Ku Maloob Zaap en la Sonda de Campeche, con el riesgo de que se acelere su natural declinación.
Comparado con el primer semestre de 2018, la producción de petróleo ha caído 9%, la de gas natural está estancada, la de gasolinas y diesel es 5% menor, la de petroquímicos ha bajado 18%. El volumen de las exportaciones de petróleo registra un descenso de 6%.
Positiva la balanza comercial
En contraparte, la importación de gasolinas es ahora 36% menor y la de diesel, 47%. La balanza comercial tuvo un saldo favorable de 161 millones de dólares después de cuatro años seguidos con números negativos, algo que Pemex podría presumir. Pero ello se explica porque sus ventas internas de petrolíferos han caído de 1 millón 513 mil barriles al día a 1 millón 88 mil. En el caso específico de gasolinas y diesel son ahora 27% y 33% menores, respectivamente.
Cierto que hay voluntad política para apoyar a Pemex. Pero esa voluntad debe aprovecharse para modificar la estrategia. Los objetivos bien intencionados no concuerdan con los planes que se están siguiendo. La meta planteada de incremento en la producción petrolera (un millón de barriles diarios en el sexenio) ya fue reducida a la mitad. Aún así luce difícil, enfocándose sólo en pequeñas cuencas terrestres, campos maduros y aguas someras, dejando a un lado aguas profundas y recursos no convencionales.
¿Reforma de la Reforma?
Si los proyectos no funcionan y la situación operativa y financiera no mejora, habrá un brusco cambio, no para preparar a nuestra petrolera para la era pos-Covid y afrontar la transición energética, sino para emprender la reforma de la Reforma Energética.
Ya quedó claro que después de las elecciones del próximo año, es muy probable que el Gobierno envíe al Congreso una iniciativa de reforma constitucional para reducir la competencia y volver al monopolio de Pemex (y de la CFE).
Pero para contribuir realmente al desarrollo nacional, el camino deseable es ajustar su Plan de Negocios buscando la rentabilidad, en lugar de añorar la época del dominio total en toda la cadena del sector.
Correo: eduardo.marin@eploc.mx
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