Probablemente los inventores del Monopoly no imaginaron en 1935 el éxito que tendría su juego de mesa. Con un tablero, un par de dados y la misión de comprar y administrar propiedades crearon uno de los entretenimientos familiares más populares del siglo XX y, casi sin quererlo, le enseñaron a generaciones enteras lecciones valiosas sobre el negocio de los bienes raíces en particular y sobre el manejo del dinero en general.
Desde hace décadas, numerosas publicaciones han recopilado las enseñanzas más significativas del juego, que incluyen no sólo estrategias sobre qué propiedades o “avenidas” conviene adquirir sino también consejos más generales sobre el pago de impuestos y las habilidades para la negociación.
La lección más importante del Monopoly, sin embargo, se encuentra en la palabra “diversificación”. Quizás ningún juego de mesa haya traducido con más éxito aquel viejo refrán que aconseja “no poner todos los huevos en la misma canasta”. De hecho, los expertos ratifican que “usualmente el ganador es quién tiene propiedades repartidas por todo el tablero y por lo tanto múltiples posibilidades de generar rentas”.
Más allá de los aprendizajes, la principal distancia entre el “tablero” y la realidad es que para poder invertir de manera diversificada en bienes raíces aún se requieren sumas cuantiosas y capacidad para operar globalmente sin obstáculos burocráticos. Hasta ahora, estos impedimentos vienen dejando a las nuevas generaciones completamente “fuera de juego” a la vez que dificultan y ralentizan las transacciones internacionales
Tokenización, la nueva frontera del Real Estate
Frente a este escenario, la tokenización puede suponer un auténtica transformación porque lleva la diversificación a un nuevo nivel. Al convertir activos de valor inmobiliario en tokens digitales únicos que permiten tanto la propiedad como la transferencia, no sólo se simplifican o restringen procesos sino que también se democratiza el acceso.
Simultáneamente, la tokenización permite el fraccionamiento (¡ni el Monopoly nos daba esa opción!) y esto es ventajoso tanto para desarrolladores como para inversores. Comprar y vender una propiedad de forma parcial y segura a través de la tecnología blockchain redefinirá el real estate tal como lo conocemos. Algunos expertos creen que para centennials y millennials los tokens serán “el paso hacia la propiedad completa” mientras otros auguran que “en lugar de una generación propietaria de hogares, se viene una generación propietaria de tokens”.
Más allá de las tendencias proyectadas, lo cierto es que la tokenización ya está aportando liquidez al mercado inmobiliario mientras resignifica completamente el concepto de diversificación. El negocio de los bienes raíces entra así en una etapa totalmente distinta: si alguna vez fueron los 40 casilleros del Monopoly los que ayudaron a muchos a comprenderlo y dominarlo, hoy es la tecnología “blockchain” la que extiende la frontera de lo posible.
Estos cambios son paralelos a la evolución de las criptomonedas y complementan alguna de sus mejores cualidades. El común denominador de ambas transformaciones es que ponen a los activos digitales como motores de la democratización de la riqueza al expandir la capacidad de inversión y multiplicar las opciones para hacerlo.
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