• Uno de los exguardias de un palacio de Vladimir Putin habló sobre cómo era su trabajo protegiéndolo en Crimea.
  • Vitaly Brizhaty describió a Insider un ambiente tóxico en el que los colegas compiten por el poder.
  • Tienes que tener cuidado con lo que dices “porque cada palabra puede ser usada en tu contra”, afirmó.
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Un exguardia de seguridad describió su trabajo en uno de los lujosos palacios del presidente de Rusia, Vladimir Putin, donde el personal ultraleal compite por el poder y el ascenso en jerarquía.

Vitaly Brizhaty –quien dejó el Servicio Federal de Protección de Rusia (FSO) y huyó del país a principios de este 2023– describió una atmósfera tóxica en la que todos trabajaban para la agencia de seguridad y debía tener cuidado con lo que decía por temor a represalias.

Insider, que habló con Brizhaty a través de un intérprete, vio documentos que atestiguan su antiguo papel en el Servicio Federal de Protección. Esta es la agencia gubernamental encargada de proteger a los funcionarios de alto rango, incluyendo a Putin.

Insider también vio la carta de renuncia de Brizhaty, que escribió el 24 de febrero de 2022, citando la guerra en Ucrania como su razón para querer dejar el servicio.

Sin embargo, el lujo del palacio Olivye, en comparación con la vida ordinaria de los rusos, también disgustaba a Brizhaty, aseguró.

“Nunca pude entender por qué Rusia, un país tan rico, tiene que sufrir, por qué los rusos no pueden vivir bien y solo el gobierno puede vivir tan bien”, afirmó.

Buscando al “Número Uno”

De acuerdo con documentos vistos por Insider, Brizhaty, un adiestrador de perros, se unió al FSO en 2021. Él estaba designado al palacio de Olivye, un complejo estatal de la era soviética que usa Putin desde la anexión de Crimea en 2014.

Se estima que el FSO cuenta con 50,000 personas protegiendo a Putin y sus altos funcionarios.

El trabajo de Brizhaty era ayudar con los arreglos de seguridad para la llegada de Putin al palacio o a los alrededores de Crimea.

Si Putin —conocido internamente como “Número Uno”— debía visitar una escuela, por ejemplo, “nuestro servicio llegaría nueve horas antes de la visita y revisaría minuciosamente el territorio”, dijo.

La llegada del “Número Uno” a Crimea demostró lo poco que el presidente de Rusia confia en su propio servicio de seguridad.

Se manejó de dos maneras diferentes, y la mayoría de los propios oficiales de Putin desconocían la ruta real. 

“90% de la gente no sabía cómo llegaría”, aseguró Brizhaty.

Podía haber una gran fanfarria, con todos los aeropuertos en alerta con una ráfaga de autos, helicópteros y filas de guardias, con un cortejo moviéndose entre los aeropuertos fingiendo que el mandatario estaba en uno de los autos.

O podía haber un silencio total. 

“De repente, la policía se entera de que Putin está en algún lugar de Crimea”, dijo, y casi nadie sabía cómo.

Una lujosa “pequeña ciudad” detrás de muros de 3 metros de altura

En una investigación de 2019, el medio ruso independiente Proekt informó que el palacio de Olivye era un vasto complejo que incluye una pista de hockey sobre hielo estándar de competición, albercas, saunas, un dormitorio para el personal de 60 camas con paredes de mármol, un elevador de mármol y un jardín de invierno.

Las imágenes de satélite del sitio también parecen mostrar bosques, playas, un pequeño puerto y un helipuerto.

“Es un lugar de fantasía”, dijo Brizhaty, según la traducción de The Telegraph de una entrevista que concedió al medio independiente ruso TV Rain. “Hay gimnasios, fuentes, hermosos parques, casas de té, zonas de barbacoa y playas”.

Buzos armados también registraran la playa en busca de asesinos, añadió a TV Rain. 

Un aspecto clave del complejo es que, independientemente de su trabajo real, cada miembro del personal es un oficial de seguridad, explicó Brizhaty a Insider.

“Todos los que trabajan allí, cualquiera que pode el pasto o lave la ropa, trabajan para el FSO”, afirmó. Todo el lugar era como una “pequeña ciudad”.

Aunque Brizhaty apoyó silenciosamente durante mucho tiempo las opiniones del activista disidente ruso Alexei Navalny. Hasta donde él sabía, todos los demás allí eran leales.

“Algunas personas realmente creen que están haciendo un trabajo importante”, declaró. “No se dan cuenta del lujo o creen que el presidente tiene derecho a tener ese lujo”.

Brizhaty afirmó que ganaba 68,000 rublos, o alrededor de 700 dólares, al mes. Sin embargo, una cultura laboral agresiva lo mantenía alerta.

Aunque algunos compañeros de trabajo se mostraron más amables, muchos parecieron seguir el ejemplo de Putin.

“Hay gente allí que es como él. Es difícil de explicar”, dijo. “Están tratando de encontrarte defectos. Tienes que vigilar todo lo que dices delante de ellos porque cada palabra puede ser utilizada en tu contra”.

“La cuestión es que este es el tipo de servicio en el que no pasa nada”, agregó. “Y la única manera de hacer carrera y promocionarse es contarlo a los demás”.

Obligado a proteger a un belicista

Esa cultura fue un problema particular para Brizhaty cuando los tanques de Putin cruzaron las fronteras de Ucrania.

Brizhaty, que no se imaginaba que se trataría de una invasión a gran escala (a pesar de que todos a su alrededor la llamaban una “operación militar especial”), presentó su renuncia el mismo día. 

Fue destrozado y “tirado a la basura”, de acuerdo con él.

“Me dijeron que mi posición pacifista podría dar lugar a un arresto y terminar en prisión durante unos ocho años”, agregó.

Estuvo bajo tal presión que incluso el psicólogo que contactó pasó información de sus sesiones privadas directamente a sus superiores.

Finalmente, Brizhaty encontró un detalle que le permitió irse: su esposa encontró un trabajo en el extranjero y él pudo acompañarla a Ecuador.

No obstante, en las semanas previas, estuvo bajo una inmensa presión para renunciar a su manera de pensar, lo que lo obligó a permanecer en silencio mientras elaboraba un plan secreto para salir. 

Ahora en el exilio, Brizhaty dijo que el muro de tres metros de altura que rodea el palacio de Olivye es un potente símbolo de la división entre Putin y el pueblo ruso.

“Él trabaja para el pueblo y debería trabajar por los intereses del pueblo”, afirmó. “No debería protegerse contra su propio pueblo”.

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