• La música popular respondió a lo vivido en la Segunda Guerra Mundial, y las canciones navideñas fueron las que mejor expresaron el dolor.
  • En aquella época la letra de algunas canciones era tan melancólica que tuvieron que modificarse para no bajar la moral.
  • Las canciones navideñas ayudaron a mandar un mensaje esperanzador en Estados Unidos, lejos del derrotismo.
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Esta semana hace 80 años, Judy Garland entró en un estudio de MGM y grabó “Have Yourself a Merry Little Christmas” por primera vez. La canción fue escrita para el musical Meet Me in St Louis (1944), del cual solo una parte está ambientada en Navidad.

Pero no importa: su música y letra de Hugh Martin han llegado a representar el epítome de las clásicas canciones navideñas.

Esta semana se conmemora que hace 82 años fue el bombardeo de Pearl Harbor que llevó a Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial. 16 millones de estadounidenses se alistaron en las fuerzas armadas y muchas mujeres estadounidenses respondieron a la campaña de Rosie la Remachadora incorporándose a sus lugares de trabajo por primera vez

La vida familiar cambió profundamente: había una sensación de desplazamiento, ausencia y pérdida.

La música popular respondió con canciones de guerra convencionales (como “Praise the Lord and Pass the Ammunition” de Frank Loesser de Guys and Dolls). No obstante, las canciones navideñas fueron la que expresaron mejor el dolor.

Irving Berlin añadió “White Christmas” a la partitura de su película Holiday Inn de Bing Crosby en 1942. Había escrito borradores del sencillo un par de años antes.

Sin embargo, ahora su primera línea, que evocaba festividades nevadas “como las que solía conocer”, era el perfecto sentimiento que tocó fibras sensibles en una nación receptiva a la idea de un pasado nostálgico, en lugar de un presente frágil.

Las canciones navideñas son una cuestión de moral

Un año después, Crosby grabó “I’ll Be Home for Christmas”, una canción de Walter Kent y Kim Gannon que aborda explícitamente el espíritu de la época.

Tiene la forma de una carta de un soldado que le escribe a su familia. El tenso optimismo de la primera línea (“Estaré en casa para Navidad”) da paso a una lista de objetos cliché de la temporada (nieve, muérdago, regalos en el árbol) antes de la línea final (“aunque solo sea en mis sueños” ) que aborda la verdad: era poco probable que sucediera.

El sentimiento era tan acertado que la BBC prohibió la transmisión de la canción, temiendo que pudiera bajar la moral.

No obstante, fue “Have Yourself a Merry Little Christmas” la que mejor aprovechó la sensación de los inviernos en tiempos de guerra. 

Irónicamente, la letra original de Hugh Martin para la canción era tan drástica que no había manera de que pudiera ser lanzada a un país en duelo colectivo. Decía: “Que tengas una feliz Navidad, puede que sea la última. El año que viene todos viviremos en el pasado”.

Garland y el director Vincente Minnelli estuvieron de acuerdo en que parecería un monstruo si Esther, el personaje de Garland, le cantara esas palabras a su hermana mucho menor Tootie (Margaret O’Brien) en un momento de malestar.

Por lo tanto, Martin las modificó por: “Que tengas una feliz Navidad, haz que la Navidad sea alegre. De ahora en adelante nuestros problemas estarán a kilómetros de distancia”.

Y mientras que la original decía que “los amigos fieles que nos son queridos ya no estarán cerca de nosotros”, la versión final se modificó por convirtió en “una vez más”.

Estados Unidos necesitaba la intensidad de un mensaje esperanzador transmitido entre lágrimas (como en la actuación de Garland en la cinta), no el derrotismo. 

Sin embargo, la frase final de la canción expresa que tan cerca de la superficie estaba la separación de la familia en noviembre de 1944, cuando se estrenó la película: “Algún día, pronto, estaremos todos juntos, si el destino lo permite. Hasta entonces tendremos que salir adelante de alguna manera”.

Reescribiendo clásicos

Pocos estarían en desacuerdo con que la interpretación original de Judy Garland de la canción en “Meet Me in St Louis” es definitiva. Pero 13 años después, Frank Sinatra solicitó algunos ajustes en la letra de su álbum navideño de 1957, A Jolly Christmas.

Cuando Sinatra lanzó su álbum, Dwight D. Eisenhower estaba en el cargo. El presidente era un héroe de guerra y su mantra era “el pesimismo nunca ganó ninguna batalla”.

Así, la versión musical de Sinatra de una Navidad norteamericana de la década de 1950 era más firme y menos conmovedora. Para él, Martin reemplazó la frase sobre “salir del paso” por una nueva y neutral: “Cuelga una estrella brillante en la rama más alta”. 

Incluso cambió “Algún día pronto estaremos todos juntos” por “A lo largo de los años todos estaremos juntos”, eliminando el impredecible del futuro en “algún día”.

Después de que Sinatra borrara el espíritu emotivo de tiempos de guerra del original, las versiones posteriores de la canción a menudo optaron por lo alegre (Ella Fitzgerald, 1960), lo exuberante (The Carpenters, 1978) o dramático (The Jackson 5, cuya versión de 1970 casi suena como un sencillo de James Bond) tonos.

Es sorprendente que en el siglo XXI, varios artistas destacados que no están asociados en absoluto con las clásicas canciones navideñas estadounidenses regresen a la sensación más triste de sus versiones originales.

De hecho, las versiones de ColdplaySam Smith y Phoebe Bridgers son casi más sombrías que las de Garland: música frágil para un mundo frágil.

Este artículo se publicó originalmente en inglés.

* The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.

* Dominic Broomfield-McHugh es profesor de musicología de la Universidad de Sheffield.

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