• Muchas mujeres están agotadas; no se ven a sí mismas como “merecedoras” del fruto de su trabajo, y eso mina su estabilidad emocional.
  • La relación hogar-trabajo se ve comprometida por mantener un alto estándar de rendimiento, que en muchas ocasiones se traduce en una falta de confianza en sí misma.
  • En opinión de José Mársico, estas son algunas alternativas que las mujeres trabajadoras puedan implementar para evitar este tipo de agotamiento
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En la constante lucha por mejorar las condiciones de trabajo para las mujeres, se esconde un enemigo silencioso que mina la estabilidad emocional de ellas. Se trata del agotamiento mental y el estrés, que suele rebasar los límites de la vida laboral. 

Y es que un factor que se observa con frecuencia en términos de bienestar, es que la relación hogar-trabajo se ve comprometida por mantener un alto estándar de rendimiento que en muchas ocasiones se traduce en una falta de confianza en sí misma.

Lamentablemente, muchas mujeres no se ven a sí mismas como “merecedoras” del fruto de su trabajo. Estar bajo un ritmo extenuante, aunque ello implique no descansar lo necesario, lo consideran como algo común. Aunque, contradictoriamente, esto impacte en su bienestar.

El estudio  “Avanzando el futuro de las mujeres en los negocios: un informe de la Cumbre de Liderazgo de Mujeres de KPMG” publicado en 2023, revela que el 75% de las ejecutivas de todos los sectores han experimentado el síndrome del impostor en sus carreras.

Tras encuestar a 750 mujeres ejecutivas de 150 de las organizaciones líderes a nivel mundial, las cifras revelaron que el 81% cree que se presionan más a sí mismas para no fracasar en comparación con los hombres.

54% de las entrevistadas estuvieron de acuerdo en que “cuanto más exitosas son, más solas se sienten en la cima porque ingresan a nuevos grupos de pares. Sin embargo, el 32% se identificó con el síndrome del impostor porque no conocían a otras personas en un lugar similar a  ellas ni personal ni profesionalmente.

Claro que esto obedece a una lógica de mayor exigencia hacia las mujeres por el simple hecho de ser mujeres. Sin embargo es una situación muy preocupante ya que, aunque se tengan las mayores ambiciones de crecer y los conocimientos adecuados, si se está dentro de un entorno poco favorable como acoso, estereotipos o micromachismos, se limita el potencial de las mujeres, las dudas comienzan a surgir y, por consiguiente, se impacta su bienestar. 

¿Cuál es el papel de las compañías en este sentido?

Reevaluar e identificar qué tipo de cultural empresarial es con la que se ha estado trabajando. Esto da pie a concientizar sobre el daño que genera un ambiente hostil en materia de género. 

Desde el interior de las empresas, y por un tema de mayor bienestar, se debe fomentar un mejor balance en las cargas de trabajo, una mayor flexibilidad en los horarios para que las trabajadoras, en este caso, tengan una mayor consciencia de sus conocimientos y recursos disponibles, así como el control sobre sus actividades y plazos de entrega de una forma razonable.

Más del 50% de las organizaciones evaluadas en dicho estudio, cuentan con una cultura que maneja indicadores de diversidad, equidad e inclusión. A pesar de esto, la opinión de los colaboradores es que aún se requieren muchas mejoras. 

¿Cómo combatir el síndrome de la impostora?

Estamos hablando de un engranaje complejo y en constante movimiento,  sin embargo, existen algunas alternativas que las mujeres ejecutivas y trabajadoras en general puedan implementar:

  • Aceptación con ánimo de cambio: Como en muchos casos de estrés, fatiga laboral o ansiedad, el primer paso es identificar y reconocer la existencia de este síndrome. Aceptarlo es un gran paso para aliviar la carga emocional, sin embargo esto puede ser una tarea compleja sino existe el acompañamiento adecuado para identificar las señales de un bornout, por ejemplo, y actuar en consencuencia. 
  • Tener una red de apoyo: compartir con alguien de confianza estos sentimientos que genera el síndrome de la impostora contribuye a formar una red de soporte y a encontrar perspectivas externas. Ubicar la figura de una mentora, no necesariamente un familiar, sino alguien vinculado al ámbito laboral, puede ser de ayuda porque generará una perspectiva de carrera. 
  • Proponerse metas reales: Modificar las expectativas a corto plazo para que sean más fáciles de alcanzar ayuda a reducir la presión y la ansiedad que el síndrome de la impostora puede generar. Utilizar metodologías como SMART es útil.

Parece evidente, pero no resulta del todo para alguien que experimenta el síndrome del impostor: hay que celebrar los logros: No se trata de suerte ni de casualidad, los resultados positivos que se tengan son una prueba fehaciente de las capacidades y habilidades.

* José Mársico es Fundador y CEO en Body Systems Corporate Wellness. Luego de unos años dedicado a su primera profesión de Piloto de Ultramar y después de concluir estudios de marketing, desde la década de 1990 tomó la decisión de regresar a su primera pasión, el desarrollo personal y el fitness.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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