• La industria de la moda genera el 8% de los gases de efecto invernadero y es responsable del 20% del desperdicio de agua a nivel mundial, de acuerdo con la ONU.
  • Para reducir la huella de carbono de los vestidos de novia, Lina ofrece modelos de segundo uso en perfectas condiciones, al 50% de su precio original.
  • Paulina Tamés fundó Lina con la intención de fomentar las compras conscientes y crear una comunidad de mujeres que ponga su granito de arena para el bien de la humanidad.

Casarse es una decisión consciente, pero ahora también lo puede ser en términos medioambientales. Ya que el mundo debe reducir 45% las emisiones a 2030, y que la industria de la moda genera el 8% de los gases de efecto invernadero, optar por vestidos de novia de segundo uso es un acto de amor con el planeta.

A partir de esa premisa nació Lina, un proyecto que busca romper paradigmas y fomentar una cultura sostenible. Para ello, crea una nueva relación entre mujeres. Une a aquellas que ya se casaron y no quieren tener su vestido de novia guardado en el clóset, con quienes están por celebrar su boda y buscan una opción rápida y accesible para conseguir el vestido de sus sueños.

“La idea del proyecto surgió cuando me casé. Tenía mi vestido de novia y no sabía qué hacer con él. Lo intenté vender en Facebook y en grupos de WhatsApp, y me di cuenta de que se necesita un intermediario. Encontré algunas páginas en internet en Estados Unidos, pero ninguna que me diera confianza”, relata Paulina Tamés, fundadora de Lina.

Así, en 2019 Paulina reunió vestidos de sus primas, amigas y conocidas, y abrió un showroom en el cuarto de visitas de su casa. En poco tiempo el espacio le quedó chico y se mudó. Actualmente, Lina tiene una oferta de más de 100 vestidos y se ubica en una casa en Tecamachalco, adonde se dan cita las futuras novias.

“Se me hace muy romántica la idea de guardar tu vestido para ver si una hija o nieta lo usan, pero la verdad es que eso difícilmente sucede —comenta Marene Del Hoyo, quien el año pasado se integró al negocio como socia—. Qué mejor que alguien más le dé una segunda vida”.

Marene Del Hoyo y Paulina Tamés. Cortesía

Una cita con vestidos de novia preamados 

Compañeras de la carrera de Negocios Internacionales en la Ibero, Paulina Tamés y Marene Del Hoyo realizan una minuciosa curaduría de los vestidos de novia usados que les ofrecen. Revisan que estén en perfecto estado, pues no deben distinguirse de uno nuevo. 

“Cuando las novias vienen acompañadas de la abuela o la mamá, llegan un poco escépticas. Por eso es vital tener un espacio físico donde puedan probarse el vestido —dice Marene—. Tratamos de tener toda la variedad de estilos para que siempre encuentren algo que les guste”.

Para asistir al showroom de Lina se requiere hacer cita. Paulina y Marene reciben a las novias en un ambiente acogedor, vintage, y les dan dos horas para probarse todos los modelos que les gusten. Cualquier ajuste que sea necesario queda listo en una semana.

“Hemos tenido comentarios muy positivos. El boca a boca ha sido lo que más nos ha ayudado —puntualiza Paulina—. Todos los vestidos están al 50% como mínimo; tenemos descuentos de hasta el 70%, y muchos modelos siguen en tienda. Eso les da valor agregado”.

Los vestidos se entregan con un mensaje de la dueña anterior. Así, no sólo se adquiere un vestido con un impacto positivo en el medio ambiente, sino un “something used” cargado de buena energía.

Lina. Cortesía

En Lina también hay tocados, velos y zapatos. Ha sido tal su éxito, que ya no pueden aceptar más vestidos de novia de segundo uso en su showroom. Por ello, el siguiente paso del negocio es una plataforma online con un catálogo más extenso.

“Ya tenemos el renombre, la cartera de clientes; ya estamos posicionadas. La gente podrá ver los modelos en línea y si el que les interesa no está en el showroom, podrá coordinar una cita con la dueña del vestido para probárselo”, explica Marene.

En romance con el medio ambiente 

Un informe de la Fundación Ellen MacArthur sobre sostenibilidad estima que la industria de la moda crecerá 63% al 2030. Ello supondría un aumento de más de 60% en emisiones contaminantes.

Para frenar esta tendencia, las prendas de segundo uso son la mejor alternativa. Se calcula que duplicar el tiempo de vida útil de una pieza de ropa reduce 44% de los gases de efecto invernadero que produce el sector.

“Estudié una maestría en Medio Ambiente y Sustentabilidad; soy muy consciente en ese sentido —comenta Marene—. La huella de carbono de un vestido de novia es muy grande si comparas su tiempo de vida con todo lo que requirió confeccionarlo”.

De esa forma, el camino al altar puede ser cada vez más ecológico. La misión de Lina es normalizar la idea de que la moda puede ser sostenible incluso tratándose de vestidos de novia. Su intención es fomentar una comunidad que apoye las compras conscientes, que sus clientas se sientan parte de un movimiento que pone un granito de arena para el bien de la humanidad.

“El mayor reto es justo el cambiarle el chip a las personas sobre los vestidos usados. Transmitirles que no tiene nada de malo, que es una decisión más inteligente y que es lo que tenemos que hacer hoy”, asegura Paulina. 

Si bien en Lina hay algunos vestidos nuevos, estos provienen de tiendas que tuvieron que cerrar por pandemia o de novias que por la misma razón se vieron obligadas a cancelar su boda o hacerla más íntima. Sin embargo, se venden al 50%.

“Aunque los vestidos son nuevos, ya están hechos, entonces igual contribuyes a disminuir su huella de carbono. No queremos que se queden como basura, como inventario perdido”, señala Marene.

Lina. Cortesía

En los casi dos años de vida de Lina, para Paulina el mayor aprendizaje ha sido encontrar a Marene como socia, porque dos mentes piensan mejor que una y juntas persiguen el mismo sueño.

Su consejo para las mujeres emprendedoras es que se atrevan. “A veces sientes que tienes que tener todo perfecto para aventarte. Pero no, hay que dar el paso y en la marcha vas aprendiendo. Al final lo acabas haciendo perfecto”, concluye Paulina.

AHORA LEE: Los diseñadores emergentes mexicanos se ocupan de la sustentabilidad con sus creaciones —la Canaive se prepara para Intermoda en enero

TAMBIÉN LEE: Una montaña de ropa sin vender de las tiendas de moda rápida se acumula en el desierto chileno

Descubre más historias en Business Insider México

Síguenos en FacebookInstagramLinkedInTwitter YouTube