Silvina Moschini

Silvina Moschini

Crypto Insider

Las criptomonedas están acelerando la independencia financiera de millones de mujeres mientras ponen punto final a una larga época de tabúes alrededor del dinero y el poder.

Las puertas de la criptoeconomía se abren cada vez más y mujeres de todas las latitudes están “entrando” en ella sin pedir permiso y con la firme convicción de multiplicar sus finanzas personales. Una rápida mirada global confirma la tendencia: somos el 53% del total de criptoinversores en México, el 51% en Israel y el 45% en Francia, por citar economías diversas.

Pero esas no son las únicas señales que revelan el impulso de la adopción cripto entre nosotras: una encuesta reciente difundida por eToro indica que las criptomonedas son el segundo activo más elegido por las mujeres, solo por detrás del dinero en efectivo. El dato es una auténtica muestra de cómo estamos corriendo la frontera cripto pese a los viejos tabúes heredados en relación al dinero y en contra de todos los mitos que rodean al ecosistema de las divisas digitales. 

Cuando hablo de tabúes, me refiero a las creencias sobre el dinero con las que se criaron generaciones enteras de mujeres. Tener una cuenta bancaria propia, tomar decisiones más allá de lo estrictamente doméstico o decidir inversiones fueron durante décadas acciones prácticamente excepcionales para la mayoría de las mujeres. Esas circunstancias se agravaron en muchos casos debido a la falta de una adecuada educación financiera.

Afortunadamente, las consecuencias de un largo cambio cultural empiezan a notarse por todas partes. La generación de mujeres educadas con el “chip” de la culpa acerca del dinero (y de la ambición por él) ahora repiten junto a Shakira aquello de facturar antes que llorar. Las más jóvenes, por su parte, sintonizan mejor con el “Flowers” de Miley Cirus, un hit que reivindica la independencia personal en sentido amplio. 

Mitos en retirada

El hecho de que las criptomonedas estén conquistando las preferencias de las mujeres a un ritmo considerable no se debe únicamente a la legítima necesidad de autonomía financiera. Una serie de mitos alrededor de las criptomonedas están siendo derribados a medida que el mercado de los activos digitales se diversifica y muestra que “hay vida” más allá de los nombres volátiles que conocemos todos.

Dos de los principales mitos que están retrocediendo tienen que ver con la supuesta dificultad de comprender el “mundo cripto” y con la idea de que se necesitan montos altos para realizar inversiones en él. El primero está diluyéndose a medida que las plataformas y aplicaciones que facilitan el proceso se hacen más amigables e intuitivas. El segundo quedó fuertemente instalado a partir de la primera generación de criptomonedas pero se trata de un escenario en plena transformación. De hecho, el Foro Económico de Davos ya señaló oportunamente el potencial democratizador de las criptomonedas para los países en desarrollo. 

A medida que estas ideas van siendo objetadas, una nueva generación de criptomonedas está mostrando que la extrema volatilidad y el anonimato no son características inevitables de las divisas digitales. Ha pasado más de una década desde el surgimiento de las primeras criptomonedas y asistimos a un momento crucial en el mejoramiento de sus ventajas y en horizontes que auguran marcos regulatorios. Estas circunstancias juegan como un indudable viento a favor para que más mujeres se prueben el “traje de inversoras” aceptando riesgos acordes a sus perfiles y posibilidades.

Criptomonedas |  Silvina Moschini

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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