Ana Peña

Ana Peña

Tech Talk

¿Alguna vez has soñado con un futuro donde robots, al estilo Carl de «Meet the Robinsons», cambien nuestras vidas con un sinfín de habilidades? Imagina una realidad donde no solo la fantasía de Hollywood se materializa en nuestro día a día, sino que también se integra a nuestra realidad para hacernos la vida más fácil.

Los robots ya están aquí. Bueno, no exactamente robots tipo Carl, pero sí existen algunos que hacen cosas para facilitarnos la vida. Tenemos desde aspiradoras como las Roomba, que se desplazan solas por la casa, hasta los robots utilizados en las fábricas para ensamblar productos.

Robots fuera de la pantalla grande

Queremos hacernos las cosas más fáciles en un mundo ya de por sí complejo. Los robots, desde máquinas hasta chatbots están aquí para tomar esas tareas repetitivas. Así, la próxima vez que un chat de servicio al cliente te responda a las 3 a.m., recuerda: podrías estar conversando con la última innovación de Sam Altman, diseñada para hacerte la vida más fácil, o hacerte compañía.

La innovación tecnológica impulsa a grandes empresas a integrar robots, buscando mejorar la productividad mediante significativas inversiones. Ford, por ejemplo, ha destinado 75 millones de dólares al Ford Robotics Building para avanzar en la eficiencia y compacidad de los robots. Además, en su planta de Michigan, ha implementado robots con AI, logrando un aumento del 15% en la eficiencia del ensamblaje de convertidores de torque. 

Destapar una tubería o hasta destapar una arteria son cosas que un robot convencional no puede hacer debido a su tamaño. Es allí donde entra en acción los microrobots.

Ya hemos hablado de robots que aspiran o que ensamblan cosas; esos son de tamaños considerables. Ahora, hablemos de los robots que pueden llegar a tener el tamaño de un mosquito, como los desarrollados por la Universidad Estatal de Washington. 

La Ley de Moore, formulada por Gordon Moore en 1965, nos dice que cada dos años se duplica la cantidad de transistores en los microprocesadores, lo cual se traduce en mayor potencia y en un menor tamaño de estos. La robótica es un ejemplo más de la Ley de Moore: la microrobótica será posible en la medida en la que se puedan crear procesadores cada vez más pequeños. 

Una revolución microrobótica 

Los microrobots todavía están en desarrollo. Imagina un escenario en el que vayas al médico y, gracias a los microrobots, tu doctor pueda aliviar, en un abrir y cerrar de ojos, padecimientos que antes requerían cirugía.

Algo así ya está en marcha y, si esto ya suena prometedor, se sigue trabajando para que en el futuro esta tecnología sea aún más diminuta, empresas como Bionaut se encuentran desarrollando robots capaces de tratar enfermedades cerebrales. Es como si Ant-Man, pero con una carrera en medicina y algo de metal y silicio, se metiera a tu cuerpo y comenzara a combatir enfermedades cerebrales.

Este tipo de inversiones no hablan de algo futurista o de ciencia ficción, sino de investigaciones y pruebas que se están ejecutando ahora. Son muchos los campos que se verán beneficiados con la microrobótica. Los militares podrán realizar actividades de alto riesgo sin necesidad de poner en peligro al personal; los científicos podrán mejorar la recolección de datos al crear microrobots que sean imperceptibles para los animales en ciertos hábitats, como el microrobot con forma de cangrejo desarrollado por la Universidad de Northwestern.

Los robots tienen la finalidad de apoyarnos en las tareas que les asignemos; son máquinas hechas para estar a nuestro servicio. Tener robots de todos los tamaños se traduce en una mayor cantidad de tareas que pueden realizar. 

Los límites de la convivencia

Mientras vamos camino hacia estas innovaciones, es natural que surjan dudas sobre cómo integraremos esta nueva tecnología en nuestro día a día, especialmente considerando que estos robots serán tan diminutos, abriendo nuevas posibilidades. Además, surge la cuestión de qué tan accesibles serán estos robots. Si ya de por sí mi Thermomix tuvo un costo considerable, ¿cómo será el de los microrobots que se integren en nuestra vida? Pero, como soy entusiasta de las nuevas tecnologías, iré haciendo mi ahorro.

En los microrobots veo el potencial de cambiar la relación que tenemos con la tecnología. Estamos a punto de cruzar una línea hacia una convivencia con la tecnología que hace que me emocione entrar en este nuevo capítulo humano-robot. Será interesante ver cómo se regula los microrobots en las distintas industrias en las que van a actuar, mientras tanto, estoy a bordo. La microrobótica promete cambiar las reglas del juego, y puedo decir con toda seguridad que así será.

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Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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